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CRÍTICA | MANDELA, DEL MITO AL HOMBRE
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La película oficial

Con 'Mandela, del mito al hombre' es normal que el espectador se debata entre el interés y la pereza, el homenaje y el negocio

Javier Ocaña
Idris Elba encarna a Mandela en este biopic que dirige Justin Chadwick.
Idris Elba encarna a Mandela en este biopic que dirige Justin Chadwick.

Hay películas que nacen con el don de la (in)oportunidad. Con Mandela, del mito al hombre, basada en El largo camino hacia la libertad, la autobiografía del líder sudafricano, un proyecto pergeñado en vida pero que ha ido llegando a los cines en unos días a caballo entre su agonía y su muerte, es normal que el espectador se debata entre el interés y la pereza, lo adecuado y lo improcedente, el homenaje y el negocio. Y más cuando hablamos de una traslación en imágenes de su propio pensamiento y visión, de todo el arco cronológico y no de un episodio concreto, de algo así como la película oficial, la auto-película.

Idris Elba encarna a Mandela en este 'biopic' que coproducen Reino Unido y Sudáfrica. 

Como la inmensa mayoría de las historias que aspiran a contarlo todo, Mandela está condenada a ser más superficial que compleja, más sentenciosa que analítica, más enciclopédica que emocionante. Y, sin embargo, el muy profesional trabajo de William Nicholson, guionista de Tierras de penumbra y Gladiator, que fluye con naturalidad en un arco de tiempo enorme en el que no es fácil ser constante sin que el relato se convierta en episódico, dota al conjunto de un empaque que, en cambio, no logra administrarle Justin Chadwick en la puesta en escena. Cada vez que el director decide hacer una cámara lenta, fijar su objetivo en el sol refulgente, subir el volumen de los cánticos o mostrar la mirada de un niño ante la barbarie, es como para echarse a temblar. Pero esos momentos melifluos son esporádicos dentro de un engranaje en el que acaban sobresaliendo dos aspectos, uno interior y otro exterior. Primero, la capacidad única de Mandela para integrar; desde el colectivo, cuando convenía, y desde su propia individualidad, cuando los demás no estaban a su altura moral, tanto en la esencia como en la práctica. Y segundo, el excelente trabajo de Idris Elba con la voz y el cuerpo, fundiendo aproximación, imitación y carisma, y al que no le hace justicia una labor del equipo de maquillaje no demasiado afortunada.

Película para mayorías que quizá busquen en el personaje más una experiencia didáctica que una aproximación trascendente, sobre todo en el área más política, Mandela, eso sí, no evita acercarse a algunas de las zonas más grises del personaje, caso de sus inicios como líder de un grupo que, ante los desastres del apartheid, se adentró en el terreno de los atentados violentos, e incluso de un carácter mujeriego con el que muchos se sorprenderán en el plano más personal.

MANDELA, DEL MITO AL HOMBRE

Dirección: Justin Chadwick

Intérpretes: Idris Elba, Naomie Harris, Tony Kgoroge, Riad Moosa, Jamie Bartlett.

Género: drama. R U, 2013.

Duración: 139 minutos.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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