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Luxor tenía una tumba de hace 4.000 años con un centenar de momias

La sepultura, de la Dinastía XI, ha sido encontrada en la necrópolis de Dra Abu el Naga por el equipo del proyecto Djehuty

Tumba encontrada por el equipo del Proyecto Djehuty en Luxor.Vídeo: CSIC

A veces ocurre que la arqueología en Egipto es tal y como la imaginamos o la soñamos. El equipo del Proyecto Djehuty que excava en la necrópolis de Dra Abu el Naga (Luxor) bajo dirección del madrileño José Manuel Galán, miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha anunciado el hallazgo de una tumba de la Dinastía XI —hace cuatro mil años— realizado en circunstancias dignas de una novela de aventuras. El descubrimiento se produjo al final de la última campaña, la 13ª, cuando tras excavar un pozo funerario en el patio de la sepultura de Djehuty que daba acceso a dos cámaras sepulcrales los investigadores dieron inesperadamente con un agujero en la pared de una de estas que conducía a una gran tumba. Al pasar a este nuevo recinto los egiptólogos se encontraron con el suelo literalmente cubierto de momias, cerca de un centenar de ellas. La tumba, que había sido saqueada, debe pertenecer a un personaje de la realeza o a un alto funcionario de la corte, “un responsable del Estado”, según el ministerio de antigüedades de Egipto. Aunque las momias, al parecer, son de clase media.

“Hay varias decenas de momias, quizá un centenar”, ha explicado a este diario Galán. “Las momias, por la numerosa cerámica que hemos encontrado junto a ellas, las fechamos en la Dinastía XVII, pero la tumba es 500 años más antigua, de la Dinastía XI, como prueban sus características. El recinto fue claramente reutilizado como sepultura colectiva, casi como fosa común, de personas corrientes”.

Galán, hombre cabal poco dado a entusiasmos, explica que el hallazgo fue “muy emocionante” y narra así el episodio: “Entramos a la tumba por un agujero que nos llevó a un pasillo de veinte metros de largo, dos de alto y dos de ancho, que conducía a un pasaje descendente hasta una cámara sepulcral. Todo estaba sembrado de cuerpos revueltos, un amasijo de restos humanos y lino”. Los investigadores no han encontrado aún la puerta de la tumba. “Hemos accedido por el medio del pasillo. La puerta permanece tapiada por escombros, no se la ve aún. Hay otras cámaras que también están llenas de escombros”.

Objetos encontrados por el equipo del Proyecto Djehuty que excava en la necrópolis de Dra Abu el Naga (Luxor).
Objetos encontrados por el equipo del Proyecto Djehuty que excava en la necrópolis de Dra Abu el Naga (Luxor).CSIC

La tumba es de dimensiones muy grandes y está muy bien tallada. No tiene pinturas ni relieves, como es habitual en la Dinastía XI. Galán encuentra paralelos en la que halló Howard Carter en 1909 en el vecino Deir el Bahari —y en la que también encontró muchos cuerpos—, y en las del también cercano El Tarif, pertenecientes a la familia real o a la élite. De la nueva tumba, Galán dice que no tienen aún “ni idea“ de a quien pertenecía. “De momento solo hemos hecho una inspección preliminar, tomado las medidas, realizado foto y una filmación”. De hecho, el descubrimiento fue “en directo”. Se produjo mientras filmaba los trabajos de excavación Javier Trueba, que prepara un documental para TVE que se estrenará en otoño (En busca de Djehuty, entre tumbas, momias y jeroglíficos). “Bajamos al pozo que habíamos excavado, me asomé al agujero, Javier me pasó un foco y entré mientras el me seguía filmando con la cámara, así que captó todo el hallazgo incluidas mis expresiones de asombro, con alguna interjección fuerte, justificable por la intensidad del momento”, explica Galán.

De la significación del descubrimiento, el investigador señala que confirma que “en egiptología no es bueno simplificar; tradicionalmente se considera que Dra Abu el Naga es el lugar de enterramiento de la Dinastía XVII y El Tarif de la XI, pero nuestra excavación demuestra que en realidad los enterramientos se van superponiendo, que el cementerio es usado en todas las épocas”. Galán recuerda que ya antes, hace cinco años, encontraron el enterramiento del arquero Iker, un individuo de tiempos de la Dinastía XI metido en un ataúd de madera.

De las nuevas momias, dice que han aparecido muy revueltas y que aún hay que estudiarlas aunque parece claro que se trata de enterramientos de personas de clase media depositados en una tumba más antigua para aprovecharla, con lo que la sepultura se convierte en un cachette, un escondite de momias. “Todo un regalo para los paleopatólogos, que tienen mucho material humano para estudiar”. El ocupante original de la tumba podría haber sido un miembro de la familia real de la Dinastía XI pero las cerámicas muestran que las momias halladas son de la XVII. No se han encontrado ataúdes ni sarcófagos, ni sus trozos. “Pero hay toda una parte de la tumba aún por desescombrar incluida una sala lateral, así que puede haber nuevos descubrimientos".

Galán recalca que lo más importante del hallazgo es que la nueva tumba “es la punta de un iceberg, nos anuncia lo que nos espera que es sin duda nuevas tumbas de la Dinastía XI, posiblemente todo un cementerio”. El Proyecto Djehuty, al que ha confirmado un año más su patrocinio Unión Fenosa, retomará las excavaciones la próxima temporada.

El egiptólogo explica que la Dinastía XI, 2.000 años antes de Cristo, en la transición del I Período Intermedio al Reino Medio, con Mentuhotep como faraón principal, fue la primera en convertir Tebas en la capital del Alto y Bajo Egipto tras vencer a los gobernantes de Heracleópolis Magna (donde precisamente excava la misión española que dirige Mari Carmen Pérez Die). La posterior Dinastía XVII, que 500 años después, en otro período intermedio, el segundo, devolvió la capital a Tebas dando paso al Imperio Nuevo, buscó su inspiración en la Dinastía XI, tomándola como modelo. Por su parte, los grandes faraones de la Dinastía XVIII, como la reina Hatshepsut, de la que era alto funcionario Djehuty, y Tutmosis III, también miraron hacia la XI.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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