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¿Y para qué sirve un Goya?

Obtener el premio a la Mejor película garantiza una ‘segunda vida’ comercial al filme ganador 'Vivir es fácil con los ojos cerrados' se reestrenará con la mitad de copias que en su debut

Javier Cámara recoge el Goya a mejor actor.
Javier Cámara recoge el Goya a mejor actor.Carlos Álvarez (Getty)

Cada año por estas fechas vuelve a escucharse, como un mantra, la pregunta recurrente: al margen del prestigio, el ombligo y los cuchicheos políticos, ¿para qué sirve de verdad ganar un Goya? La respuesta es clara, sobre la base de datos históricos y actuales: para que la película en cuestión pueda aspirar a una segunda vida comercial en salas.

Los Goya como resurrección. Eso desean los productores de Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba, y La herida, de Fernando Franco, en su regreso a las salas. La fortuna les sonrió en la gala del cine español: la película de Trueba se hizo con seis cabezones, incluidos los de Mejor película y Mejor dirección, es decir, los más importantes; la de Franco se alzó con dos, Mejor dirección novel y Mejor actriz. Ahora ambas buscan un efecto Goya, consistente en una nueva posibilidad de existir en las salas y una reconciliación con la taquilla.

La apuesta no es de la misma magnitud. Vivir es fácil con los ojos cerrados volverá a la gran pantalla con 60 copias, casi la mitad de las que tuvo en su estreno, 131, y con las que consiguió recaudar antes deganar los Goya 700.000 euros. Este número es un desquite para los problemas que tuvo David Trueba en el arranque de su película. A pesar de tener 181 copias comprometidas, Cinesa decidió no estrenarla por desavenencias económicas con la distribuidora. El hachazo fue de 50 copias. Trueba lo dejó claro: “No busco quién tiene la culpa o la razón. Pero lo que está claro es que para nosotros fue demoledor”.

'La herida' cuenta casi con un segundo estreno, con solo cuatro copias menos que en su debut

Para La herida, la apuesta es aún más ambiciosa. El filme de Fernando Franco no cuenta con un reestreno, sino casi literalmente con un segundo estreno. La película ha vuelto desde el pasado fin de semana con 23 copias, solo cuatro menos de las que tuvo en su debut y puede aprovecharse de los premios ganados por el propio director y por su actriz Marian Álvarez. Toda ayuda le vendrá bien a una película que solo consiguió recaudar 130.650 euros en su primer tramo en las salas, frente a un presupuesto de casi un millón de euros.

El caso de Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia, es distinto. Ganó ocho Goyas, aunque fuera de las categorías más codiciadas. Pero la película ya se puede disfrutar en Canal+ o en la plataforma digital Yomvi. A pesar de ello, y de que el DVD y el BluRay llegarán a las tiendas el 3 de marzo, Universal tratará de aprovechar el impacto de los premios con 60 copias, es decir seis veces menos de las que tuvo en su estreno: 396.

Desde Rentrak, la consultora que informa a la industria del cine sobre sus resultados, afirman que más que un milagro en la mayoría de los casos es “un empujón”. Según Arturo Guillén, su vicepresidente, el tirón de los premios afloja en un par de semanas: “Son una ayuda, no un milagro”.

Son numerosos los directores y productores que ya saben lo que es el impacto directo de un Goya. Ganar uno puede abrir la puerta de despachos antes cerrados a cal y canto. Disparar las redes sociales. Hacer que las colas vuelvan a los cines. Que se lo digan a Agustí Villaronga, que en 2011 arrasó con Pa negre, ganadora de nueve estatuillas (entre ellas, Mejor película y Mejor director). Fue la primera película en catalán triunfadora en unos premios Goya. Ya con el anuncio de las nominaciones, en las que Pa negre partió con 14 candidaturas, el filme inició una segunda carrera más sólida. Con 830.000 euros recaudados hasta ese momento después de 14 semanas en cartel, solo en una semana sumó otros 49.000. El día de la gala, la película llevaba recaudados 1,1 millón de euros, cifra que aumentó a los 1,7 millones después de su reestreno con casi 30 copias más, hasta alcanzar la cifra total de casi 2,7 millones de euros. “A mí, a raíz de los Goya, me reciben los productores en sus despachos, algo que antes era mucho más difícil”, cuenta Villaronga, quien añade: “El gran problema de nuestra industria es que las películas apenas se conocen. Los presupuestos están tan ajustados en las películas pequeñas que apenas hay dinero para la promoción. A este tipo de cine nos ayuda mucho la prensa y, sobre todo, ganar un Goya”.

A raíz de los Goya me reciben los productores, algo que antes era mucho más difícil Agustí Villaronga, director de cine

La sorpresa para Jaime Rosales no saltó únicamente en aquella noche de febrero de 2008 en la que, frente a todos los pronósticos, su película La soledad arrebató los premios Goya más importantes a la gran favorita en esa edición, El orfanato, de Juan Antonio Bayona. El filme vivió una auténtica segunda y exitosa vida. “Habría que analizar caso por caso, pero mi experiencia fue como de la noche al día. Su segunda vida fue mucho mejor que la primera”, recuerda el realizador seis años después. La realidad es que el efecto Goya con La soledad fue deslumbrante. De los 228.000 euros recaudados desde su estreno hasta el día de la gala (ese día se proyectaba ya en una única sala de cine) se pasó a los 670.000 euros tras su reestreno con 28 copias más. O sea, cerca de 80.000 personas decidieron pagar su entrada para ver La soledad después de conocer su éxito en los Goya (Mejor película, director y actor revelación). “Los Goya”, asegura Rosales, “dan a las películas un músculo comercial indudable, incrementan su potencial”.

Los ejemplos de Pa negre y La soledad, dos filmes de factura pequeña, no son los únicos. La cinta ganadora del año pasado, Blancanieves, dirigida por Pablo Berger (10 galardones), pasó de los 926.748 euros conseguidos hasta el día de la gala de los Goya a 1.280.000 gracias a su reaparición con 90 copias. En el caso de Celda 211, la cinta carcelaria de Daniel Monzón que se convirtió en un éxito desde el primer día de su estreno, el cálculo realizado por su distribuidora, Paramount, certifica que de los 13 millones de euros recaudados en total, dos de ellos corresponden al efecto de los Goya (ocho estatuillas en 2010). “Fue el impulso definitivo para una película, dura y claustrofóbica, que para sorpresa de todos arrasó en taquilla. Tras la gala, me paraban por la calle, me jaleaban y me aplaudían. Fue insólito”, evoca Monzón.

Las grandes producciones no se quedan atrás. El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro (siete goyas en 2007), consiguió casi dos millones de euros más de recaudación tras la ceremonia (de los 7.134.000 euros a los 8.896.000).

Reestrena, que algo queda...

A. L. S.

No solo las elegidas del palmarés intentan sacar partido. Caníbal de Manuel Martín Cuenca, que solo se llevó el Goya a la mejor fotografía, jugó una estrategia similar el fin de semana pasado, volviendo a los cines con 22 copias, más de un tercio de las 64 con las que se estrenó. Su suerte en la taquilla es similar al de La herida: 149.032 euros frente a dos millones de costes que asumió la productora de esta mezcla entre thriller y drama antropófago.

La gran familia española es un caso distinto. La comedia de Daniel Sánchez Arévalo, con el gol de Iniesta que dio a España el mundial como excusa para describir un simpático fresco familiar, es un éxito de taquilla, con tres millones de recaudación, aunque tiene que levantar cuatro millones de inversión entre costes de producción y publicidad. Y eso marca que la estrategia seguida en su distribución, que lleva la major Warner Bros, sean distintas.

La película de Daniel Sánchez Arévalo ha optado por un fuerte reestreno de 113 copias (más de un tercio que en su debut en septiembre de 2013: 286 pantallas). Lo ha hecho antes de la gala, para aprovechar el tirón de sus 11 nominaciones, pero distribuidora y productora no tienen previstos otra expansión después de que la gala los dejara solo con dos: mejor canción original y mejor actor de reparto (Roberto Álamo).

El reestreno ha sumado otros 100.000 euros al total de la película, poco más del 3% del global recaudado.

Para los productores de 15 años y un día no ha quedado ni reválida en los Goya. Al drama adolescente de Gracia Querejeta le fue muy mal en las salas. Solo recaudó 600.000 euros con un coste de 3,6 millones. Si la gala les hubiera sido propicia, podrían haberse encomendado al efecto Goya. Pero el largometraje se fue con las manos vacías, sin conseguir traducir en premio ninguna de sus siete nominaciones.

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