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CRÍTICA | OSLO, 31 DE AGOSTO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Otro fuego fatuo

El danés Joachim Trier recupera 'El fuego fatuo', del francés Pierre Drieu La Rochelle, un texto al que recurrió Louis Malle

Javier Ocaña
Un instante de la película 'Oslo, 31 de agosto' del danés Joachim Trier.
Un instante de la película 'Oslo, 31 de agosto' del danés Joachim Trier.

"Me suicido porque no me quisisteis, porque no os quise. Me suicido porque nuestras relaciones fueron cobardes, para estrecharlas. Dejaré sobre vosotros una mancha indeleble", escribió con prosa brillante y espíritu combativo el francés Pierre Drieu La Rochelle en El fuego fatuo, un texto al que recurrió Louis Malle para culminar su desoladora película homónima, y una novela que, casi 50 años después del portentoso trabajo del director francés, ha recuperado el danés Joachim Trier para su segundo largometraje, Oslo, 31 de agosto, ambientado en la capital noruega. Otro trabajo deslumbrante, tan semejante en la esencia y a la vez tan novedoso en la forma, que presenta en los cines españoles a este primo lejano de Lars Von Trier y que no debería pasar inadvertido en unas semanas complicadas para las películas pequeñas y desconocidas.

Tráiler de 'Oslo, 31 de agosto', film danés de 2011 dirigido por Joachim Trier. 

El contraste entre las bellísimas primeras imágenes del relato de Trier, perfectas en tono, luz y tempo para resumir lo que puede ser una existencia feliz, y la segunda secuencia, en la que el protagonista se adentra en un río agarrado a una gran piedra para poner fin al bendito calvario, es de una exquisitez abrumadora. El resto, el día y la noche de reencuentro de un alcohólico y drogadicto, rehabilitado en una clínica durante meses, con lo que fueron sus días de vino y rosas. Burgués profundamente culto, brillante en el físico y en el intelecto, el treintañero aspirante a suicida es un personaje derruido, y Trier nos lo muestra a través de unas imágenes que, partiendo del espíritu de la nouvelle vague (olor a calle, sabor a juventud), aterriza en una delicadeza formal y en una altura intelectual que te derrumba. Como ese Oslo impoluto que esconde un puntual estercolero; el fuego fatuo de un hombre a la intemperie, inolvidable gracias a la película de Malle, y ahora doblemente inolvidable con la de Trier, tan distinta, tan igual.

OSLO, 31 DE AGOSTO

Dirección: Joachim Trier

Intérpretes: Anders Danielsen Lie, Hans Olav Brenner, Ingrid Olava, Johanne Kjellevik Ledang.

Género: drama. Dinamarca, 2011.

Duración: 95 minutos.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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