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'IN MEMORIAM'

Gonzalo Anes, pionero de la moderna historia económica española

La generosidad y tolerancia con las ideas ajenas caracterizaron al maestro de historiadores que marcó un antes y después en su disciplina

El lunes conocí en Inglaterra el fallecimiento de Gonzalo Anes y recordé el día de 1976, el mismo en que Adolfo Suárez era nombrado presidente del Gobierno, en que me marché a Oxford a hacer el doctorado. El apoyo de Anes, entonces en Princeton, fue decisivo para que la desaparecida Sociedad de Estudios y Publicaciones financiase mis estudios. Más tarde, ante mi horror de joven izquierdista por haberme sido asignado un distinguido historiador económico conservador como director de tesis, Anes me preguntó: “¿A ti que te importa más, su ideología o su valía académica?”. Acepté, así, pues, a Max Hartwell como supervisor y encontré en él a un gran maestro y a un auténtico liberal. Esta anécdota personal refleja dos rasgos de la personalidad académica y humana de Anes: su generosidad y tolerancia con las ideas ajenas.

De esas dos cualidades suyas pueden dar testimonio un gran número de historiadores en España y fuera de ella. A ellas hay que añadir su capacidad de liderazgo intelectual. Creo que la moderna historia económica sería muy diferente en España sin su aportación. El antes y el después de la disciplina lo marcan su acceso a la cátedra de la Complutense, donde se convirtió en una referencia para los estudiantes de economía que no acabábamos de comprender por qué vivíamos en un país atrasado política y económicamente. Sus clases de historia económica se centraban con frecuencia en la edad moderna, pero su enfoque y su alcance eran siempre contemporáneos, como reflejaban las aulas a rebosar.

Gracias a la excelente investigación que realizara sobre Las crisis agrarias en la España moderna (Taurus, 1970), en la que combinó acertadamente la intuición del historiador con el análisis económico, adquirió un gran prestigio. Así, un grupo amplio de jóvenes economistas interesados en el desarrollo económico encontraron en Anes un maestro. En el agitado panorama de los primeros años setenta, organizó un seminario académico en el que los jóvenes influidos por el marxismo debatíamos sin límite, y sin lograr desbordar su paciencia (aún recuerdo la sesión sobre el clásico de Lenin El desarrollo del capitalismo en Rusia). Por él pasaron el futuro premio Nobel de economía Douglass North, el modernista John (hoy Sir John) Elliott, o Nicolás Sánchez-Albornoz, pionero de la historia demográfica latinoamericana y renovador de la historia económica contemporánea española y a quien Anes había ayudado en sus investigaciones desde el exilio. Anes logró, además, incorporar a la universidad española a historiadores distinguidos como la medievalista argentina Reyna Pastor o el economista historiador Gabriel Tortella, que había realizado carrera académica en EE UU y que impulsaría la renovación de la historia económica contemporánea española y su homologación internacional.

Su dinamizadora labor académica también se aprecia claramente en su faceta como director de la revista Moneda y Crédito, en la que, junto a importantes estudios de economía, aparecieron renovadores trabajos de historia económica, entre los que pueden destacarse ensayos sobre la economía azucarera en la Cuba esclavista (Tortella), los diezmos (Le Flem), la plata hispanoamericana y la inflación del siglo XVI (Flynn), el comercio exterior y la crisis colonial (Fontana), industrialización y desindustrialización (Nadal), o la nueva historia económica o cliometría.

La actitud abierta de Anes le permitió tender puentes entre la anterior generación de economistas y juristas académicos, que había aportado estudios decisivos de historia económica (Valdeavellano, Carande), y la nueva generación de historiadores económicos profesionales. Estableció, además, una estrecha y fructífera relación con el núcleo renovador de la historia económica que formaban los discípulos Jaume Vicens Vives, pionero de la disciplina en España, y lideraban Jordi Nadal y Josep Fontana. La introducción de Fontana a su monumental Quiebra de la monarquía absoluta (1814-1820) (Ariel, 1971) revela el apoyo que le prestó Anes. Muestra de esa colaboración es su obra El Banco de España: una historia económica, que publicó el propio banco en 1970 y que secuestró inmediatamente la censura franquista.

En las cuatro últimas décadas, los discípulos de Anes crearon, junto a los de Tortella, Nadal y Fontana, el núcleo de lo que es hoy una disciplina dinámica, como refleja la presencia de historiadores españoles en foros académicos internacionales y en prestigiosas publicaciones científicas.

Desde que me marché a Oxford hace más de siete lustros mi contacto personal con Anes fue reducido, pero nuestros encuentros esporádicos ratificaron la impresión que me causó desde que le conocí: nunca pedía nada y prestaba ayuda, con su timidez distante, siempre que tenía ocasión. Descanse en paz.

Leandro Prados de la Escosura es catedrático en la Universidad Carlos III de Madrid y Leverhulme Visiting Professor en la London School of Economics.

 

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