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Las historias infantiles que asustaban a los adultos

Sendak, el gran autor de álbumes infantiles del siglo XX, hablaba a los niños de cosas terribles

Portada de 'La cocina de noche'
Portada de 'La cocina de noche'Kalandraka

Una cita de Maurice Sendak abre la última novela de Neil Gaiman, El océano al final del camino: “Recuerdo mi infancia con mucha claridad… Sabía cosas terribles. Pero sabía que no podía permitir que los adultos supieran que lo sabía. Los habría asustado”.

Sendak, el autor de álbumes infantiles más importante del siglo XX, poseía el don de hablar de las cosas terribles que saben los niños en un lenguaje que ellos adoran. Y, efectivamente, asustaba a los adultos. Tanto Donde viven los monstruos como La cocina de noche, dos de sus libros más conocidos, fueron criticados y censurados en varias librerías de Estados Unidos. A los biempensantes les asustaba la fuerza grotesca de los monstruos que juegan con Max o el desnudo de Miguel, el protagonista de La cocina de noche. “Los niños lo saben todo”, le dijo Sendak a Art Spiegelman durante un paseo por los bosques de Connecticut, donde vivía. “En realidad, la niñez es intensa y rica. Es vital, misteriosa y profunda”.

Vitales, misteriosos y profundos son sus libros. También transgresores y tiernos. Sendak no escribía para niños. Hablaba de la memoria emocional de la niñez, de su tensión y su urgencia. Del peligro, el aburrimiento, el miedo, la cólera, el juego… Su obra ha inspirado y fascinado por igual a críos, adultos y artistas. Nuevas y cuidadas ediciones de sus libros más importantes están llegando a las librerías de la mano de la editorial Kalandraka, que ha nombrado 2014 “El año Sendak”. De momento, ha publicado Donde viven los monstruos y La cocina de noche, a las que seguirá Al otro lado, inédita en nuestro país.

Donde viven los monstruos narra la historia de Max, que es enviado a la cama sin cenar como castigo a sus travesuras. Ataviado con un disfraz de lobo, Max convertirá su dormitorio en un bosque y ante él aparecerá el océano y un barco con su nombre que le llevará, navegando a través del día y de la noche, hasta donde viven los monstruos. Y aunque ellos le mostrarán sus dientes terribles y sus ojos terribles y sus garras terribles, Max los amansará y será elegido rey, pues él es el más monstruoso de todos. Donde viven los monstruos ha vendido más de 20 millones de copias en 32 idiomas desde su publicación hace 51 años. Ha entrado en la Casa Blanca para ser leído en voz alta por Barack Obama. Ha sido llevado a la ópera y, en 2009, Spike Jonze lo llevó al cine con un guion de Dave Eggers.

La cocina de noche transcurre, de nuevo, mientras los adultos duermen. Miguel sueña que se cuela en la cocina donde tres cocineros idénticos a Oliver Hardy amasan los panes y pasteles que desayunaremos. Desnudo, el niño sobrevuela el cuarto en una avioneta hecha con masa de pan. Llega hasta la botella de leche, que ilumina la cocina como la Vía Láctea, al ritmo de las entusiastas voces de los cocineros. “¡Más leche, sí, más leche! ¡Más leche en el pastel! Cocemos y doramos ¡y así sale de bien!”. El sueño está contado en viñetas que a menudo ocupan toda la página, con un breve y lúdico texto rimado.

El álbum, publicado en 1970, permanece todavía hoy en la lista de libros censurados de la Asociación de Libreros Americanos.

Sendak, que escribió e ilustró más de cien libros, murió en 2012 con 83 años. Cuando le preguntaban qué sucedió con Max, solía contestar que no se había casado, aún vivía con su madre y apenas salía, excepto para ver a su terapeuta.

La cocina de noche/ Donde viven los monstruos. Maurice Sendak. Traducción de Miguel Azaola y Agustín Gervás, respectivamente. Editorial Kalandraka. 2014. 48 páginas. 15 euros (cada uno)

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