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Actitud relajada y ambigua

La laxitud y la androginia triunfan en la Semana de la moda masculina de París. Desde la decadencia de Haider Ackerman a la sencillez de Loewe

Carmen Mañana
Desfile de Dior en la Semana de la Moda de París 2014.
Desfile de Dior en la Semana de la Moda de París 2014.

Diluir las fronteras que existen entre el armario masculino y femenino puede ser un gesto tan reivindicativo como George Sand o tan provocativo como David Bowie. Pero lo que nunca será es algo nuevo. En la Semana de la moda de hombre de París, clausurada el domingo, fueron muchos los diseñadores que apostaron por las piezas andróginas. Un término que, en este caso, no funciona como sinónimo de minimalismo. Las batas floreadas de Valentino y Saint Laurent, las chaquetas con perlas firmadas por Ricardo Tisci o las túnicas presentadas por Loewe resultan perfectamente trasladables al guardarropa de la mujer. Ejercicio estético o estrategia de mercado para ampliar el nicho de compradores, estas colecciones primavera/verano no cambiarán el curso de la moda pero sí apuntan en una dirección más relajada. A diferencia de lo visto en la pasarela milanesa, que le precede a la gala en el calendario, el hombre parisino no persigue el traje perfecto sino que se recrea en un estilo laxo y hasta decadente.

El trabajo de Haider Ackermann constituye uno de los máximos exponentes de esta tendencia. El diseñador hizo desfilar a una suerte de bon vivants del glam rock recién salidos de la cama (después de haber caído sobre ella sin quitarse la ropa del día anterior). Su inspiración fue, según explicó a Style.com, Keith Richards. El hecho de que una de las propuestas más relevantes de la cita francesa sea una reinterpretación del estilismo que el Rolling Stone lleva luciendo décadas sobre el escenario habla por sí solo. Sobre la pasarela: pantalones amplios, fulares sin anudar y batines de seda china.

Hedi Slimane amplia para Saint Laurent la cartera de referentes musicales a Jim Morrison, Jimmy Hendrix y, por encima de todos los demás, el guitarrista de blues Steve Ray Voughan: flecos, ponchos hippies, un toque texmex y profusión de sombreros gauchos como el que coronaba a Clint Eastwood en Por un puñado de dólares. Si fuera el vestuario de una película sobre la escena psicodélica de los setenta merecería un Oscar. Según recoge WWD, las ventas de la casa francesa han aumentado un 27% en el primer cuatrimestre de 2014 gracias al realista –y discutido- estilo del diseñador francés. Ante estas cifras, las palabras sobran.

Propuesta presentada en la Semana de la Moda Hombre de París 2014.
Propuesta presentada en la Semana de la Moda Hombre de París 2014.

Lanvin también se suma al revival rock en una serie de piezas que miran a los rockabillies de los cincuenta desde los setenta. Este espíritu intencionadamente despreocupado, pero a medio camino entre lo bohemio y lo burgués –Bobo, que dicen los franceses- enhebra la propuesta de Maria Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli para Valentino. Los dibujos florales y abstractos definen su colección y se solapan entre sí reforzando la idea de dejadez en trajes pijama y amplios abrigos ilustrados como bodegones de caza. Los estampados vegetales también son importantes de cara a la próxima temporada para Hermés. Algo sorprendente teniendo en cuenta la querencia del cliente tradicional de la firma por la discreción. Su diseñadora Veronique Nichanian intercala pantalones y chaquetas sueltos y protagonizados por enormes orquídeas con piezas más neutras en tejidos de máxima calidad.

En las antípodas de la rigidez, pero mucho más cerca de una cala mediterránea se encuentra la colección con la que el británico Jonathan William Anderson se estrena como director creativo de Loewe, la casa fundada en Madrid en 1846 y propiedad desde 1996 de Louis Vuitton Moët Hennesy, el mayor grupo de lujo del mundo. El sucesor de Stuart Vevers busca crear una propuesta “fácil y con vocación de atemporalidad” pero emocionante. Para ello factura kaftanes, gabardinas de ante y una suerte de camisas-túnica de rayas con cuellos desestructurados. Piezas “pragmáticas”, sin género e igual de apetecibles para el hombre que para la mujer. Doblemente atractivas. Completan su trabajo un línea de maletas de viaje en piel y una serie bolsos puzle plegables y con el asa regulable. “Mi objetivo es convertir a Loewe en una marca global y que desde Estados Unidos a Rusia reconozcan su tradición artesanal, su creatividad y su herencia cultural”, explica el creador de 30 años.

Kris van Assche apuesta también por un armario fácil, aunque más obvio, para Dior Homme. Su trabajo resuelve la tensión entre el estilo deportivo y la sastrería por la vía de la náutica. Un camino de en medio que discurre paralelo al de la relajación sofisticada. Con Karl Lagerfeld y Haider Ackerman entre el público, presentó trajes de raya diplomática y chalecos de punto que sugerían una reinterpretación en clave años noventa de Retorno a Brideshead, una de las novelas que mejor ha sabido retratar a la aburrida, reprimida y extravagante clase alta británica durante el periodo de entreguerras. Los vaqueros rectos del diseñador belga se retrotraen dos décadas atrás y se postulan como una alternativa interesante -aunque difícil de digerir- a la dictadura del pitillo. Una propuesta, en cualquier caso, más coherente que la que Van Assche mostró bajo su propia firma.

Entre los que juegan con las claves tradicionalmente femeninas, Riccardo Tisci entra en la categoría de los menos sutiles. Si la primera parte de su desfile fue prescindible, la segunda resultaba imposible de ignorar. El director creativo de Givenchy paseó a sus modelos ataviados con pantalones, faldas, bombers y camisas con distintos estampados florales sobre los que había bordado perlas creando un efecto 3D. Nada que no hubiese hecho Miuccia Prada hace un par de temporadas. Un hecho que tampoco puede considerarse susceptible de crítica: en el mundo de la moda contemporánea existen pocas corrientes que no hayan sido inauguradas por la italiana.

Tampoco la colección masculina para la próxima primavera de Kenzo pasará a la historia de la casa por su originalidad. Quizá sí porque fue presentada a las orillas del río Sena bajo una lluvia torrencial. Pertrechados con paraguas transparentes los asistentes fueron testigos de cómo Carol Lim y Humberto Leon daban una nueva vuelta de tuerca a los códigos que han definido para la marca: estampados geométricos, sudaderas y hip hop.

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