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Arte con acento tejano

La llegada a Dallas de Schnabel, un artista que genera amor y odio, es testigo del cambio (radical) de este paraje estadounidense

Toni García
Exposición de Julian Schnabel en el Museo de Arte Contemporáneo de Dallas.
Exposición de Julian Schnabel en el Museo de Arte Contemporáneo de Dallas.

“Ha costado bastante tiempo y muchos esfuerzos pero finalmente lo hemos conseguido: Julian Schnabel expondrá aquí, con obra nueva. La primera vez que lo hace en Estados Unidos desde que expuso en el Museo Whitney de Nueva York en 1989. Además, hemos conseguido que Richard Phillips exponga en la sala contigua, en solitario por primera vez [EE.UU.], como una suerte de contraposición. Creo que es algo sin parangón en la reciente historia de esta ciudad, y por qué no, de Estados Unidos” cuenta un orgulloso Peter Doroshenko, director del Museo de Arte Contemporáneo de Dallas.

La institución que dirige trabajaba contrarreloj [esta entrevista se realizó a finales de marzo] para tener a punto la exposición más importante que ha albergado el museo desde su fundación, allá por 1978. La llegada a Dallas de Schnabel, una de las figuras clave del movimiento neo-expresionista y uno de esos artistas que genera amores y odios por igual, es el testigo de la transformación (radical) que ha sufrido este paraje estadounidense, conocido por el petróleo, su equipo de fútbol americano y por el asesinato, en 1963, de John Fitzgerald Kennedy.

Hace tan solo una década, y si se hablaba de Texas y de arte, Fort Worth era el referente ineludible. La tozudez de algunos coleccionistas de Dallas, acompañado por la apuesta firme de un grupo de ‘creyentes’ dio la vuelta a la tortilla y hoy en día, pocos dudan de que la ciudad compite de tú con paraísos como Los Ángeles o Miami, por lo que respecta a la escena de arte contemporáneo.

Hace tan solo unos días arrancaba en Dallas la sexta edición de la Feria de Arte, algo que empezó como un experimento y que hoy en día atrae a más de 90 galerías de todo el mundo y a una innumerable cantidad de expertos, curiosos y coleccionistas.

“La verdad es que hacer la Feria fue una idea de Chris [Byrne]. Algo que llevaba mucho tiempo en su cabeza y que tenía mucho sentido viendo cómo crecía el interés por el arte en Dallas. Dicho esto, por mucha fe que tuviéramos en el modelo y en la ciudad, nunca creímos que la cosa podría llegar hasta donde estamos hoy: no éramos tan ambiciosos. Creo que lo que nos diferenció fue tratar de complementar la apuesta de Fort Worth por una visión más clásica del arte en lugar de competir con ellos” dice a EL PAÍS John Sughrue, co-fundador del evento y uno de los mecenas más prestigiosos de Texas.

Dallas posee en estos momentos colecciones tan inmensas (en calidad y cantidad) como las de Rachofsky, la Fundación Goss-Michael o la Power Station además de las ‘cosechas’ privadas de Catherine Rose o Christen Wilson, consideradas de las más importantes de Estados Unidos. Todas ellas giran en torno al creciente universo del arte moderno y alrededor de nombres como Carrol Dunham, Janine Antony, Jim Hodges, Sterling Ruby o Tom Friedman.

Las obras de Julian Schnabel, en la exposición de Dallas, Texas.
Las obras de Julian Schnabel, en la exposición de Dallas, Texas.

Esta curiosa concentración de intereses ha acabado generando una onda expansiva que se ha concretado en la llegada a la ciudad de los arquitectos estrella, creando el denominado ‘Distrito artístico’, y que contiene obras de Michel Savigne, Rem Koolhas o Norman Foster.

“Creo que durante mucho tiempo hemos trabajado para crear un espacio en el que los artistas se sientan cómodos pero al mismo tiempo hemos tratado de hacer lo mismo con el público. Creo que de alguna manera hemos difuminado las líneas que siempre separan al observador del artista. A ello contribuye que Dallas es una ciudad muy familiar y extremadamente tranquila, así que el espectador puede ver lo mismo que el profesional, tener acceso a todo, incluidas muchas colecciones privadas” explica Doroshenko.

Así, el visitante (con una simple llamada de teléfono) puede plantarse en instituciones privadas como The warehouse o solicitar un tour por varios de los hogares donde pueden verse obras de Damien Hirst o Jeff Koons. “Creo que lo excepcional de Dallas es que hay una increíble cantidad de coleccionistas de arte contemporáneo pero que nadie colecciona lo mismo. Además, todos nos conocemos, estamos en las juntas de distintos museos, viajamos, compramos constantemente. Estoy segura de que sería difícil encontrar un colectivo con las mismas inquietudes pero sin intención de competir en ninguna otra ciudad de los Estados Unidos” cuenta la mencionada Wilson, una de las coleccionistas más reputadas de Dallas.

El doblete Schnabel/Phillips podrá verse en la ciudad hasta el 10 de agosto de este mismo año. Será el único lugar del mundo donde podrá verse, señal inequívoca de que Dallas ha pasado de ser un lugar de paso a una cita imprescindible para los amantes del arte y —probablemente— la única en su género donde el aficionado puede lograr lo impensable: pasearse por cualquier colección sin las limitaciones de un museo o galería, como si estuviera en su propia casa.

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