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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Justicia?

Cuentan que María Antonia Munar ha propuesto entregar una parte del dinero que ufanó gansterilmente, si a cambio la liberan del trullo

Carlos Boyero

Debido al opiáceo amodorramiento de la siesta en el sofá creo haber entendido mal la noticia que escucho en la televisión, pero alguien me confirma más tarde que no he alucinado, que mi oído estaba en perfectas condiciones. Cuentan que una profesional de la corrupción, de nombre María Antonia Munar, y que entre sus muchas sacrificadas y heroicas labores sirviendo a la comunidad, ejerció como presidenta del Parlamento de Baleares, ha propuesto entregar una parte del dinero que ufanó gansterilmente, si a cambio la liberan del trullo.

Imagino que si ha hecho proposición tan generosa es confiando en las racionales posibilidades de que se lo concedan. Si a los que depositaron sus fortunas en Suiza, las Caimán o en el jardín de su casa, el Gobierno les concedía el perdón a cambio de que entregaran un cómico 10% de la pasta que habían escaqueado a la justicia.

Bueno, a la dama todavía le quedan otros dos procesos. O sea, que su ágil mente habrá calculado las futuras remesas de euros sucios que tendrá que ofrecer en el injusto caso de que la condenen. Y a lo mejor, todavía le queda un suculento pico para llevar una existencia feliz, sin tener que preocuparse por esa ordinariez denominada problemas económicos. Por lo cual, tampoco entiendes que alguien tan ilustrado como Bárcenas permanezca en chirona, cómo no ha llegado a un arreglito para poder dormir en su amada cama, a cambio de devolver unos pellizcos de ese pastón que le fue concedido por obra y gracia del Espíritu Santo.

Mi profunda ignorancia siempre había creído que la profesión de fiscal consistía en encarnar a la acusación. Pero observando la épica y concienciada defensa que hace un fiscal de la inocencia de una señora rubia y etérea que jamás se enteró de donde procedían los millones que nutrían a una sociedad que compartía con su apuesto y balonmanista esposo, deduzco que no me he enterado bien de la naturaleza y el funcionamiento de esa institución tan cinematográfica de la fiscalía. No está solo en empeño tan altruista. El ardoroso cruzado de los fetos, ministro de Justicia, o algo así, tampoco cree necesario que la calumniada acuda a pie para declarar en su imputación, exponiéndose a las miradas o a los insultos del vengativo populacho. No pasa nada, lo de siempre.

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