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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Latido

Conviene detenerse en el movimiento empresarial de Apple con la compra de Beats Electronics por 3.000 millones de dólares

David Trueba
Imagen de Dr. Dre con sus auriculares Beats
Imagen de Dr. Dre con sus auriculares Beats

El mundo real, ay, a veces resulta insoportable hasta para la Casa Real. Si nos desviamos del tema del día, existen distintas opiniones sobre la presencia masiva en las calles de gente con auriculares. Se aíslan, al menos en su vertiente sonora, de ese mundo real. Corren, caminan, viajan en bus o pasean al perro escuchando lo que arroje su dispositivo portátil de música o radio. Para quienes las cosas más asombrosas de nuestra vida se las hemos escuchado a alguien al pasar o en el vagón del metro, esta vivencia ajena al mundanal ruido es una explosión comprensible, pero preocupante. Por eso conviene detenerse en el movimiento empresarial de Apple con la compra de Beats Electronics por 3.000 millones de dólares.

La franquicia puntera en la delineación del modo de vida contemporáneo se ha hecho con la marca de dos conocidos musiqueros, James Iovine y Dr. Dre. Uno antiguo técnico de estudio, que arropó como productor la irrupción de los raperos de calle en la industria discográfica, lugar del que proviene el segundo, dueño del 20% de la marca. La línea de auriculares Beats nació en 2008 para retar a la birria de auriculares que entregaba de serie Apple. Pero la absorción viene asociada a su propia plataforma de descarga musical, Beats Music, lo que evidencia, entre la resonancia hueca de Spotify y el pinchazo de iTunes Radio, que ese modelo de negocio no acaba de encontrar el modo de satisfacer a empresarios ni a creadores. Podríamos llamarlo un fracaso exitoso. Los negociantes siguen peleando por encontrar la rentabilidad, pero los creadores permanecen petrificados, a la espera de que vengan a salvar sus economías quienes se las hundieron.

Pero es en la búsqueda de una mejora en la calidad de escucha donde encontraríamos un signo, menor pero interesante, de que Apple podría estar cambiando de dirección en sus avances. Después de haber fundamentado su progreso en el almacenamiento, la conexión continua y la escucha de música en toda hora y lugar, debería llegarle el turno a una preocupación necesaria por la calidad, la fidelidad al sonido que sale del estudio y la valoración del contenido por encima del continente, verdadero drama de las industrias audiovisuales y los consumidores en esta transición tecnológica.

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