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De copas con Tutankamón

La Arkestra de Sun Ra retorna tres décadas después al Jazzaldia

La Arkestra de Sun Ra, en un momento de su actuación en la plaza de la Trinidad de San Sebastián.
La Arkestra de Sun Ra, en un momento de su actuación en la plaza de la Trinidad de San Sebastián.JUAN HERRERO (EFE)

El primer músico de jazz se llamaba Tutankamón. Yo lo sé: era mi amigo”. Uno le tenía delante y llegaba a pensar que era algo del desayuno, que le había sentado mal. Pero no. Sun Ra era real como la vida misma, con la diferencia de que había nacido en Saturno hace unos cuantos miles de años y, solo por casualidad, se había reencarnado en el ser de carne y hueso llamado Herman Blount, un 22 de mayo de 1914. “La gente dice que soy ese Blount”, le soltaba a uno, “pero yo a ese no lo conozco. Yo soy un ser celeste”.

De haber vivido, el Sun Ra terrenal hubiera cumplido este año los cien, motivo más que suficiente para recordarle a través de su Arkestra, versión cósmica de las orquestas de jazz convencionales, que Marshal Allen (o Allan) ha vuelto a reunir. Y aquí estaban, 30 años después de su anterior visita al festival donostiarra; unos 20 músicos, dos bailarinas y alguno que pasaba por allí y se quedó.

¿Cómo explicar a Sun Ra a quien nunca vio a Sun Ra?.

Empezando porque Sun Ra era su música, su presencia y su doctrina, las tres cosas por separado y juntas. Sin una de las tres, lo que se tiene es la imagen de Sun Ra, pero no a Sun Ra. Y eso es, precisamente, lo que tuvimos la pasada noche del sábado en el Heineken Jazzaldia. El mismo lamé, las mismas túnicas iridiscentes; los mismos tocados; las mismas versiones de Sometimes I´m happy y Deep Purple, grabada por el pianista en sus comienzos como Herman Blount, cuando trabajaba acompañando al violinista Stuff Smith. La máxima expresión de lo kistch, a medio camino entre el free jazz y Carmen Miranda.

Afines y desafines

Un festival de veteranos: Marshall Allen, 90 años; Muhal Richard Abrams, 83; Toshiko Akiyoshi,84…

Bobby McFerrin, gran decepción de una edición marcada por el tiempo cambiante.

Un año más, Chick Corea colgó el "No hay billetes".

El número de asistentes iguala al de 2013, salvo en la jornada inaugural.

Que Marshal Allen (o Allan) es el sucesor natural de Sun Ra, nadie lo discute. Noveno en el ranking de jazzistas más longevos en activo publicado por la revista digital aboutjazz.com., el anciano saxofonista se muestra en un estado de forma impropio de su edad provecta. De su trabajo fuera de la Arkestra —con James Moody, Olatunji y/o Bill Dixon— apenas hay noticia ni registro sonoro. Allen-Allan es a Sun Ra lo que las fresas a la nata. No se entiende al uno sin el otro.

¿Qué queda de la antigua Arkestra de Sun Ra? Difícil saberlo. Uno ve a quienes un día formaron parte de la misma, y quienes les han venido a sustituir, y echa en falta algo. Como si lo que está viendo y escuchando fuera un reflejo antes que la realidad misma. Entiéndalo el lector: la Arkestra era mucha más que una orquesta con otro nombre; una auténtica experiencia comunitaria que envolvía la vida personal de quienes la integraban tanto como su labor profesional. Eran muchos los rumores que corrían en torno a los extraños habitantes de la casa deshabitada de Filadelfia. Sus descendientes en la Arkestra, hoy, han sido contratados para recorrer el mundo tocando los viejos himnos galácticos, disfraces incluidos. Falta el alma, la esencia. Y falta Sun Ra, claro.

La actuación termina como mandan los cánones intergalácticos, con los miembros de la Arkestra recorriendo el patio de butacas de planeta en planeta, ¡alehop!, saltito y vuelta a empezar. Es solo rock'n'roll, pero nos gusta.

A la salida, una mesa con los viejos discos Saturn en su versión en CD, con sus bonitas portadas y todos los detalles en torno a quién, cuándo y dónde se grabaron. Nada que ver con los elepés originales en negro sobre negro, sin información ni dibujos de tipo alguno; el depósito legal y la dirección: “5626 Morton Streel Philadelphia Pa. 19144”. Los tiempos han cambiado, incluso para los seres de las otras galaxias.

Llegado este punto, el lector se preguntará si es que todo fue Sun Ra en la jornada del sábado del Jazzaldia. Y no. Está Sun Ra, y uno sólo escribe de Sun Ra, pero eso no significa que no hubiera otras cosas. Por ejemplo, la canadiense Orchestre d'Hommes-Orchestres interpretando a Kurt Weill; o Dave Holland, tan rotundo como en él es costumbre, con su nuevo cuarteto Prism; o la octogenaria Toshiko Akiyoshi en cuarteto, con su marido, Lew Tabackin, celebrando el premio que le ha otorgado el festival, con un concierto ciertamente memorable a Kursaal medio lleno, o medio vacío, depende de cómo se mire. Para algunos, lo mejor que se ha escuchado hasta ahora en la 49ª edición del festival. No seré yo quien les lleve la contraria.

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