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CRÍTICA | OBRA 67
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El poder de transmisión

Obra 67 es la viva demostración de que con cuatro duros se pueden hacer cosas importantes

Javier Ocaña
Fotograma de 'Obra 61', debut en el largometraje de David Sáinz.
Fotograma de 'Obra 61', debut en el largometraje de David Sáinz.

El artista conceptual presente en la trama de Obra 67, heredero de aquel Mark Lewis de El fotógrafo del pánico que ansiaba filmar el miedo inmediatamente anterior a la muerte, afirma en la parte final de la película que la clave para el impacto del audiovisual está "en el poder de transmisión". Ni en la gran producción ni en el elaborado guión ni en un sonido impecable; transmisión, y punto. Una frase que encaja a la perfección con lo que desprende este debut en el largometraje de David Sáinz, primer trabajo en llegar a los cines de los nacidos a partir del modelo de producción #littlesecretfilm (presupuesto y equipo ínfimos, estreno gratuito online): una película pergeñada desde las tripas, que atrapa por la autenticidad de sus diálogos y por el poder de transmisión, ahí está, de tres de sus actores, uno ya conocido, Antonio Dechent, y dos torrentes de comicidad, naturalidad y fuerza, Jacinto Bobo y Álvaro Pérez, forjados en una serie para la web también dirigida por Sáinz, y espejos brillantes desde su talento innato de la obsesión preparatoria que rodea a tantos intérpretes de peso, un ejercicio del que bien se ríen en la película a partir de otro de sus personajes.

Obra 67 es la viva demostración de que con cuatro duros se pueden hacer cosas importantes, emancipadas de cualquier tipo de academicismo, ya sea en la producción, en la realización o en la narrativa. Primero, con el género, siempre libérrimo, pasando de la comedia al thriller, aunque sin dejar esta atrás incluso en los momentos más sangrientos, y siempre con la vista puesta en el ácido retrato social, en el personaje reconocible. Y aunque sea cierto que en la segunda mitad del relato la graduación del tiempo secuencial no está bien medido, alargándose demasiado cada una de las situaciones en la casa de la muerte, un cóctel que aúna la gracia del polígono (o poligano) con la rabia del criminal americano, sin olvidarse nunca de la crisis social, merece una oportunidad. Sobre todo porque, en un sistema de rodaje tan austero como el que se han autoimpuesto los integrantes de los #littlesecretfilm, la puesta en escena de Sáinz es un ejemplo de aprovechamiento, y de elegancia, como ese plano final presidido por un botellín de cerveza.

Y si no se ríen con la conversación filmada en plano-secuencia, de nueve minutos de duración, desde el coche hasta el chalet, es que están ustedes muertos.

OBRA 67

Dirección: David Sáinz

Intérpretes: Álvaro Pérez, Jacinto Bobo, Antonio Dechent, Daniel Mantero, Ricardo Mena.

Género: comedia criminal. España, 2013.

Duración: 105 minutos.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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