_
_
_
_
_
OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Otra historia

Hay dos tipos de historia. Una la hacen las personas con nombre y apellidos.La otra, las personas sin relevancia a quienes la eternidad devora pero nosotros encontramos idénticos y valiosos

David Trueba

Hay dos tipos de historia. Una la hacen las personas con nombre y apellidos, a veces hasta con un numeral ordinal después del nombre, reyes, emperadores, líderes, héroes, villanos. En los días de la coronación de un nuevo monarca en España cuesta creer que a un colegial de dentro de 100 años le vayan a tomar la lección con esta fecha incluida y el árbol genealógico medio anotado en alguna chuleta de fabricación casera. Parafraseando la canción de Dylan, los reyes saben que cuando no están ocupados coronándose, están ocupados abdicando. Pero hay otra historia, que la hacen las personas sin relevancia, a quienes la eternidad devora pero nosotros encontramos idénticos y valiosos. Ayer también fueron protagonistas, al alcanzar en la prestigiosa revista Sciencie el rango de reportaje principal, los 17 cráneos reconstruidos a partir de los restos hallados en el yacimiento de Atapuerca.

Desde que en 1993 se hiciera público que los restos humanos encontrados en la cueva burgalesa eran de humanos, todos hemos mirado con curiosidad lo que salía de allí, comprendiendo que ayudaba a recomponer un pedazo de nuestro pasado ignoto. Si el año pasado los investigadores fueron capaces de trazar el ADN de esa especie relacionada con los neandertales, ahora se nos presentan 17 cráneos que se remontan a cerca de 430.000 años atrás. Se calcula que en el yacimiento se encuentran 30 cuerpos y el misterio se prolonga a la hora de saber en qué condiciones murieron, por qué comparten lugar al fondo de la sima y, al pertenecer todos a una misma población biológica, permite el estudio de sus diferencias y desarrollo.

Alcanzar la portada de Science 430.000 años después de muertos tiene su mérito. Ser Hombre del Año en Time parece más sencillo, la verdad. También ser el hombre del día. Son esos tipos quienes nos cuentan detalles de nuestra evolución, de nuestra historia de verdad en sus primeros pasos por la sierra, antes de que le pusiéramos nombre a Castilla y León. Fueron cabezas sin corona, hombres corrientes, pero le dan la razón a esa segunda cara de la historia, la que hacen cada mañana quienes no salen en los periódicos ni ocupan los telediarios ni copan la actualidad, pero cambian el mundo con sus ahíncos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_