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cámara oculta
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Aúpa Argentina

Algunos argentinos se quedan con lo peor de sí mismos; también de su cine, a pesar de la calidad de sus filmes

De igual manera que la aparatosa derrota de Brasil frente a Alemania ha sumido a los brasileños en una depresión de consecuencias que se vaticinan graves, la victoria de Argentina sobre Holanda y la consecuente posibilidad de que obtenga el domingo la Copa del Mundial como equipo vencedor debería imprimir optimismo a los argentinos. No es esta una crónica sobre el mundial de fútbol, a lo que quiero referirme es a que, como los españoles, algunos argentinos suelen tender a quedarse con lo peor de sí mismos; también de su cine, a pesar de la bondad que se reconoce a muchas de sus películas en otros lugares del mundo. Allí, igual que aquí, se quejan de que haya películas que no se estrenan aunque disfruten de ayudas oficiales, y de que no todas las que lo consiguen logren en taquilla recaudaciones importantes.

Se ruedan demasiadas películas al año, declara, por ejemplo, la productora argentina Lita Stantic, que cree que las películas malas no deberían llegar a la gran pantalla. Ella misma, que ha producido películas muy notables, tiene en su haber otras que resultaron fallidas. Ese es el riesgo, como bien debe saber. De la misma forma que la selección de fútbol argentina ha tardado 24 años en volver a figurar en la final del Mundial del Futbol, no se pueden rodar películas geniales o taquilleras cada día. Ni en Argentina ni en España ni en ningún otro lugar del mundo. Ni siquiera en Francia, que es el ejemplo al que recurren con frecuencia los cineastas españoles.

Los matices son distintos en cada país. En el nuestro las protestas suelen nacer de motivaciones políticas -hasta el punto de que el mismísimo ministro de Hacienda se atreve a opinar sobre la calidad del cine español al que, por otra parte, hunde con pertinaces restricciones económicas-, además de por el volumen de la producción anual, que por otra parte está notablemente mermada precisamente por las impulsos de Montoro. Sin embargo, hay que rodar más películas para que puedan surgir obras importantes.

Frente a las opiniones de Lita Stantic, otro productor argentino, Eugenio Zanetti, recién convertido en director, opina que “hoy se realizan una enorme cantidad de filmes al año y es muy valioso que exista esa posibilidad, para jóvenes y no tan jóvenes cineastas, actores y artistas”; luego opina que como contrapartida llega al cine gente menos preparada que en otras épocas. O dispuesta a hacer películas con cuatro cuartos a base de no pagar a nadie. Pero esa es otra historia.

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