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“Mi momento más memorable fue vender el tríptico de Bacon”

Jussi Pylkkanen, presidente de Christie’s Europa, Oriente Medio, Rusia e India, niega que exista una burbuja en el mercado de arte

Miguel Ángel García Vega
Jussi Pylkkanen, el hombre del récord en subastas de arte.
Jussi Pylkkanen, el hombre del récord en subastas de arte.

Es el hombre del récord. Su mazo remató la venta, por 142,5 millones de dólares (105,8 millones de euros), del lienzo Tres estudios de Lucian Freud. El tríptico, firmado por Francis Bacon, se convirtió, aquel 12 de noviembre de 2013 en Nueva York, en la obra de arte más cara adjudicada nunca en subasta. Cuando Jussi Pylkkanen, presidente de Christie’s en Europa y Oriente Medio, golpeó el atril para cerrar la puja ignoraba que era Elaine Pascal Wynn, la exmujer del magnate de los casinos Steve Wynn, quien estaba detrás. Ni tampoco conocía entonces que ese mismo mes las ventas en arte de postguerra y contemporáneo alcanzarían en la casa de pujas los 691 millones de dólares (510 millones), la cifra más alta de su historia. Nada hacía presagiar la orgía de dinero que llegaría. Simplemente Pylkkanen dijo, impasible, mirando al bacon que estaba a su izquierda en la sala:

— Empecemos en… ochenta millones de dólares.

Diez pujadores comenzaron una coreografía de dinero en la estratosfera que para muchos fue, antes que una égloga de la pasión por el arte, un canto a la desigualdad del mundo. Seis minutos después, los grandes medios de comunicación del planeta ya buscaban hueco en sus portadas a la noticia.

Por su naturaleza, la subasta es el método más público y transparente para comprar y vender arte

Pregunta. ¿Está preocupado? ¿Hay una burbuja en el mercado del arte? ¿Están sobrecalentados los precios?

Respuesta. No. La actividad constante de los clientes a través de los países, los niveles de precios y las distintas categorías demuestra que hay estabilidad. A lo que se suma una participación creciente. Hace unas semanas anunciamos unas ventas totales de 4.500 millones de libras (5.417 millones de euros), un récord en la historia del mercado del arte. Pero es el cuarto año consecutivo que se registra un crecimiento sostenido. En la parte más alta del mercado, el número de coleccionistas que participan continúa aumentando. De hecho, en la subasta del tríptico de Francis Bacon hubo diez pujadores que compitieron por encima de los 85 millones de dólares (62,7 millones de euros). Y vemos esta misma tendencia en todos los niveles de precios. No olvide que las obras de arte son únicas y el mercado responde a la oferta y la demanda. Es verdad que la demanda crece, pero también lo es que el año pasado una gran cantidad de obras maestras llegaron a subasta.

P. ¿Hay una falta de transparencia en las casas de subasta? No sabemos ni quién vende ni quién compra.

R. Por su naturaleza, la subasta es el método más público y transparente para comprar y vender arte. Ofrece la oportunidad de fijar el valor real de mercado de una obra a través de un proceso competitivo de pujas.

P. ¿Está cerca la primera subasta de mil millones de dólares?

R. Con el crecimiento de la demanda internacional, el año pasado vimos la primera subasta que superó los 500 millones de dólares (360 millones de euros). Si las obras adecuadas, de la calidad precisa, llegan en el momento correcto, podremos ver niveles superiores en los próximos años. Todo dependerá de las piezas que se ofrezcan.

P. ¿Los coleccionistas árabes están revolucionando las subastas?

R. En los últimos cinco años hemos visto la entrada de manera constante de nuevos compradores de Oriente Medio, Asia, Rusia, y otros territorios, junto con los procedentes de mercados tradicionales como Europa o Estados Unidos. Oriente Medio es una región que está ahora más activa que nunca, pero destacar un territorio en concreto no sería un reflejo fiel del cambio que vemos, en el que las fronteras nacionales importan menos que nunca en los hábitos de compra de los coleccionistas.

P. Hoy en día, ¿el arte solo es accesible para los billonarios?

R. En absoluto. Es verdad que los elevados precios y los récord son los que ocupan más espacio en las noticias, pero Christie’s ofrece piezas desde 500 libras a 90 millones de libras. De hecho, el 30% de nuestros nuevos clientes proceden de South Kensington (Londres), la sala de ventas especializada en obras de 1.000 a 50.000 libras (1.200 a 60.200 euros). Además, hemos descubierto que nuestros clientes compran de media en siete categorías. No es inusual que un coleccionista que se gasta 20 millones de libras en una pintura contemporánea a la vez adquiera unos candelabros de plata por 25.000 libras o un póster de época de una película por 1.000.

P. ¿Pero no se están separando las subastas del mundo real? A fin de cuentas, solo pueden comprar en ellas menos del 1% de la población del planeta.

R. Como le he dicho antes, en absoluto. Celebramos subastas todo el año y en todo el mundo. Aunque las Evening Auction [“Subastas de la tarde”, para las que se seleccionan los mejores lotes] se muevan en términos de millones o de decenas de millones de libras, esta es solo una parte de la imagen cuando hablamos del mercado del arte. En 2013, el 30% de nuestros compradores fueron clientes nuevos, e incluyen la totalidad de los niveles de precio del mercado.

En el cambio que vemos, las fronteras nacionales importan menos que nunca en los hábitos de compra de arte

P. Procede del mundo de las subastas y a los creadores, en principio, les gustan muy poco. ¿Cómo le perciben los artistas, como un amigo o un enemigo?

R. Creo que la comunidad artística reconoce los beneficios del mundo de las subastas. Christie’s lleva presente en él durante casi 250 años, antes, incluso, que la mayoría de los grandes museos. James Christie, nuestro fundador, apoyó a muchos artistas de su tiempo y llevó a subasta trabajos de Thomas Gainsborough y sir Joshua Reynolds. El mundo del arte vive un cambio global, cultural y esto es una respuesta al volumen de personas comprometidas con el arte, ya sea a través del mercado, museos u otros espacios culturales. Cuanta más gente haya que quiera disfrutar del arte, más arte habrá para ser disfrutado.

P. ¿Por qué la mayoría de las grandes obras se subastan en Christie’s o Sotheby’s? ¿Funcionando como un duopolio?

R. Los vendedores quieren ir a un lugar que tenga el mayor alcance posible y pueda atraer al mayor número de potenciales pujadores. A cambio se consiguen los precios más elevados. Christie’s ofrece más obras de arte a más gente en más lugares que nadie. Las piezas también pueden ser vendidas de forma privada, sin despertar tanta atención pública como en una subasta. Este tipo de transacción —en la que hemos invertido en los últimos años— se tradujo durante 2013 en unas ventas de más de 1.000 millones de dólares (738 millones de euros).

P. ¿Cuál ha sido el momento más memorable de su carrera?

R. ¡Es una pregunta difícil! Ha habido muchos. Creo que probablemente sería la venta del retrato de Lucian Freud, de Francis Bacon, que estableció un récord mundial. También me acuerdo cuando, durante 1987, en mis primeros tiempos en Christie’s, se vendió Los girasoles de van Gogh por 25 millones de libras. Ocupó muchos titulares [En su momento fue la pintura más cara rematada en subasta]. En aquellos días, cuando empezaba en el negocio, nunca hubiera imaginado que años después sería el subastador que fijaría un nuevo nivel de precios en el mercado del arte.

P. ¿Qué obra le gustaría vender en subasta?

R. Soy especialista del departamento de arte Moderno e Impresionista. Así que seguramente escogería esta categoría… Quizá Los girasoles. ¡Sería el colofón de mi carrera!

P. Y si pudiera poseer una sola obra en el mundo, ¿cuál sería?

R. San Francisco meditando, de Zurbarán, que cuelga en la National Gallery de Londres. 

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.

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