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EN PORTADA / REPORTAJE

Por fin un libro y la tarde por delante

Escritores, editores y libreros opinan y responden: en verano se lee de otro modo y con más tiempo

Ana Lorite
Jo McRyan (Getty images)

Escritores, editores y libreros coinciden: la lectura encaja bien con el verano. Lo que distingue al periodo estival es la forma de leer, sin la tiranía de las restricciones temporales. Es el momento de leer más, de “leer de seguido”, en palabras de Enrique Redel, editor de Impedimenta, y de rescatar lecturas que han quedado apartadas durante el año por falta de tiempo. “Si algo diferencia la lectura de verano y de invierno es el hecho de disponer de más tiempo por delante, de tener más tiempo de reflexión, demora, delectación”, afirma la autora Marta Sanz. Además, en verano uno suele conectarse menos a la Red, por lo que cuando se atrapa un libro, "no se suelta fácilmente”, dice el escritor y editor Javier Aizpietia.

Para el lector habitual, no cambian los hábitos pero sí la dedicación. Según Esther Aizpuru, responsable de la empresa de servicios editoriales Esaldia, a excepción de las guías de viajes y de turismo, el lector elige el mismo tipo de libros durante todo el año. Lecturas apartadas por no encontrar el momento adecuado, deberes incumplidos y asignaturas pendientes, obras más densas o más reposadas son las apuestas de los escritores Luisgé Martín, Jorge Eduardo Benavides y Antonio Orejudo.

“Preparo mis libros de verano largamente, como si fueran un regalo”, dice la escritora Clara Obligado. Es el momento perfecto para enfrentarse a “himalayas” de la literatura, definición de José María Guelbenzu de las grandes obras, de “leer libros gordos: son fechas ideales para el libro de memorias o para los diarios, cosas más extensas que ahora tienes tiempo de echarte a los ojos sin temor al tamaño. Porque el tamaño, en esto de la lectura, sí importa”, bromea el editor de Rey Lear, Jesús Egido. Es tiempo de disfrute, dice Sigrid Kraus, cuya editorial, Salamandra, apuesta en la época estival por libros más extensos: “Leer continuado cada día es un placer”.

¿Es el entretenimiento la marca del verano? Según Redel, pensar en la lectura veraniega solo como evasión o entretenimiento es un tópico. Manel Martos, editor de RBA, dice que, a pesar de que existe entre editores y libreros “la esperanza cíclica en una ‘campaña de verano”- novelas fáciles de leer, clásicos recuperados, ediciones de bolsillo-, en verano se compra y se lee igual, independientemente de la temperatura, “del salitre y de la arena de las playas”.

Aizpuru nos invita a reflexionar sobre la definición de entretener -“distraer a alguien impidiéndole hacer algo” y “hacer menos molesto y más llevadero algo”- y plantea la necesidad de indagar sobre el significado de que un lector adulto pida ser entretenido, es decir, "exija no ser molestado ni puesto en alerta sobre nada”, algo que según la experta puede comprenderse cuando la gente se encuentre inmersa en una rutina frustrante y busque medios de evasión, "pero parece un concepto al menos contradictorio con el ocio veraniego".

¿Qué se edita en verano?

La mayoría de las editoriales no suele publicar libros "especiales" en verano (como sí se hace en Navidad o en la Feria de Libro) y prefiere contemplar su catálogo como una opción abierta a todo el año, centrarse en redescubrir a sus lectores o confiar en su inercia. Sigrid Kraus afirma que la situación está mejorando poco a poco: "Hace cuatro o cinco años el verano era un agujero negro para los editores".

El Grupo Contexto, al que pertenece Periférica, ha lanzado la campaña "Reading Cocktails" con títulos ya existentes en su catálogo pero envueltos en un espíritu "más festivo", invitando a la lectura fuera de casa, en tránsito. Rey Lear acaba de publicar un nuevo caso de las andanzas del detective manchego Plinio, porque, según la opinión de su editor, Jesús Egido, la policíaca es novela veraniega.

Pero entretener también significa “divertir, recrear el ánimo de alguien” y las divergencias comienzan en cómo cada cual encuentra su recreo. “Siempre se ha dicho que el verano es un tiempo de literatura light y yo nunca he acabado de entender esa información. A quien solo lee un libro al año no se le puede pedir que sea Crimen y Castigo pero que lectores habituales admitan dócilmente que el verano es para leer novelas policiacas o cosas divertidas es, a mi juicio, una prueba más de la debilidad mental de los tiempos que vivimos”, afirma el escritor Luisgé Martín. 

Sin embargo, Antonio Méndez, de la Librería Méndez de Madrid, asegura que, según su experiencia,  en verano el público busca en general entretenimiento sin mayores complicaciones, “algo menos duro, menos amargo”. Y mientras muchos lectores se refugian en lo que el mercado ha llamado ómnibus -recopilación de varios títulos en un solo volumen-, en libros de moda en boca de todos o textos livianos (un error editorial, según Sigrid Kraus), Julián Rodríguez, editor de Periférica, defiende que son también muchos los que se acercan a clásicos que nunca leyeron antes o a la relectura de libros que en otro tiempo les hicieron felices. “El verano es entretenimiento, es ocio, es también leer. La novela es una opción muy elegida y parece normal que se lean novelas. Sin embargo también se puede leer un ensayo de historia, un libro de cuentos o un poemario. ¿Quién dice lo contrario?”, sostiene Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma.

Que en España no se lee mucho -aunque cada vez un poco más, según la última encuesta de hábitos de lectura del Ministerio de Cultura- y se vende más bien poco no es noticia. Hecho paradójico al que Redel da una explicación simple: la literatura gratuita y las descargas ilegales. Según el editor, los que leen, en verano leen mucho más, "pero durante esta estación, en general, y desde hace años, se lee muchísimo menos. O al menos se venden menos libros. En las librerías es temporada baja." No es el caso de la librería Luces de Málaga que en verano se nutre de turistas. Su encargado, José Antonio Ruiz de la Torre, dice que los meses de julio y agosto son muy buenos si se comparan con abril y mayo “que son muy malos”.  Y como todos los entrevistados, afirma que la tónica general se replica en verano. Ruiz de la Torre habla de “bibliodiversidad”: se vende poco de mucho. Novedades, libro de bolsillo, pero en lo que llevamos de estación “no hay nada que se venda espectacularmente”, excepto Bajo la misma estrella, de John Green, recién adaptada al cine.

Y es que, a pesar de lo dicho hasta ahora, un somero repaso a las listas de los libros más vendidos el año pasado y este demuestra, como dice el editor de Periférica, que la llamada “literatura de consumo” gana puntos aunque a él le guste pensar que muchos lectores se resisten a los impulsos del marketing y “cargan la maleta con libros atemporales y de alta (sea cual sea su formato) literatura”.

¿Qué leo en verano?

Marta Sanz (Madrid, 1967). Ganadora del Premio Ojo Crítico de Narrativa 2001 por Los mejores tiempos, acaba de publicar en Periférica No tan incendiario. "Leo el mismo tipo de libros todas la estaciones. Más allá de la importancia del género que se elija, lo importante son las estrategias que se aplican a la hora de leer: yo procuro hacerlo con sentido crítico, intentando aprender de lo que leo. Incluso cuando me enfrento a una novela de Agatha Christie o uno de esos best-sellers explicativos y reiterativos que suelen ser aburridísimos."

Luisgé Martín (Madrid, 1962). Autor de La mujer de sombra (Anagrama, 2012). Con La muerte de Tazdio obtuvo el Premio Ramón de la Serna en 2000. Los amores confiados quedó finalista del Premio Salambó de 2005.  "Este verano pienso hacer un intensivo de ensayo y de historia. Hobbes, los ensayos de Orwell y de Montaigne, Susan Sontag, Postguerra de Tony Judt, Gente peligrosa de Philip Bloom… También es cierto que los veranos no son como los de la infancia. Uno cree que cunden muchísimo y luego se pasan sin que haya dado tiempo a leer ni la mitad de lo programado".

Antonio Orejudo (Madrid, 1963). Premio Tigre Juan a la mejor novela del año por Fabulosas Narraciones por historias (1996) y XV Premio Andalucía de Novela con la obra Ventajas de viajar en tren. Su última novela es Un momento de descanso (Tusquets, 2011). "Lo que hago es intentar cumplir la lista de buenos deseos que he incumplido durante el año. Creo que me marcó para siempre que mi padre me obligara a hacer los cuadernillos de vacaciones. Desde entonces asocio el verano a lecturas por obligación, a deberes. Este verano me he propuesto rellenar alguna laguna pendiente como Manuel Chaves Nogales".

Clara Obligado (Buenos Aires, 1950). Premio femenino Lumen por su novela La hija de Marx. En 2012 ganó el Premio Setenil con El libro de los viajes equivocados (Páginas de Espuma). "Leo recomendaciones que acumulo a lo largo del año, un poco de picoteo, libros pendientes pero que no tienen otro objetivo que la lectura en sí, esa es mi dinámica veraniega. Este año me llevaré Bulevar de Javier Sáez de Ibarra y a Edna O'Brien, de quien ya leí una novela que me gustó."

Javier Aizpietia (Madrid, 1962). Autor de Hipnos, ganadora del Premio Hammett de Novela Negra en 1996 y de Nadie me mata (Tusquets, 2007), entre otras. Entre 1998 y 2004 fue subdirector de Lengua de Trapo, uno de los referentes de la edición independiente. "Este verano voy a leer cosas pendientes que me apetecen: Esopo, Teócrito (inencontrable, por cierto: me imagino que voy a ser el único tipo que lee en castellano que va a leer a Teócrito este verano) y todo Berceo, que por distintas razones me han entrado unas ganas locas de leer".

Jorge Eduardo Benavides (Arequipa, 1964). Ha publicado, entre otros, Los años inútiles (Alfaguara, 2002), El año que rompí contigo (Alfaguara, 2003) y La paz de los vencidos (Nocturna, 2014). Recibió el Premio Nuevo Talento FNAC en 2003. "La lectura estival está asociada con el ocio, el relax, los viajes, por lo que suelo apertrecharme de libros más reposados que combino con alguna (placentera) asignatura pendiente. Tengo dispuestos para este verano La caza de los intelectuales de César Antonio Molina, La mujer en la sombra de Luisgé Martín y Dissident Gardens de Jonathan Lethem."

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Sobre la firma

Ana Lorite
Jefa de Sección de la Unidad de Edición Integral, ha trabajado en diversas secciones del periódico, fundamentalmente como editora. Licenciada en Filología Hispánica por la Complutense y posgrado en Documentación Digital por la Pompeu Fabra, fue subjefa del departamento de Documentación del diario.

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