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Rituales con fuego y multiplicación de panes en los carnavales de Ecuador

El carnaval andino tiene el acento en la celebración de la siembra, la cosecha y el inicio de un nuevo ciclo agrícola

Una procesión en el carnaval de Totoras.
Una procesión en el carnaval de Totoras. EDU LEÓN

El carnaval andino tiene el acento en la celebración de la siembra y la cosecha, es decir, el inicio de un nuevo ciclo agrícola. En las comunidades de Ecuador que están asentadas sobre los 2.500 y 3.000 metros de altura, cada año se celebra el Pawcar Raymi o fiesta del florecimiento, en la que se hacen rituales en torno al fuego, que representa el espíritu del sol que posibilita la producción de la tierra y la abundancia de la cosecha. Pero la cosa no acaba allí, porque el carnaval en los Andes no está reñido con la religión y tras los días de exceso, los fieles llenan las iglesias y llevan sus plegarias por la abundancia a la divinidad de su agrado.

En la comunidad de Totoras (Tungurahua, centro del país), por ejemplo, se venera al Niño Jesús, al que llaman Niño Caporal, que cada carnaval sale de la casa de sus tutores (los dueños de la imagen) y es acogido por los priostes o dueños de la fiesta, que suelen ser cuatro personas de la comunidad, algunos migrantes retornados, que piden hacerse cargo de la fiesta en retribución a los milagros recibidos.

Indígenas y mestizos toman parte de esta fiesta y también celebran la liberación que conquistaron siglos atrás. Se organizan para revivir a los indígenas y a los esclavos de antaño, que durante la colonia tuvieron prohibida la celebración de sus fiestas paganas. Unos llevan máscaras y atuendos de indígenas o otros se tiznan el rostro con betún negro y danzan por todo el pueblo junto con las famosas bandas de pueblo que animan el carnaval con trompetas, bombos y platillos.

La fiesta en Totoras comienza con el sacrificio de los animales que alimentaran a propios y extraños. Los priostes deben poner las reses, los cerdos, las gallinas, y lo que haga falta para satisfacer a los comensales. Debe haber comida para los cuatro días de festejos y los cuerpos de los priostes tienen que resistir la bacanal hasta el último día, para acompañar al Niño Jesús hasta la iglesia.

Con las bendiciones del sacerdote de turno, todos suben a la loma más alta del pueblo donde se reproduce el milagro de la multiplicación de panes, en versión carnavalesca. La música de las bandas de pueblo suena al tiempo que los priostes reparten cientos de panes en bolsas de plástico. Luego el pueblo se sume en silencio total y empieza la Cuaresma.

Las ciudades del centro del país son las que más atraen a los turistas. El carnaval de Guaranda, declarado Patrimonio Intangible del Ecuador, se caracteriza por los juegos con agua y polvo de colores y porque todas las casas se abren para recibir a conocidos y desconocidos, porque es la época de reconciliaciones y festejos.

El carnaval de Ambato, que reciben el nombre de Fiesta de las Flores y de las Frutas, se caracteriza por multitudinarios desfiles que agradecen la fecundidad de sus tierras y también recuerdan que esta ciudad jardín se levantó de las ruinas que quedaron tras el terremoto del 5 de agosto de 1949.

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