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Calabaza, acaba un cuarto de siglo

Decenas de aficionados celebran con un evento en Madrid los 25 años del estreno de la película ‘Amanece que no es poco’

Tommaso Koch

Entre tantos fieles, había hasta un hereje. Porque James Fernández acudió desde Nueva York al evento organizado por los llamados amanecistas para celebrar el 25º aniversario del estreno de Amanece que no es poco sin haber visto la película. “Espero hacerlo pronto”, prometía este señor de 52 años, en España de vacaciones, sentado en una esquina de la gran sala del Círculo de Bellas Artes madrileño que acogía la fiesta.

En realidad, Fernández había ido más bien porque se proyectaba el documental Veinte años amaneciendo, que no es poco, de su amiga Gabriela Martí. Pero del centenar de personas que le rodeaban, excluido probablemente algún que otro niño, la aplastante mayoría estaba allí por otra razón, más pasional: soplar todos juntos sobre las 25 velas del filme de culto de José Luis Cuerda.

Resulta que, al igual que Star Trek o La guerra de las galaxias, Amanece que no es poco también tiene su legión de fans, sus mítines y su merchandising oficial. Y no solo: unos pocos asistentes resumían su amor por la cinta llevando el disfraz de algún personaje, del alcalde a los guardias civiles. La Asociación Alfombras de Serrín de Elche de la Sierra realizaba en tiempo real una obra inspirada en el filme. Otros –muchos- lucían su conocimiento del guion y repetían diálogos enteros de Amanece que no es poco.

“Calabaza, se acaba un nuevo día y como todas las tardes quiero despedirme de ti”, repetía, con algún trompicón, una de las secuencias más conocidas José Manuel Mendel, 40 años y una camiseta naranja de los amanecistas. Y luego se lanzaba a interpretar otro diálogo mítico: “¿Es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner?”.

Todo, en el fondo, asumía un cierto aire a surrealismo que no hubiera desentonado en absoluto en la delirante película original. “El 25º aniversario merecía una fiesta a lo grande”, aclaraba Juan Ángel Martínez, organizador del evento y presidente de la recién nacida asociación Amanecistas, que recubre de oficialidad las quedadas y rutas que los enamorados del filme de Cuerda venían haciendo espontáneamente desde hacía años. “Jugamos al trivial amanecista, recreamos secuencias de la película, hacemos bailes, visitamos los lugares del rodaje”, resumía las actividades del buen aficionado Martínez, que también dirige una actividad de hostelería en los alrededores albaceteños [los pueblos de Molinicos, Aýna y Liétor], donde se grabó Amanece que no es poco.

De hecho, Martinez estuvo en el rodaje, ya que tuvo un papel en la película. En 1988 tenía 12 años e hizo de niño deprimido. “Es que estoy deprimío”, reintepretaba el viernes una de las dos frases que decía en el filme. Al parecer, esta, y todas las demás secuencias de la obra tendrán pronto subtítulos en italiano. Es la misión que se ha propuesto Simone Negrin, turinés de 35 años hechizado por Amanece que no es poco hasta el punto de descubrírsela él a su pareja española, Maite Ramalleira. “Es una perla, pero a Italia nunca llegó”, contaba Negrin con cierto grado de indignación.

Entre tanto aficionado, el 25º aniversario contó también con algunos miembros del reparto original. Aparte de Martínez, Miguel Rellán (Carmelo en la película) y Antonio Resines (Teodoro) fueron a homenajear a su criatura. Junto con ellos, Fernando Méndez-Leite, exdirector del ICAA que a la sazón otorgó una subvención al filme. Por ello, con cierto orgullo, se considera el primero de los amanecistas.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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