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ENTREVISTA A EMILIO MARTÍNEZ LÁZARO

“Los españolistas no aceptarían esto”

El director de la taquillera película 'Ocho apellidos vascos'

Jesús Ruiz Mantilla
El director Emilio Martínez Lázaro este jueves en Madrid.
El director Emilio Martínez Lázaro este jueves en Madrid.Uly Martín

Pregunta. ¿Cómo se atreve un Martínez a rodar una película con Ocho apellidos vascos?

Respuesta. Pues me han aparecido algunos que presumen de tener hasta 16. Me atrevo porque me llamaron y me dejaron un guión con el que me lo pasé tan bien que me dije: si yo me río así, mi deber es hacer que se rían igual los demás. Aparte, ya era un fan de ¡Vaya semanita! Me lo veía en Youtube y me encantaba.

P. ¿La frase “¡Gora Euskadi man que pierda!”, sería el resumen perfecto de su película?

R. Se la inventó Rovira, pero ni siquiera ensayando, rodando. Me quedé atónito. ¡Qué rapidez!

Maestro taquillazo

Con olfato para el taquillazo —Amo tu cama rica, Al otro lado de la cama y Ocho apellidos vascos con más de 4 millones de espectadores—, Emilio Martínez-Lázaro es un valor seguro del cine español. Ganador del Oso de Oro en Berlín con Las palabras de Max (1978), con gran talento para conectar con el público joven a sus 68 años, lleva casi un mes desatascando el hecho diferencial a carcajadas con el equipo de '¡Vaya semanita!'

P. ¿Qué efecto le inquieta más del tópico? ¿La gracia que puede producir o el miedo que da?

R. Al principio teníamos algo de miedo. Pero al enfocarlo como una comedia romántica donde todos esos tópicos quedaran alrededor, nos dimos cuenta de que podía entrar cualquier cosa: desde el terrorismo al PNV cabe todo, no nos hemos privado.

P. O el kitsch sevillano. Con Los del Río incluidos.

R. No les ha importado nada. Ellos encantados, los cines que van en cabeza son los de Euskadi y Andalucía. Una de las claves la da el personaje masculino, cuando se da cuenta de que el País Vasco no es Mordor ni se comen a los niños.

P. Los de ¡Vaya semanita! han liberado traumas del País Vasco gracias a una intensa terapia de risa, ¿con Ocho apellidos vascos, le toca ahora al resto de España?

R. Nos habían advertido que a los vascos les gusta mucho reírse de sí mismos desde dentro, que cara afuera, era otra cosa. Esta película demuestra que no es así. Pero me gustaría ver si por parte de los españolistas más exaltados admitirían una parodia así. Me da la sensación de que no.

P. ¿Les toca ahora a los catalanes contra los gallegos?

R. Eso yo no lo quiero hacer. Echa el freno, Magdaleno. Pero sí habrá secuela. Ya nos han contactado. Yo lo que sé es que a un actor capaz de cambiar del acento de Sevilla a Bilbao como Rovira y a un nacionalista más antiguo que la tos como el que hace Karra Elejalde, los puedes poner donde quieras porque, conflicto, hay. Si le añadimos un catalán del Empordà, dará juego.

P. ¿Cuál es el secreto de un taquillazo?

R. No tengo ni idea. Que haya buen rollo. Puedes tratar temas espinosos e intentar que el espectador salga con una idea armónica en la cabeza. Igual que Al otro lado de la cama, que trata de una serie de amigos que no hacen más que ponerse los cuernos unos a otros. Para la moralidad media era fuerte. ¡Pues salía el público encantado! Diciendo: anda que no he perdido el tiempo. Lo que sé es que los guiones no tienen que ser míos, yo les doy un lado melancólico que no ayuda.

P. Al chico acaban quitándole la gomina pero a ella no le transforman el peinado abertzale. ¿Quién gana?

R. No daba tiempo a que le creciera el flequillo. Ella es de morro tieso, de todas formas. Y lo mismo que a él le quita la medalla de la virgen de la Macarena, ella no se echa el pelo atrás. Tiene un carácter mucho menos maleable. También es cierto que le queda muy mono. El pelo es todo un símbolo.

P. ¿Qué nos pasa a los españoles? ¿Tanto miedo, prejuicio y desconfianza nos tenemos?

R. No, entre regiones no, cada uno con nuestras rarezas, nos entendemos. Lo que es más irreconciliable es la brecha entre la derecha y la izquierda.

P. Y cuando nos habíamos hecho la ilusión de una tregua en concordia con la muerte de Suárez, viene Rouco y arma la de Dios es Cristo.

R. ¡Fíjate! ¿Cómo puede existir esa Iglesia en España con cuatro fanáticos? Porque son cuatro que se juntan todos en una manifestación y se creen más.

P. Con 68 años, edad de abuelo, ¿qué tiene usted para conectar con la juventud como conecta?

R. Seré retrasado mental, en el sentido biológico. Siempre me he juntado con gente más joven, yo qué coño sé. No tengo edad. Pobrecitos, tenemos una juventud desamparada por muchos años.

P. Eso de que la gente no quería ir al cine, ¿de dónde ha salido?

R. No quieren ir como antes. Bajar el precio de las entradas ayuda, pero no puede ser siempre así. No se cubren gastos, dicen los exhibidores. Que habrá que hacer un reajuste general, cierto. Por no hablar del disparate del IVA. Cuando me preguntan qué Gobierno ha hecho algo por el cine respondo que está por aparecer, desde los tiempos de Pilar Miró.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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