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La zambra gitana muda de piel

El 'reggaeton', la salsa y la rumba se han impuesto entre los jóvenes flamencos

Amelia Castilla
Luna del Alba, en el centro de la foto, celebra su 14 cumpleaños, con familiares y amigos, en las afueras de Sevilla.
Luna del Alba, en el centro de la foto, celebra su 14 cumpleaños, con familiares y amigos, en las afueras de Sevilla.Alejandro Ruesga

¡Ay! hasta las fiestas gitanas han cambiado de ritmo. El reggaeton, la salsa y la rumba se han impuesto entre los jóvenes flamencos. Aunque se siguen rompiendo la camisa como expresión máxima de alegría —tal y como cantaba Camarón—, se mata un cochino para asarlo a la parrilla, se acompaña de un buen potaje con bacalao, regado con cerveza fresca, resulta que ahora en las celebraciones de bodas, bautizos o cumpleaños ya no se baila por tangos o bulerías hasta que clarea el alba. Si acaso al final, muy al final, se imponen los mayores, pero hasta esa hora viejuna los jóvenes toman la pista y eligen. Suena música en directo, compuesta ex profeso para el evento, con los nombres de los festejados y las cualidades familiares del homenajeado, o se recurre a un dj contratado para el evento pero con la misma banda sonora. Para el recuerdo queda la grabación de la fiesta a elegir en versión digital o analógica.

Luna del Alba, la hija pequeña del guitarrista Raimundo Amador, es la consentida de la casa. Su fiesta de 14 cumpleaños se celebró por todo lo alto, en una casa de campo, cerca del barrio sevillano de Bellavista, en una urbanización conocida como ¡Hermandad del Santísimo!. Pegada a la finca del guitarrista, su vecino de parcela ha levantado una casa diseñada más para el entorno paisajista de los Alpes que el de las marismas del Guadalquivir. Antonia, madre de la homenajeada, controla personalmente el punto de los guisos. Desde bien entrada la mañana, bajo un tórrido sol sevillano, ella y su esposo Raimundo supervisan todo el operativo: de la matanza del cochino se encargan unos especialistas y en camiones fueron llegando los barriles de cerveza y las sillas de tijera para los invitados. Las mesas con mantel blanco quedan alineadas frente a la pista de baile, a la espera de los invitados, pegadas a la mesa de sonido y a los bafles tamaño discoteca.

Manuel Molina le canta a Carmen Amador, mientras su padre Raimundo le acompaña a la guitarra.
Manuel Molina le canta a Carmen Amador, mientras su padre Raimundo le acompaña a la guitarra.Nico Salas

De las furgonetas, aparcadas en el camino de tierra, bajan los invitados; entre los hombres mandan las camisas negras pero las señoras lucen vistosos trajes ceñidos, de tejidos brillantes, y sin asomo de complejo por el exceso de kilos; las más previsoras portan atuendos de repuesto para cambiarse a medida que avance la juerga. Entre las joyas, algo de quincalla y mucho oro en cadenas, anillos y pendientes. Todo muy lúcido, pero lo mejor estaba por llegar. Se suelen usar coches de caballos y automóviles antiguos pero Luna del Alba viaja en una limusina rosa fucsia con un traje del mismo tono y tacones de vértigo. Llega con sus hermanas mayores y sus 10 sobrinos. Con la barbacoa aromatizando el paisaje, saltan a la pista los niños. Toñi, la mayor con apenas 10 años, baila con una amiga sin parar y a compás mientras el cuerpo aguanta. En la pista mandan las mujeres, da igual que la nueva fusión salsa-flamenca suene como el chunda-chunda de las verbenas populares, ellas lo bailan por tangos o bulerías sin que desentone.

El reggaeton, la salsa y la rumba se han impuesto entre los jóvenes flamencos

Grabándolo todo desde el principio Pedro Molina, conocido como “payo Pedro”. “Antes todo se hacía al ritmo de las palmas y un coro; la novia o la anfitriona sacaba a alguien a bailar y se iban rotando, pero la fiesta cambió cuando hicieron su aparición el piano y la batería”, cuenta el fotógrafo. Lleva 35 años rodando fiestas gitanas y en su archivo guarda más de 6.000 bodas. Su éxito, siendo “castellano” o “gachó”, va asociado a su discreción y respeto por las costumbres ajenas. Por su cámara han pasado hasta tres generaciones; apalabró la boda de Farruquito y la del hijo de Camarón pero después no cuajaron. Sin embargo, hace más de tres décadas filmó la boda de Rafaelillo, hermano de Raimundo y alma de Pata Negra. “Entonces las bodas duraban tres días sin parar, pero la crisis las ha reducido en algunos casos a una jornada”. Sabe lo que significa romperse la camisa de alegría y sentimiento cuando exhiben el pañuelo manchado en sangre como prueba de la virginidad de la novia.

Raimundo Amador rodeado de tres de sus hijas y dos de sus nietos.
Raimundo Amador rodeado de tres de sus hijas y dos de sus nietos.Pedro Molina

Sobre la nueva fusión flamenca, payo Pedro no quiere opinar. Tampoco Raimundo: “A ver quién es el guapo que les dice a los jóvenes lo que tienen que escuchar”. Y con razón. A saber lo que pensaba su padre, el guitarrista Luis Amador, cuando vio a su hijo tocando por Jimmy Hendrix o subido a un escenario dándole al blues con BB King. Como descripción de los nuevos ritmos quizás sean suficientemente elocuentes las palabras del cantaor Manuel Molina: “Suena como si reprodujera amplificado el sonido de una tos”. Cosas de mayores.

Para el recuerdo queda la grabación de la fiesta en versión digital o analógica

En esta rumba con toque latino brillan Los Yumay, una banda de la barriada sevillana de las Tres Mil Viviendas. De ellos se cuenta que son los “innovadores”. Su cantante, Horacio Silva, de 37 años, dejó los estudios a los 16 y después de darle muchas vueltas a varias profesiones encontró una salida como cantante y compositor. Con ello mantiene a su familia desde hace más de una década. “No me puedo quejar”, aclara por teléfono desde el estudio donde ensaya con el grupo. Horacio compone las letras. “A los organizadores de la fiesta los cito en el estudio y me cuentan de qué se trata; lo primero son los nombres del anfitrión y luego la historia, con primos y tíos incluidos y, a partir de ahí, ponemos la música”. Enrique Salazar, el guitara de la banda y responsable de la música, añade que lo mismo se van hacia el reggaeton que hacia la salsa o el flamenco. Luego lo cuelgan en Internet. “Muchos lo cogen de ahí y lo van pinchando por España, pero sin pagar derechos de autor”. Naturalmente carecen de sello discográfico y hasta ahora no han salido del ámbito gitano. Para buscar algunas de sus composiciones basta clicar en LakelyRecords donde hasta ahora han subido 78 temas. En una de las letras se escucha: “El Curro es un buen gitano, de los que luchan por su casa para que siga adelante y no se mete con nadie, es un flamenquito bueno. La dueña de su jardín es la Loli…”. Esta última frase sirve como estribillo. Entre los mensajes que dejan los receptores de estos sonidos se lee este firmado por DJ Miguel Te Pone a GoZar: “Bueno primikoooo aki te dejo un comentario pa decirte que suves unos temazosss y todos los que vallas suviendo tu los are yo en remix valeee buenooo primooo nos bemos si llevas msn me gustaria k me lo daras si no es molestia graciasss”. Lo suyo, si hay dinero, es que los temas se interpreten en directo. En ese marco se barajan cifras que oscilan entre los 500 euros por todo el paquete hasta "pagar los gastos que vale el estudio y un regalito". La versión dj resulta más económica.

En los buenos tiempos se contrataba a artistas como Niña Pastori o Parrita, pero la crisis sigue sin tocar fondo. Como la fiesta de Luna del Alba. Los bebés ya duermen arropados en brazos de sus madres y las bailaoras se han desprendido de sus plataformas. Es el momento de arrancarse por bulerías. A la guitarra Raimundo Amador, Manuel Molina al cante y Carmen, hermana de la homenajeada, rasgando la noche. La tradición ha vuelto.

Música hasta el alba

La fusión de reggaeton, la salsa, la rumba impera en las fiestas flamencas en las que se celebran bodas, bautizoso cumpleaños. La pista es de los más jóvenes y ellos deciden la música.

Con suerte, los mayores lograrán imponerse al alba para bailar por tangos o bulerías, como manda la tradición.

En la rumba con toque latino brillan Los Yumay, una banda de la barriada sevillana de las Tres Mil Viviendas, cuyo cantante es Horacio Silva. De ellos se cuenta que son los "innovadores" del género.

Para las fiestas se realizan composiciones personalizadas con los nombres de los festejados y luego se mete la música. El directo se conjuga con la actuación de dj con la misma banda sonora que se ha compuesto para el evento.

Para buscar algunas de las composiciones del grupo Los Yumay basta clicar EnLakelyRecords donde hasta ahora el grupo ha subido 78 temas.

En la pista mandan las mujeres, aunque la nueva fusión salsa-flamenca suene como el chunda-chunda.

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