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obituario

Jorge Arvizu, la voz que hizo mexicano a Pedro Picapiedra

El Tata, actor de doblaje, dio vida al Pájaro Loco, Bugs Bunny y Popeye

El actor mexicano Jorge Arvizu 'El Tata'.
El actor mexicano Jorge Arvizu 'El Tata'.PABLO SALAZAR

Pedro Picapiedra nunca habría veraneado en Rocapulco y Bugs Bunny jamás habría preguntado “¿Qué hay de nuevo, viejo?”, si no hubiera sido por Jorge Arvizu, El Tata (Celaya, 1933). El actor mexicano de doblaje, la voz detrás de decenas de personajes de series de televisión, de animación y películas de buena parte del siglo XX, murió el martes en la Ciudad de México dos meses después de haber sufrido un infarto. Tenía 81 años.

Jorge Arvizu abandonó su casa a los 11 años y al poco tiempo se subió a un escenario. Desarrolló su talento de manera autodidacta. A los 14 era ayudante de mago y actuaba de payaso en fiestas infantiles. Trabajó en cabarés, actuó en teatros de guiñoles y comenzó a traducir chistes para cortos de cine. Entró a un plató de televisión a los veintipocos como asistente de producción y en 1958 acabaría frente a un micrófono para entrar en el mundo del doblaje.

La trayectoria de Arvizu recorre decenas de personajes de series de la segunda mitad del siglo XX. El tío Lucas de Los locos Adams, El Pingüino del Batman de Adam West, el Pájaro Loco, Popeye, Mr. Magoo, Bugs Bunny… Un desfile de personajes a los que generaciones enteras conocieron hablando en mexicano.

Arvizu traducía los diálogos, los interpretaba y los aliñaba con improvisaciones. En El Súper Agente 86 hablaba también de una tía de Acapulco que no existía en la versión original y Cucho, el gato rosa de Don Gato, hizo célebre el singular acento de la península mexicana de Yucatán. Su talento, camaleónico, le permitía ir del timbre agudo de Benito Bodoque al grave "¡Yabadabadú!" de Pedro Picapiedra.

En Los Picapiedra también doblaba a Pablo Mármol. “Habla de una maestría increíble porque estaba dialogando consigo mismo, hacía a Pedro y Pablo, dos voces diametralmente opuestas pero perfectamente legibles”, afirmó a CNN México el también actor de doblaje Joaquín Cosío.

Su mote, El Tata, provenía de una serie de televisión mexicana de los años setenta, La criada bien criada, donde interpretaba a un anciano que vestía siempre una bata y que exigía un cocol: un pan dulce. Es difícil hallar un mexicano que no sonría al recordar la frase. El personaje trascendió la serie y se consagró como una entrañable figura de la cultura popular en México.

Fue también un hombre orquesta: era pintor y músico en su tiempo libre. Fundó un grupo de jazz en sus últimos años, que se presentó por primera vez en marzo de 2011. Desde 2006 se involucró de lleno con los movimientos políticos de izquierdas del país y en la campaña presidencial de 2012 prestó su voz para apoyar la candidatura de Andrés Manuel López Obrador.

A su discreto funeral solo acudieron un puñado de personas. “Si quieren conocer a mi padre, analicen a Pedro Picapiedra. Son igualitos”, dijo su hija a una cadena de radio. “A la calaca, tilica y flaca, le dio pelea y cada vez que estiraba la mano, mi papá le daba la curva, pero finalmente se fue bien, tranquilo y en paz”. La familia anunció que sus cenizas serán esparcidas en las costas de Acapulco, en el Pacífico mexicano. O, mejor dicho, en el Rocapulco de Pedro Picapiedra.

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