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OBITUARIO

Tito Mora, el ‘crooner’ romántico español

El cantante de música ligera triunfó con temas como ‘La novia’ o ‘La hora’

El cantante melódico Tito Mora, en 1964.
El cantante melódico Tito Mora, en 1964.MANUEL LÓPEZ CONTRERAS (EFE)

Carlos García Romero (Madrid, 1940-2013) cambió su nombre por el más artístico de Tito Mora siguiendo la moda dominante en el mundo del espectáculo. En la primera mitad de los años sesenta su voz romántica y de acento lírico acompañó la España que se abre al turismo exterior y a los gozos del consumo, mientras la televisión comenzaba a vertebrar el país en blanco y negro.

Criado en una familia de artistas y cantantes del género lírico, realiza sus primeras incursiones musicales en el rock primitivo que empieza a cocerse en España a finales de los años cincuenta en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. Un incipiente rock and roll promovido en un primer momento por los hijos de burguesía urbana que después acabará proyectándose en capas más populares de la sociedad.

Con su hermano mellizo Enrique y otros compañeros funda el grupo Los Brujos, una de las formaciones pioneras que junto con Los Estudiantes y Los Pekenikes señalan el paisaje del rock madrileño de finales de la década de los cincuenta. En la dirección musical del conjunto aparece el nombre de la pianista Maryní Callejo, una mujer que tendrá más adelante un papel destacado en el desarrollo del pop español desde diferentes frentes musicales.

Como otros jóvenes cantantes formados en el rock and roll, Carlos García Romero, ahora ya Tito Mora —el nombre artístico con el que le apadrinó el locutor Raúl Matas—, se transforma en cantante de “música ligera”. El twist parece haber borrado el rock y los Beatles están a punto de cruzar el canal de la Mancha. Tito Mora, al igual que otros intérpretes de la época, desarrolla una discografía en manos de las editoras musicales grabando versiones de éxitos de Francia o de Italia como el Mon Dieu (Escucha, señor) de Edith Piaf o Hoy de rodillas (In ginocchio da te) de Gianni Morandi o temas de compositores populares como Augusto Algueró (Todo el amor del mundo, Gracias) y otros autores del momento.

Formó pareja

También participa en algunos de los festivales que siguiendo el modelo de San Remo se producen en España encabezados por el Festival de la Canción del Mediterráneo y el Festival de Benidorm. Precisamente una de las canciones triunfadoras de Benidorm, La hora, que había ganado el certamen en las voces de Alberto y Rosalía, conocerá un gran éxito en la versión cargada de dramatismo que graba Tito Mora. Supone su primer gran reconocimiento popular y el primer disco de oro de la música española.

Tito Mora estará también entre los introductores del ritmo de la bossa nova, la nueva ola musical que desde Brasil, y La chica de Ipanema como embajadora, estaba dando la vuelta al mundo. En las revistas de la época se le puede ver bailando el ritmo carioca junto a la estrella juvenil Rocío Dúrcal.

Tito Mora forma parte de ese club de cantantes que madres e hijas se reparten amorosamente en comunión en esos primeros años sesenta. Con el desembarco de Raphael el club quedará oficialmente inaugurado y a partir de ahora capitaneado en solitario. En sus apariciones en los programas de televisión de la época Tito Mora muestra su perfil de melódico imperturbable hasta en el flequillo que le acompaña. Mientras el planeta musical parece haber entrado en ebullición, las canciones de Tito Mora como La novia —ese tema que ha llegado desde Chile en la voz de Antonio Prieto— transportan a un mundo idílico que se resiste a los cambios. El triunfo de Frank Sinatra en 1966 con Extraños en la noche supone la contraofensiva melódica frente al imperio del beat.

En 1967 viajó a EE UU

Formará pareja sentimental y musical con la granadina Gelu. Si en Francia tenían a Johnny Hallyday y Sylvie Vartan y en América, a Sandra Dee y Bobby Darin, la música española podía presumir del dúo Gelu y Tito Mora, aunque la pareja acabará frustrándose y cada uno marchará por su lado. En la cima de su popularidad interviene en la segunda entrega cinematográfica de la pareja Pili y Mili, Dos chicas locas, locas (Pedro Lazaga, 1964), con un joven cantante granadino que atiende al nombre artístico de Mike Ríos. Todavía participará en otra producción, Mayores con reparos (Fernando Fernán-Gómez, 1966) y en la banda sonora de la película de dibujos animados El mago de los sueños (Fernando Macián, 1966).

La oleada pop que desembarcó con la beatlemanía y los nuevos rumbos que señalan la canción española, folk, pop, canción de autor, parecen pasarle factura a partir de la segunda mitad de los años sesenta.

En 1967 acepta una proposición de la compañía del bailarín José Toledano para actuar en Estados Unidos. Y se queda 14 años en Nueva York, donde se labra una buena fama entre los auditorios hispanos, ya que su estilo y su voz encajan a la perfección. A finales de los ochenta regresa a España, pero el intérprete de La hora y de aquella novia que radiante caminaba hacia el altar no encuentra su lugar en los nuevos escenarios musicales.

En 1992 se somete a una delicada operación de trasplante de hígado, una experiencia que le llevará a colaborar en una asociación de donantes de órganos y militar activamente desde su página web. Uno de sus últimos proyectos musicales es un disco con la colaboración de diferentes autores —Alberto Cortez, Juan Pardo, Dúo Dinámico, Augusto Algueró, Luis Aguilé— que con el título de Vivo por ti (1995) parecía resumir su experiencia vital.

La madrugada del pasado 30 de diciembre fallecía a los 72 años, tras una larga enfermedad pulmonar.

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