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Mi casa por una película

El director argentino Lucas Figueroa estrena su primer largometraje, ‘Viral’, por el que hipotecó su hogar

El director argentino Lucas Figueroa (centro), en un momento del rodaje de 'Viral'.
El director argentino Lucas Figueroa (centro), en un momento del rodaje de 'Viral'.

¿A qué estarías dispuesto por tener 100.000 fans en las redes sociales? Esta es la pregunta que Lucas Figueroa (Buenos Aires, 1978) ha querido responder en su primera película Viral. El cineasta se estrena en el gran formato con una trilogía, a caballo entre el terror y la comedia, amparado por ostentar el récord Guinnes al mayor número de premios en un cortometraje (más de 300) por Porque hay cosas que nunca se olvidan. Raúl (Juan Blanco), el protagonista del largometraje, participa en un original concurso, tiene que vivir durante una semana en la Fnac de Callao, en pleno centro de Madrid. Si sale del edificio, pierde. Su estancia ha de servir para hacer ruido en las redes sociales. Pero no está solo. Una presencia le acompaña. Junto a Lucía (Aura Garrido), una cajera de la tienda, tendrá que descubrir si es una ficción para llamar la atención de los internautas y generar tráfico en la Red o si realmente hay alguien más en el viejo edificio donde antes se situaba la desaparecida Galerias Preciado.

¿Quién no ha paseado por unos grandes almacenes y se ha imaginado a sí mismo disfrutando una noche completamente solo? Disfrutar de los últimos adelantos tecnológicos en la sección de informática; probarse toda la ropa de la sección de caballeros, o de señorita; recorrer los pasillos del supermercado y comer lo que se te antoje… Lo que para cualquier mortal es una deliciosa fantasía para Lucas Figueroa puede tornarse una pesadilla. “Me gusta mucho la idea de estar en un solo lugar y con una patología, (que no vamos a nombrar para no revelar el argumento). Con esa localización podíamos jugar entre la ficción y la realidad”.

Para ello, Figueroa se sirve de dos elementos reconocibles en la historia madrileña: los túneles que cruzan bajo sus calles y los antiguos grandes almacenes fundados en 1943 que fueron un símbolo de prosperidad en la época franquista. La primera escalera mecánica de España se instaló en Galería Preciados. Los pasadizos solían conectar monasterios entre sí. Queda en el espectador la tarea de descifrar hasta donde llegan los límites de la imaginación del director argentino.

Aunque el asunto de los fans es algo que a Figueroa no le preocupa, al menos eso asegura, es un tema recurrente en la película. La obsesión de muchos famosos por conseguir atención en las redes sociales es solo comparable a lo que las grandes compañías están dispuestas a hacer por un puñado de “me gustas” (indicativo de que un usuario es afín a un tema en la Internet). El despropósito con el que en muchas ocasiones las multinacionales lanzan campañas virales para recolectar seguidores es un tema litigante que el director introduce en la película como eje argumental. “Los directivos de la Fnac son unos tiburones que intentan aprovecharse de Raúl, así que se podría decir que son los malos de la película”.

Pese a ello, la compañía no ha dudado en ceder su espacio para el rodaje de la película, que tenía previsto una duración de siete semanas y media y que finalmente concluyó en dos. Esta es la única aportación de la empresa. “La película es en su mayoría capital riesgo. He tenido que hipotecar mi casa. Todo lo que tengo”, asegura el director. Y esta baza es la que ha convencido a las marcas para que apostaran por su largometraje: “Cuando en una negociación sale la pregunta de vale, pero ¿Tú que aportas? Yo le respondo que mi hogar. Cuando planteas eso, de forma muy contundente, es entonces cuando te toman en serio y te escuchan de otra manera”. Con lo obtenido desde el inicio del rodaje, que empezó el 25 de julio del 2012, ha conseguido iniciar un proyecto que todavía sigue abierto, para sus fases de exhibición y producción, a la búsqueda de capital.

Lejos de sentirse coaccionado por repetir la hazaña del récord Guinnes, Figueroa asegura que no tiene la presión de superarse a sí mismo. “ni lo pienso, lo de los galardones es algo anecdótico”, aunque reconoce que es un estímulo, advierte que si te metes en ese terreno puedes entrar en “paranoia”. Desde que comenzó su aventura todo su tiempo lo ha focalizado a la película. Tiene presente en todo momento que se juega cuanto posee. ¿Qué mejor estímulo? Si repetirá o no lo ganado en el pasado, el tiempo lo dirá. Lo que es innegable es que Figueroa apuesta sí mismo.

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