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Mácbez, presidente gallego

Andrés Lima aborda en su nueva obra una versión autonómica del drama de Shakespeare sobre la ambición

Carmen Machi y Javier Gutiérrez, en un momento de 'Los Mácbez'.
Carmen Machi y Javier Gutiérrez, en un momento de 'Los Mácbez'.luis castilla

Macbeth no quiere ser rey, sino presidente de la Xunta, su fortaleza en Inverness es un pazo y el castillo de Dunsinane es el palacio de Raxoi, sede del Gobierno autonómico. Los Macbeth son Los Mácbez y dicen “carallo” en el universo del director Andrés Lima (Madrid, 1961), que lleva al despiadado matrimonio de Shakespeare (Javier Gutiérrez y Carmen Machi) a la Galicia actual y el mundo mítico de las meigas. El estreno el viernes de este retrato de la ambición política se quedó en ese ambiente de bruma y lluvia fina de Narón (A Coruña), bajo la mirada de bruxas y coruxas.

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Los Mácbez, dirigido por Andrés Lima, versión de Juan Cavestany sobre texto de William Shakespeare. Con Javier Gutiérrez, Carmen Machi, Chema Adeva, Rulo Pardo, Rebeca Montero, Jesús Barranco y Laura Galán.

Dónde: Tetro Colón de A Coruña (28 y 29 de marzo), Teatro Principal de Ourense (30 de marzo), Teatro Circo de Murcia (11 de abril), Teatro María Guerrero de Madrid (30 de abril-15 de junio).

“Al hacerlo actual, quería llevarlo al plano político, donde está tan de moda todo este tipo de ambición y de corrupción. Podría ser perfectamente el director de un banco, pero me hacía gracia que los partidos se sintieran identificados”, explica Lima, criatura de la compañía Animalario con la que ya lanzó dardos a la misma diana en Alejandro y Ana: todo lo que España no pudo ver del banquete de boda de la hija del presidente. Esta coproducción del Centro Dramático Nacional, que parará en el María Guerrero de Madrid entre el 30 de abril y el 15 de junio, fotografía de nuevo los favores y las zancadillas, los excesos e intrigas del poder concreto (aunque esta vez sin nombre y apellidos) a través de la palabra de Shakespeare.

La adaptación de Juan Cavestany (Alejandro y Ana, Urtain, Gente en sitios…), flota entre la fidelidad y la traslación total. No lo tenía fácil: “El texto es muy barroco, muy arcaico y bastante imperfecto, que es algo maravilloso. No hubiera pasado un análisis de guion en absoluto. Está lleno de paja e incongruencias”. Su apuesta tiene una doble vertiente: todo el imaginario y la poesía shakespeariana queda intacta, todas las referencias geográficas y culturales se modifican. En escena chocan los dos mundos, el de la ridícula vulgaridad cotidiana de vaso de cubata y abrigo de piel falsa, y el reino nocturno y tenebroso de las meigas, criaturas que se hacen pasar por prostitutas, seres inquietantes y obscenos con cabeza de animal y movimientos de serpiente coreografiados por Antonio Ruz.

“Religión, superstición, corrupción política y folclore son cosas que están en la tragedia original. Galicia es la tierra que mejor puede representar a Macbeth”, asegura el director. “Es muy particular, si eres de aquí quizás no lo percibes. Su clima, eso del mundo gallego que no sabes si van o vienen…”, explica Carmen Machi, una de las cabezas de la “entidad bicéfala” (en palabras de Cavestany) del matrimonio Mácbez. Su primera dama gana en peso —su fantasma se pasea por escena, lejos del texto original— y no representa ya la Eva que empuja a su esposo al crimen, sino el cerebro de un equipo de dos: “Son un engranaje perfecto. Siempre se ha dicho que Lady Macbeth es la chunga. Perdona, pero el que mata es él”.

Los Mácbez de Andrés Lima no son altivos y misteriosos. “Queríamos a un señor muy normal, con una señora muy normal, que tienen las mismas ambiciones que el común de los mortales. Lo que pasa es que el deseo hace que se desate en ellos una serie de mecanismos que le llevan hasta el crimen”, cuenta Lima. Gutiérrez y Machi son esos vecinos que dicen siempre los buenos días y que se revelan finalmente como unos “asesinos peligrosos”.

Carmen Machi y Javier Gutiérrez son una entidad bicéfala y asesina

La coproducción del CDN no es la única versión de Macbeth que está ahora en la mente del espectador. El Mácbez de Lima se cruzará con la versión del off madrileño, MBIG, ambientado en la empresa, y la serie estadounidense House of Cards sigue desde hace dos temporadas a unos macbeth en las intrigas de Washington. “Es tiempo de macbeths. La sociedad de mercado nos ha hecho ambicionar fantasmas. Y eso se está proyectando en otras cosas: el deseo de reconocimiento, la política, llevarse el dinero de la tercera edad con créditos hipotecarios, comprarse un coche de alta gama…”.

De la perversión que retratan Lima y Cavestany no se salva nadie, ni siquiera Marcelina (Malcolm), tradicionalmente representado como salvador del reino. “Están los Macbez que ambicionan y destruyen, pero los demás no son virtuosos políticos, sino parte de una batalla en la que todos han matado o lo harán en algún momento”, aclara el dramaturgo. El apoteósico mitin final, arropado en el estreno por la banda de gaiteros local, no es el triunfo del bien sobre el mal. Mientras se prometen cargos a destajo y se habla de democracia, Andrés Lima saca mala leche y les mancha, literalmente, las manos de sangre.

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