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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

De obras

En el caso del Canal del Panamá el Gobierno ha mostrado reflejos

David Trueba
Obras del Canal de Panamá.
Obras del Canal de Panamá.CARLOS JASSO (REUTERS)

La marca España puede enlodar su plumaje en el Canal de Panamá, en otro episodio que acapara las portadas internacionales. Con lo que nos gusta mirar las obras, ahora la retransmisión es vía satélite. Estamos ante la mayor zanja del mundo. La tentación de actuar como jubiletas y mirones es enorme. Alta ingeniería, batalla estratégica y conflicto internacional no son conceptos que detengan las ganas de opinar de todo español. El que ha hecho obras en casa sabe del desprecio por el rigor presupuestario. Metidos en faena, empieza el oiga, no sabe usted lo mal que estaban los cimientos, hemos encontrado las estructuras podridas, pero quién le puso a usted estos pilares así. La sabiduría popular sostiene que toda obra dura el triple de tiempo de lo calculado y cuesta el doble de lo presupuestado. ¿Acaso no se han enterado en Panamá?

Si repasamos las últimas cacicadas de construcciones desmesuradas en España, que son la mejor representación de nuestra crisis institucional, casi siempre nos encontramos con entregas tardías, pese a falsas inauguraciones de políticos a toda prisa preelectoral, y presupuestos finales disparados sobre la previsión. La indiferencia española ante el dinero público podría encontrarse con mayor resistencia en otras latitudes no tan bien engrasadas. Pero sería injusto dejarse seducir por el fácil hábito de machacar lo nuestro cuando sentimos que no va con nosotros. Con la marca España pasa como en las autopistas de cuatro carriles en los atascos. Siempre te parece que va más rápido el carril de al lado. Y este es un pecado nacional grave que ya bastante daño nos ha hecho.

La obra chapucera es un chiste universal. Todos los países tienen su Pepe Gotera y Otilio, aunque quizá no su Ibáñez ni su editorial Bruguera. Basta reparar en el aeropuerto de Berlín. Por eso el resultado de las negociaciones del sobrecoste en la ampliación del Canal de Panamá tiene tanta trascendencia. Por una vez, el Gobierno del nunca pasa nada ha mostrado reflejos y ha enviado a la ministra de Fomento a Panamá como quien manda al Séptimo de Caballería. El conflicto podría significar para España un deterioro inasumible. Proteger a nuestros profesionales, incluso de su propia empresa, es la mejor receta.

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