_
_
_
_
Tentaciones
_

El viaje iniciático (y lisérgico) de Ricardo Vicente

Después de una carrera a la sombra en Tachenko, La Costa Brava y junto a Fran Nixon, el zaragozano se reivindica en solitario con un disco-libro

La vida del músico de gira no es tan idílica como parece. Tras los triunfos sobre el escenario hay una sucesión de habitaciones de hotel y estaciones de servicio. Kilómetros y más kilómetros, rutinas, momentos de soledad y un ejército de hámsters con acento búlgaro en el suelo de la furgoneta de la banda. Al menos así es en ¿Qué haces tan lejos de casa?, disco-libro mitad ficción y mitad crónica novelada que documenta la gira, con sus conquistas e inseguridades, del zaragozano Ricardo Vicente, exmiembro de Tachenko y La Costa Brava, con Fran Fernández (compañero desde sus tiempos en La Costa Brava) y Ramón Rodríguez (The New Raemon).

“En el fondo, estar de gira es una cosa seria”, asegura Vicente a medio camino entre Málaga y Córdoba, ciudad a la que se dirige para presentar el proyecto. “Tener una banda y llevar 12 años es tener una doble vida: tienes una cotidianidad, después entras en un caos, para acabar de otra vez en la cotidianidad”. Nada obliga al músico, profesor de filosofía cuando regresa a casa, a embarcarse en una tarea a menudo ingrata. Pero lleva haciéndolo más de diez años, primero como miembro de Tachenko, después en los últimos años de vida de La Costa Brava. “Era un grupo muy atípico”, recuerda hoy el propio Vicente. “En La Costa Brava cada uno tenía su genialidad. Como siempre dice Fran [Fernández, otro de los colíderes de aquel supergrupo] era más la historia de una amistad que la historia de una banda”. Y que acabó de forma repentina una mañana de julio de 2008, con la muerte de Sergio Algora, algo así como el aglutinador de la formación. Tras el desenlace, Vicente siguió ligado a Fran Fernández como escudero en su proyecto Francisco Nixon. “Continuó la historia de la amistad, pero evidentemente sin todo el jolgorio y toda la locura”.

En ¿Qué haces tan lejos de casa? hay, no obstante, recuerdos del carácter genial e impredecible de Algora, que antes de compartir carretera y fama con Vicente, ya había redefinido en los noventa el género psicodélico con los celebrados El Niño Gusano. “Sergio era más surrealista. Yo uso más la ironía y la personificación”, explica Vicente. “Todo el mundo escribe para contar una cosa y ocultar otra. Pero es cierto que uno aprende con la gente que vive, y supongo que hay mucho de los años que pasé con Sergio”. En el libro desfilan monos que predicen el éxito de la gira en ascensores de hoteles, bandas de majorettes junto a taxistas, y hasta una última aparición de su amigo fallecido en un tren de Zaragoza a Madrid. Todas ellas, escenas, de algún modo, reconocibles en el universo algoriano. “Una de las cosas más importantes que me enseñó es que uno nunca puede dar pena. Pierdas o ganes tienes que decir siempre que llevas el caballo ganador. Esa es un poco la historia de La Costa Brava y de Sergio”.

Poco a poco, Ricardo Vicente ha ido reivindicándose como compositor y cantante. Como en una carrera de largo recorrido que comenzó escribiendo y cantando algunas canciones en Velocidad de crucero, el disco de 2007 de La Costa Brava, y que tuvo su continuación junto a Fran Nixon. Ahora ha llegado el momento, de alguna manera, de dar el necesario paso adelante. “La gira de El Problema de los Tres Cuerpos fue importante porque yo adquirí más protagonismo, me sentí más cómodo”, reflexiona el compositor y escritor. “Siempre he tenido mucho miedo a dejarme llevar por la vanidad. Pero adquirí la fuerza necesaria para ver que tenía algo que contar. Por eso planteo la novela como un empezar de nuevo, en una cuestión vital y personal”.

El proceso ha desembocado de forma natural en un proyecto que, por vez primera en la carrera de este artista en la sombra, pone todos los focos sobre él. Y lo hará en los primeros meses del año con una gira, “a lo Jonathan Richman”, asegura, en la que él será el único héroe. ¿Le incomoda? “El escenario es el lugar en el que menos vértigo tengo. Los miedos a lo mejor vienen cuando te vas a dormir, pero no cuando uno está trabajando”. Tal vez, para ahuyentar esos momentos de soledad e incertidumbre de toda gira acabe, de nuevo, escribiendo en tickets de viaje y papeles con cuentas de conciertos. Aunque a diferencia de lo que anotaba hace dos años, esta vez está el solo al frente de todo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_