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La abeja Maya ya es global

La animación española se embarca en coproducciones internacionales para sobrevivir

Rosario G. Gómez
La abeja Maya y su amigo Willy.
La abeja Maya y su amigo Willy.

Dar vida a la abeja Maya cuesta casi tanto como hacer una ficción con José Coronado o Michelle Jenner. Aunque el proceso es mucho más lento: los dibujos requieren una media de 18 meses de trabajo y una inversión que ronda los seis millones de euros para una obra convencional (26 capítulos de 30 minutos cada uno). En España, los tres grandes productores (Planeta Junior, BRB e Imira) han optado por la internacionalización para crecer. Así es como han emprendido proyectos de gran envergadura, como la adaptación al siglo XXI (en 3D) de series tan populares en su día como La abeja Maya, Viky el vikingo y Heidi o el desarrollo de proyectos que nacen en la televisión y tienen una segunda vida en otras pantallas, como Invizimals.

“Ahora no se emprende ningún proyecto si no es en coproducción o se ha vendido internacionalmente. Todo se diseña pensando en el mercado exterior. Solo así se rentabiliza la inversión”, comenta Ignacio Segura, director de Planeta Junior. Un claro ejemplo es la famosa abeja amarilla. La compañía española ha formado un pool con la televisión alemana ZDF, la francesa TF-1 y la compañía belga Studio 100 para producir la serie en 3D. Son 78 episodios de 11 minutos y 10 millones de euros de presupuesto. Este año llegará la película, con un coste similar.

Carlos Biern, consejero delegado de BRB y presidente de Diboos, la entidad que agrupa a los productores de animación, considera que la clave para la supervivencia del sector es adaptarse a los cambios tecnológicos y a los gustos del consumidor. “El público es muy exigente y tenemos que adelantarnos a sus demandas. Con un smartphone y una tableta en el bolsillo, los niños provocan cambios muy bruscos. Hay que investigar e innovar. Para abordar hoy un proyecto hay que pensar en cómo estará el mercado dentro de dos años”, dice.

El dibujo japonés, por ejemplo, que reinó durante décadas, está ahora de capa caída, tanto por la estética del diseño como por los contenidos, a menudo violentos y sexistas. Quizá por eso las televisiones han cambiado el paso y actualmente lo que demandan es, como apunta Segura, “comedias que gusten a niños o niñas”. Piezas blancas que puedan viajar por los cinco continentes sin problemas. Aunque hay que tomar precauciones: “La magia no puede salir en las series destinadas a los países árabes y los personajes que son cerditos lo tienen mal en esas zonas”, advierte el director de Planeta Junior.

Las series no viven solo de la televisión. A su alrededor se desarrolla una poderosa industria (juguetes, libros, cromos, videojuegos). Diboos calcula que las empresas de animación generarán dentro de tres años unos 880 millones de euros, casi el triple que en 2011. Los contenidos españoles se venden a más de 170 países, y el 70% de las producciones cuentan con socios foráneos. “No estamos en la cultura de la subvención, sino de la internacionalización”, recalca Segura, que ilustra la afirmación con el caso de La abeja Maya: los guiones se escriben en España y Alemania, en Asia se le da el color y en Francia se realiza la postproducción. Para acceder al mercado global, se tiende a hacer las series en inglés. Europa continental y Latinoamérica son los principales mercados.

Los productores, que no se cansan de reclamar más ayudas fiscales, sostienen que para construir industria lo importante es pensar en el público internacional, hacer series que no caduquen y poner en marcha otras líneas de negocio. Sobre todo teniendo en cuenta que los hábitos de consumo han cambiado. “En YouTube, el tercer contenido más visto es la animación”, recuerda el directivo de BRB. Esta compañía ha dado un salto en el terreno de la innovación con Invizimals, la primera serie animada que utiliza realidad aumentada. Basada en un videojuego diseñado por la empresa española Novorama, y con el respaldo de Sony, los usuarios pueden ampliar los contenidos en la segunda pantalla gracias a una aplicación interactiva. Invizimals, que llegará a Clan en el tercer trimestre del año, es el caso más cercano de producción transmedia. En esta línea, BRB, en colaboración con Outfit7, presentará en el MIPCOM Talking Tom and Friends, basada en una aplicación que ha generado 1.500 millones de descargas y registrado 850 millones de visitas en YouTube.

Planeta Junior, a su vez, acaba de anunciar un acuerdo con DreamWorks, el estudio de animación más grande del mundo (Shrek, Madagascar), que incluye 1.100 programas de media hora de duración cada uno. La alianza abarca las series que producirán DreamWorks y Netflix. “Son contenidos de Champions”, afirma Segura. El coloso estadounidense juega en otra liga: gasta unos 600.000 euros por episodio, casi tres veces más que una coproducción europea.

Frente a la expansión del tridente de la animación española, el sector tiene también un lado amargo: las dificultades financieras acorralan a Cromosoma (Las tres mellizas) y Zinkia (Pocoyó).

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