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Nómadas urbanos

Este verano los diseñadores internacionales viajan alrededor del mundo para dar forma a una nueva tribu urbana, los nómadas

Carmen Mañana
Modelo de Givenchy
Modelo de GivenchyL'Estrop

Tejidos africanos, kimonos japoneses y plumas. La estética tribal toma de nuevo las calles este verano y amenaza con perpetuarse durante el invierno. Los estampados y abalorios protagonizan piezas de cortes sencillos. De Alexander McQueen a Zara. La tendencia más global, en cinco claves:

-¿Qué? El étnico es uno de los referentes estéticos más manidos de la historia textil contemporánea. Desde que Yves Saint Laurent presentase su colección africana en 1967, las evocaciones folclóricas han estado presentes en las pasarelas y, por ende, en la calle. Esta temporada, el revival huye de la literalidad para destilar toda la fuerza y el colorido tribal en prendas urbanas y versátiles.

Modelo de Valentino.
Modelo de Valentino.L'Estrop

-¿Quién? El malogrado Alexander McQueen confesaba que la revista National Geographic no solo era una de sus lecturas predilectas sino fuente de inspiración recurrente en sus colecciones. A juzgar por lo visto sobre las pasarelas el pasado septiembre no es el único devoto de la publicación estadounidense. Su sucesora al frente de la firma que lleva su nombre, Sarah Burton, apuesta para esta primavera/verano por el trenzado artesanal y los cuellos de plumas. Los directores creativos de Valentino, Maria Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli vertebran en torno a bordados y pedrería un propuesta que consigue transitar de Bizancio a Kenia sin perder el Norte. Peter Dundas reinterpreta los tejidos batik para Emilio Pucci en clave abstracta, mientras en Givenchy Riccardo Tisci se centra en la declinación de túnicas masai. En el desfile de esta casa francesa las modelos aparecían además con la cara cubierta por cristales azules en un ejercicio teatral que buscaba emular las máscaras rituales.

-¿Por qué? Lo tribal entronca a través de sus tejidos con la gran corriente de esta temporada, aquella que eleva los estampados a la categoría de protagonistas absolutos del armario. Phoebe Philo, diseñadora de Céline, se basa en los trabajos sobre el graffiti del fotógrafo húngaro Brassaï para enhebrar su colección, una de las más celebradas y copiadas de la primavera. Sus voluminosas prendas, ilustradas en vivos colores (rojo, azul cian, verde esmeralda) y salpicadas por gruesos trazos, constituyen el paradigma de esta tendencia: más próxima Rihanna que a Pocahontas e indiscutiblemente urbana.

-¿Dónde? Kimonos japoneses, motivos mohawks y pareos tropicales combinados con deportivas, pantalones pitillo y carteras de vinilo. De lo local a lo global. Las pasarelas recorren el mundo, literal y figuradamente, en un experimento transcultural que no se diluye de cara a la próxima temporada otoño/invierno, aunque sí gana austeridad. Los vestidos de lana entre primitivos y postapocalípticos de Stella McCartney y Lanvin, junto con las superposiciones de sudaderas anudadas de Comme des Garçons confirman que la estética nómada tiene futuro (y poca querencia por el pasado).

-¿Cómo? Los estampados e incrustaciones resultan tan llamativos que la mayor parte de los diseñadores tratan de compensar esta vistosidad con siluetas sencillas y de cortes rectos, lo que, irónicamente, convierte a estas prendas en piezas mucho más versátiles de lo que cabría esperar a simple vista.

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