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Tentaciones
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Boy George: “Dejar de ser autodestructivo me ha llevado 47 años”

El que fuera líder de Culture Club, presenta su nuevo disco, 'This Is what I do'

Dean Stockings

Boy George ha bautizado su nuevo álbum, el primero que publica con material propio en casi dos décadas, con una frase que deja bien claras las cosas: This Is What I Do [Esto es lo que hago]. El disco que recuerda que, antes de convertirse en carnaza para la prensa sensacionalista por los escándalos derivados de sus problemas con las drogas, Boy George fue una estrella del pop. “Sé que no es posible cambiar la percepción que la gente tiene de mí”, explica por teléfono desde Londres. “Mi núcleo de fans entiende perfectamente quién soy, y luego hay un sector del público que tiene una idea más distorsionada. La parte buena de tener tan mala reputación es que cuando viajo por el mundo quienes esperan que sea lo peor acaban positivamente sorprendidos al conocerme”.

Boy George tiene toda una reputación que limpiar y otra que salvaguardar. Hace unos años que ganó la batalla para solucionar la primera cuestión. “Mañana 2 de marzo cumpliré seis años sobrio. El camino para poder saber quién soy ha sido largo. Soy bastante rápido en cuestiones creativas, pero muy lento en lo referente al desarrollo personal. Madurar y dejar de ser autodestructivo me ha llevado 47 años”. En cuanto a la segunda, This Is What I Do le devuelve robustecido a la actualidad musical, aunque en realidad la actividad en dicho campo jamás cesó. “Cuando dejé Virgin Records en 1995 no tenía ganas de volver a firmar contrato con otra discográfica, me resultaba imposible ser el tipo de artista que quería ser estando en una gran compañía. Entonces la escena acid house explotó justo cuando me estaba planteando qué hacer a continuación. Fue como empezar una nueva carrera. Empecé a ir a clubes, a pinchar, a hacer música dance. El house me salvó de caer en la mediocridad. Mi faceta como dj me ha permitido no depender de mi pasado y evitar la nostalgia”. Inevitablemente ligado a la década en la que se dio a conocer con Culture Club, George no añora los días en los que canciones como Karma Chameleon y Do You really Want To Hurt Me hicieron de él una estrella cuya imagen rompió moldes y tabúes. “A veces alguien se me acerca y me dice, “gracias por los 80”, y me entra la risa. ¡Ni que todo lo que pasó entonces hubiese sido culpa mía!”

Nacido como George O’Dowd hace 52 años, el cantante no olvida que fueron Marc Bolan, Lou Reed y Bowie quienes le enseñaron a no tener miedo a ser diferente. “Walk On The Wild Side me voló la mente, tenía una narrativa distinta, hablaba de sexo y de cosas que solías asociar con Nueva York. Cuando era adolescente todo lo que sabía de Norteamérica me llegaba a través de Kojak y de las películas de John Waters. Creía que todos los americanos podían haber salido de una de sus películas, y no era el caso, aunque definitivamente, hay algunos que sí. También me atraían artistas más punk como Patti Smith. Pude conocerla al fin el año pasado. Coincidí con ella en un restaurante y le dije: “Hola, Patti, soy Boy George”. Se me quedó mirando y contestó: “¿De verdad? ¡Dios mío, eres muy guapo!” No me había visto nunca delgado y con barba”. Yoko Ono, a la que versiona y cita en su nuevo álbum, es, tal y como él mismo dice, “su actual obsesión". “Está infravalorada como compositora, nadie suele verla como letrista o como artesana de la canción, que es lo que yo creo que es. Y creo que Death Of Samantha lo refleja. Ha estado expuesta a mucha animosidad pero siempre ha sido fiel a sí misma. Tom Waits dijo que si las prostitutas y los monumentos aguantan el tiempo suficiente, al final acaban siendo respetados. Es cierto. Y creo que yo también debería incluirme en el paquete”.

Recuerda cuando trabajaba en el guardarropa del Blitz, el club londinense donde se fraguó el movimiento de los new romantics. “Por supuesto que estaba allí la noche en que apareció David Bowie buscando extras para el vídeo de Ashes To Ashes. Estaba lleno de sicofantas chillando. Acercarse a él era muy complicado así que lo dejé estar. Tenía 18 años, me creía muy cool, demasiado como para ir detrás de nadie. Pero no es que no intentara conocerle, es que no lo conseguí”, puntualiza riendo. Dos años más tarde conquistaba el mercado británico exhibiendo una de las imágenes más atrevidas de la época. Estados Unidos también cayó rendido a sus canciones y por ello Culture Club ganó en 1984 el Grammy a la Mejor Nueva Banda. George lo agradeció diciendo: “Gracias América, tienes gracia, tienes gusto y sabes reconocer una drag queen cuando ves una”. “Todo nuestro equipo se quedó de piedra. Nuestra jefa de prensa rompió a llorar. Incluso nos llegaron a amenazar. Yo no le di mayor importancia, aunque con el tiempo he comprendido que fue una declaración muy fuerte. La parte positiva es que todas las drag Queens de América se enamoraron de mí. Siempre me sorprende que se recuerden tanto cosas que dije completamente en broma. Porque si de verdad dijera lo que pienso… ¡Dios mío!”

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