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OBITUARIO

Alfredo Calonge, el encanto de un ‘mod’ discreto

Era el cantante, guitarrista y compositor de la banda de pop psicodélico Los Negativos, que firmó álbumes tan notables como 'Piknic caleidoscópico'

Alfredo Calonge (en el centro, con chaleco) y Los Negativos.
Alfredo Calonge (en el centro, con chaleco) y Los Negativos.

Era una certeza que congratulaba. Al entrar en casi cualquier concierto en Barcelona durante los últimos veinte años Alfredo Calonge, cabello al final ya algo canoso y ropajes siempre divertidos, te alargaba una octavilla anunciando una nueva cita musical. Y no lo hacía con desgana o apatía, sino como quien comunica una buena noticia, algo que celebrar.

Ayer la ciudad perdió esa imagen asociada a la música, pues Alfredo falleció súbitamente antes de cumplir los 53 años en la noche de un martes 13. Alfredo era músico, y lo era en tal grado que la música fue su vida profesional, ya que incluso cuando la fama le comunicó que no se casaría con él, continuó su relación con las canciones, con los conciertos, con el mundo del espectáculo como un novio que no precisa altar.

Lo hizo a través de su vínculo personal y también mediante figuras interpuestas, otros artistas que por él recibían los vítores y el calor del público, ese calor que sintió por poco espacio de tiempo cuando en los años ochenta formó parte de Los Negativos, una banda de psicodelia pop encuadrada en el movimiento mod. Él era su cantante, guitarrista y compositor, una de sus almas, uno de sus flequillos, y en esa banda publicó su celebrado Piknic caleidoscópico —1986, reeditado en 2005 en compacto y 2008 en vinilo— y más tarde 18 sábado amarillo —1987—, discos de pop lisérgico y surreal que ahora se recuerdan casi míticos y fundacionales como corresponde a los discos importantes que en su momento apenas alcanzaron a los más devotos consumidores de música.

La mezcla entre la tradición pop española de los años sesenta y setenta junto a la influencia de la Costa Oeste de la misma época se tradujo en una macedonia en la que convivían ramalazos de garaje, punk y psicodelia con letras retorcidas, clavicordio, ecos de Beach Boys, Love, Seeds o Byrds. Todo ello tomó forma de canciones como En una habitación realmente pequeña, Moscas y arañas, Viaje al norte, Mágico Víctor, Haciendo surf en mi mente, Graduado en underground o El club del cerdo violeta, todas ellas de su primer disco, el que realmente les permitió convertirse en una banda de culto. Alfredo tuvo más bandas, como Doctor Love, formada justo después de dejar Los Negativos con el mismo espíritu con el que su admirado Paul Weller formó The Style Council tras The Jam, y más tarde Bondage o Canary Sect, pero siempre se le recordará como un “negativo”, hombre fiel a su Lambretta, con la que aseguraba haber tenido viajes interiores circulando, sobrio, por la llanura manchega; a sus juguetes de los años sesenta, mediante los cuales mantenía una vinculación directa con su infancia y con sus décadas más admiradas estética y musicalmente; a sus discos de pop español de los sesenta y de los setenta y, en suma, fiel a sus fotografías, pues no en vano conoció a sus futuros compañeros en Negativos cuando aún eran trío y él les realizó un reportaje fotográfico.

Ha querido el destino que una de sus series fotográficas se llamara Dentro de 100 años todos calvos. No, no ha sido necesario tanto tiempo para que su ausencia aumente el peso de su figura, discreta a pesar de su vestuario, cortes de pelo y gafas. Alfredo, esa persona que dignificaba a los músicos que no triunfan, ya no estará en las puertas de los conciertos. Algo más de la Barcelona de siempre que no llegará a mañana.

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