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OBITUARIO

Ahmed Foaud Negm, el poeta de la plaza de Tahrir

El escritor egipcio, perseguido por varios presidentes, fue un referente durante las protestas que derrocaron a Mubarak

Ahmed Foaud Negm, en 2006.
Ahmed Foaud Negm, en 2006.MOHAMED AL SEHETY (AP)

Conocido como el poeta del pueblo y Fogammi, Ahmed Foaud Negm está considerado uno de los mejores poetas en el dialecto árabe egipcio del siglo XX. De origen humilde y sin miedo alguno a dirigir su sarcasmo hacia los gobernantes y los poderosos, Negm se convirtió en una especie de héroe para las masas populares. Falleció el pasado martes 3 de diciembre de madrugada a la edad de 84 años. Ayer fue enterrado en la mezquita de Hussein, en el centro de El Cairo, a la que asistieron cientos de sus seguidores.

Negm nació en un pueblo de la provincia de Sharquiya, en el seno de una familia pobre de falahin, los campesinos del Delta del Nilo. Seis de sus 17 hermanos murieron a una corta edad. Su infancia fue muy dura, sobre todo después de la muerte de su padre. Su tío se debía hacer cargo de él, pero pronto decidió enviarlo a un orfanato, donde permanecería entre los 7 y los 17 años. Allí conoció a Abdel Halim Hafez, que luego se convertiría en uno de los cantantes más famosos del país.

Tras trabajar brevemente para un campamento militar inglés, ingresó en el cuerpo de funcionarios estatales. Condenado por falsificación de documentos, aunque él siempre reivindicó su inocencia, pasó por primera vez por la cárcel. Fue entre rejas donde empezó a escribir poesía, y ganó un premio nacional organizado por el Consejo Supremo de las Artes, lo que le permitió publicar su primera colección de poemas Fotografías de la vida en prisión.

En 1962, conoció a la persona más marco su carrera: el compositor y cantante ciego Sheij Imam. Enseguida ambos entendieron que sus artes se complementaban a la perfección, e iniciaron una colaboración que se prolongaría durante tres décadas, y les convertiría en dos de los personajes más famosos de la cultura popular del país. Sin embargo, Negm nunca abandonó su humilde barrio cairota del Bulaq, ni tampoco sus reivindicación de justicia social y condición de voz de los desvalidos.

El amor a su patria no evitó que también criticara sus defectos. “Somos una sociedad a la que solo preocupan los hambrientos cuando son votantes, y solo le importa la desnudez cuando son mujeres”, dijo con su acidez habitual. Tras la derrota en la guerra de 1967 contra Israel, sus poesías se volvieron más políticas, lo que le granjeó la enemistad de los sucesivos presidentes del país y varias estancias en la cárcel. Su más larga condena, de once años, tuvo lugar durante el gobierno de Anuar al Sadat, pues se mofó de sus discursos.

Entre sus poemas más conocidas, El hombre valiente es valiente. Negm recibió numerosos premios durante su carrera. Uno de los últimos, este mismo año, fue el prestigioso Príncipe Klaus de Dinamarca. Sin embargo, ningún premio le pudo dar tanta satisfacción como el hecho de que sus sus canciones y las del Sheij Imán fueran coreadas por la multitud que ocupó la Plaza Tahrir durante la Revolución que depuso a Hosni Mubarak en 2011.

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