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El regreso (y final) de ‘El Príncipe’

Los actores de la serie de Telecinco emprenden el rodaje de la segunda y última temporada

El actor Álex González, en el capítulo que cierra la primera temporada de 'El Príncipe'.
El actor Álex González, en el capítulo que cierra la primera temporada de 'El Príncipe'.

Álex González (Madrid, 1980) dice que ya acusa los nervios en su cuerpo y suspira en la poblada rueda de prensa de presentación del comienzo del rodaje de la segunda temporada de El Príncipe. “Tengo un herpes, ¡todo lo somatizo!”, bromea. La palabra “autoexigencia” o "compromiso" se repiten con frecuencia durante la cita, después de que el espaldarazo a la serie que coprotagoniza con José Coronado haya sido gigante. La traca final llegó con el último capítulo: 6.290.000 espectadores y un 33,3% de la cuota de pantalla que corroboraban la fascinación por esta coproducción de Telecinco y Plano a plano, que retrata los conflictos del barrio ceutí homónimo, con policías como Fran Peyón (Coronado) que deben manejar códigos distintos, un agente secreto del CNI de nombre Javier Morey (González) que vive una apasionada historia de amor con una profesora de familia musulmana (Hiba Abouk en la piel de Fátima Ben Barek) o el hermano narcotraficante Faruq Ben Barek (Rubén Cortada, actor sensación del momento).

La apuesta pasa también ahora por que nada sea lo que parecía y el final de El Príncipe, que todos insisten en que tendrá solo dos temporadas, “será sorprendente”, afirma Aitor Gabilondo, productor junto con César Benítez de la serie. Los finales, convinieron creadores y actores, son santo y seña de lo que califican como “una historia honesta”, sin intención de explotar la gallina de los huevos de oro o planes de spin-offs.

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Cuando se abra de nuevo el telón en otoño habrán pasado seis meses desde el dramático momento en que Javier Morey disparó en la frente al hermano de Fátima, Abdu, quien se disponía a inmolarse en un autobús lleno de turistas. La muchacha se ha casado finalmente con el malvado Khaled (Stany Coppet) cabecillla de la organización terrorista Akrab que a la vez se ha convertido en gran benefactor del barrio; ella sigue desconociendo la verdadera identidad de su marido.

Mientras tanto, Morey emprende una investigación en Malta, uno de los escenarios nuevos de la serie además de Granada, con la obsesión de justificar su regreso a Ceuta, y así ayudar a su amada. Fran Peyón deberá enfrentarse a los múltiples demonios que le siguen creciendo y a sus desgracias; algo semejante le sucederá a Faruq, quien se implica de lleno en la salvaje guerra entre bandas rivales de narcos. Hasta que un acontecimiento lo hace cambiar. La llegada y presencia de inmigrantes se incorporará como reflejo de la realidad, aunque El Príncipe haya usado sofisticados efectos especiales y el empleo de un croma (un fondo verde ante el que ruedan los actores) para la recreación del conflictivo barrio de la mano de la empresa Stargate Studios. Una revolución en España.

Toda la reserva de Cortada, de origen cubano y con gran empeño por proteger su vida personal, —“He intentado llegar aquí por mi trabajo, echando horas y noches sin dormir“, zanja ante las preguntas insistentes sobre su pasado— contrasta con un José Coronado mucho más expansivo, contento de que haya dado el relevo de galán a las nuevas generaciones “habiendo salido indemne”. Lo suyo son sin duda los papeles de policía (No habrá paz para los malvados, El cuerpo). “Peyón empieza con piel de lobo, y después se van viendo sus circunstancias. La evolución de mi personaje es fantástica, en esta serie valiente, que abre un poco la mente de la juventud”. Pero de las cosas que más satisfacción le producen de la segunda temporada es “la historia de amor con Álex”, actor que le recuerda a él mismo cuando tenía treinta y que encarna un papel abocado, como pasa con Peyón, a convivir con mucha soledad. A pesar de los miles que siguen los perfiles de ambos inspectores en Twitter, otra modélica forma de promoción de la serie.

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