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CRÍTICA | VIAJO SOLA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La huésped misteriosa

Maria Sole Tognazzi una sobria miniatura que esquiva la tentación de domesticarse como comedia romántica

Margherita Buy, en una imagen de 'Viajo sola'.
Margherita Buy, en una imagen de 'Viajo sola'.

Al final de cada una de sus misiones profesionales, una inspectora de hoteles de lujo rellena una serie de formularios para evaluar si los servicios que ofrece el establecimiento en cuestión están a la altura de su categoría. La temperatura a la que se sirve una sopa o la sonrisa del botones son, en ese contexto, datos significativos y reveladores: unidades de medida objetivas para la comodidad. En ninguno de esos formularios se habla de la melancolía, soledad o desconexión existencial del cliente. Tampoco de si la hostelería cura males anímicos. A partir de este contraste —que, de hecho, podría haber sido un buen punto de partida para Antonioni—, Maria Sole Tognazzi, hija del añorado Ugo Tognazzi —entre otras cosas, legendaria mitad de la gloria satírico-farsesca de Monstruos de hoy—, ha construido en Viajo sola una sobria miniatura que esquiva la tentación de domesticarse como comedia romántica, pero no logra evitar sobreexplicar sus subtextos en el tramo final, rebajando el alcance de un conjunto por lo menos notable.

Con la complicidad de dos guionistas con tan sólidos créditos a sus espaldas como Iván Cotroneo Yo soy el amor (2009)— y Francesca Marciano —Tú y yo (2012); Miel (2013)—, Tognazzi propone un complejo retrato femenino flanqueado por un entorno familiar y afectivo libre de arquetipos: el de la inspectora de hoteles Irene Lorenzi —interpretada por una controladísima y muy sutil Margherita Buy, que recibía por este papel su sexto David de Donatello—, mujer de mediana edad que no tarda en descubrir que la vida independiente que se ha construido a medida no deja de estar sustentada en el simulacro. Un personaje mucho menos disfuncional y patológico en sus estados carenciales de afecto que el que imaginó Anne Tyler en su novela El turista accidental y que encarnó William Hurt en esa adaptación cinematográfica de Lawrence Kasdan, que, de hecho, podía hacer pensar en un antonioni de multisalas. La mirada de Tognazzi recorre los decorados, teñidos de tonos otoñales, por los que discurre la falsa vida de su heroína con distante elegancia, pero necesita sacarse a un personaje de la manga —atractivo, eso sí: la antropóloga en tránsito— para asegurarse de que su mensaje llegue a destino.

VIAJO SOLA

Dirección: Maria Sole Tognazzi.

Intérpretes: Margherita Buy, Stefano Accorsi, Fabrizia Sacchi, Gian Marco Tognazzi.

Género: drama. Italia, 2013

Duración: 85 minutos.

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