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Natalia Goncharova regresa con honores a Moscú

La serie española de la principal 'amazona' de la vanguardia protagoniza una exposición histórica en el Tretiakov

La comisaria Irina Vakar ante el políptico Españolas, de Natalia Goncharova, en el museo Tetriakov.
La comisaria Irina Vakar ante el políptico Españolas, de Natalia Goncharova, en el museo Tetriakov.

Natalia Goncharova, la más célebre de las amazonas de la vanguardia rusa, ha regresado triunfante a Moscú 100 años después de su primera gran exposición. La galería Tretiakov presenta una muestra histórica con más de 400 obras suyas provenientes del propio museo, pero también de otros, como el Ludwig de Colonia, el Stedelijk de Amsterdam o el Centro Pompidou de París.

La retrospectiva Natalia Goncharova: Este y Oeste, se presenta como una respuesta sui generis a dos libros aparecidos en Europa en 2011 y en cuyas imágenes de cuadros atribuidos a la amazona hay, según los especialistas rusos, numerosas falsificaciones. Lo que no es de extrañar, puesto que los pintores de la vanguardia rusa se cuentan entre los más falsificados y Goncharova, que ostenta el récord en cuanto al precio de venta de sus cuadros, es uno de los blancos favoritos de los estafadores.

En 2010, Christie's subastó un cuadro de Goncharova por más de 10 millones de dólares (unos 7,5 millones de euros al cambio de entonces). El óleo se titulaba Spagnole y precisamente la serie española ocupa un lugar central en la actual exposición de la Tretiakov, que terminará a mediados de febrero.

Allí se puede ver una docena de cuadros de dicha serie –entre ellos, el hermoso Primavera, conocido también como Españolas blancas, así como el políptico de cinco paneles que representan a españolas y que, aunque ideados para estar juntos, ahora se encuentran repartidos en tres museos, dos franceses y uno ruso- y otros tantos dibujos para escenografías de ballets y esbozos de obras mayores.

El interés de Goncharova por el tema español nació de su colaboración con Serguéi Diáguilev, para cuya compañía de ballet realizaba decoraciones. El primer encargo de Diáguilev fue para El gallo de oro, opera-ballet de Rimsky-Kórsakov mostrado triunfalmente en París en 1914. Después de este éxito, explica la comisaria de la actual muestra, Irina Vakar, Diáguilev la convenció de que se uniera a él en Europa. En 1916, luego de su gira por Estados Unidos, Diáguilev viajó por España, y Goncharova, junto con su marido, el también pintor Mijaíl Lariónov, se reunieron con la famosa compañía rusa en junio o poco después.

'Españolas blancas', lienzo también conocido como 'Primavera'.
'Españolas blancas', lienzo también conocido como 'Primavera'.

España tuvo un gran impacto en la obra de Goncharova, afirma Vakar, quien cita a la famosa Marina Tsvetáyeva. En un ensayo sobre la pintora, la poetisa rusa escribía: "En España Goncharova descubre el color negro, pero no como ausencia, sino como presencia. El negro como color y como luz. Aquí encuentra también por vez primera su célebre gama goncharoviana: negro, blanco, marrón y ocre. Colores que en sí no son considerados brillantes, pero que debido a su pureza y vecindad adquieren una brillantez inusitada. El cuadro parece pintado, por ejemplo, con rojo y azul, aunque en realidad lo están con marrón y blanco. Brillo interior».

Durante su estancia en la península Gocharova trabajó por encargo de Diáguilev en dos ballets del coreógrafo Leonid Miasin que más tarde no se concretaron: España, con música de Maurice Ravel ('Rapsodia española') y 'Triana', con música de Isaac Albéniz. El empresario ruso podía permitirse en esa época experimentar y embarcarse en proyectos que podían no desembocar finalmente en la escena. Ello se debe a que, como explica Vakar, Diáguilev no tuvo problemas económicos ya que contó con el apoyo del rey Alfonso XIII.

La serie española, que Goncharova continuará pintando incluso en los años treinta, muestra también su evolución, desde el cubismo decorativo, como el citado óleo de Christie's, hasta una original versión neoclásica. "Con el tiempo este tema se va convirtiendo en formal, es decir, están presentes la mantilla, el abanico, la peineta, pero los retratos ya no son de españolas propiamente tales, se alejan del natural para convertise prácticamente en símbolos", dice Vakar.

Goncharova (1881-1962), que a comienzos del siglo pasado se convirtió en figura clave de la vanguardia, experimentó en todos los movimientos de su época, desde el cubismo al realismo, pasando por el futurismo y neoprimitivismo, e incluso formó uno propio con Lariónov, su inseparable compañero: el rayonismo. La exposición presenta obras de todos sus periodos y temas: rurales, religiosos, étnicos. Aunque en la muestra participan una decena de museos, la mayoría de los cuadros proviene de la Tretiakov. La mayor parte de las piezas de su rica colección de Goncharova viene de la generosa donación que le hizo la segunda esposa de Lariónov, Alexandra Tomílina.

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