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Matar una serie a golpe de tuit

Twitter ha hundido ‘Homeland’ y prolongado la vida de ‘Scandal’

El momento más popular de Twitter tuvo lugar el pasado agosto en Japón delante de la televisión cuando cientos de miles de espectadores se despidieron del maestro de la animación Hayao Miyazaki twiteando simultáneamente “balus” (algo así como “destrozados!) mientras veían en la pequeña pantalla uno de los clásicos de este autor que anunció este año su jubilación. Mientras, en Hollywood, la actriz Kerry Washington jura y perjura que el éxito de Scandal y la razón de que exista una segunda temporada es la pasión que sus seguidores han demostrado en las redes sociales aunque para otras series como The Killing este mismo fanatismo en red fue la causa de su desaparición. Quizá no lo digan pero lo piensan. Y nadie pone en duda que la reciente marcha de Damon Lindelof de Twitter estuvo motivada por las continuas críticas recibidas en este medio de los seguidores todavía descontentos con el final de Perdidos. El nombre de espectador sigue siendo válido para definir a las audiencias pero hace tiempo que dejó de ser un ser pasivo delante de la pantalla para tomar cartas en el asunto y, gracias a las redes sociales, dejarse oír alto y claro.

 Como demostró un reciente estudio de la compañía Nielsen, especializada en analizar las audiencias, un aumento en el tráfico de tuits sobre una serie está directamente relacionado con un subida de en la audiencia del programa. Un dato que es tenido en cuenta por las diferentes cadenas que como la estadounidense ABC cuenta en su departamento de mercadotecnia con una estrategia volcada en buscar a su audiencia en las redes sociales y con episódicos como Scandal, donde la dedicación de su equipo queda demostrada en los tuits que dirigen a sus fans —a los que llaman gladiadores por haber luchado por el show— en tiempo real durante la emisión de nuevos episodios.

“He malgastado 12 horas de mi vida”, se queja el público de‘The Killing’

Un fervor al que los espectadores han respondido en hordas y con pasión como demuestra el éxito de Scandal, entre los 10 programas de televisión más seguidos en Twitter y que ha pasado de ser un pequeño show a estar entre los llamados must see TV y también entre los favoritos del presidente Obama. En el caso de Chuck solo el fervor de los seguidores en Twitter salvó a esta serie de una muerte segura y esta misma pasión ha puesto a Pretty Little Liars en el mapa, el drama juvenil que ha recibido un mayor número de tuits (por encima de los 11 millones) durante la primera mitad del año. Como señaló la ABC, la relación entre la televisión y sus fans ha dejado de ser un monólogo para convertirse en un diálogo donde cada retuit de lo que dicen los creadores o los protagonistas de una serie entre sus fans es considerado un autógrafo en manos de sus seguidores. Eso por no hablar de Facebook, donde otro estudio reciente, en este caso de Trendrr, señala que las discusiones sobre televisión entre los aficionados son cinco veces más numerosas que en Twitter (también Facebook cuenta con cinco veces el número de usuarios dados sus 1.000 millones de abonados respecto a los 200 millones de Twitter).

Lo malo es que las pasiones son difíciles de controlar y por cada historia de amor se produce un desamor igual de fervoroso. El ejemplo más reciente, el de la serie Homeland, que pese a llevar solo tres episodios de su nueva temporada ya ha sido crucificada en red por haber perdido el interés que solo meses antes hacían de ella la gran favorita hasta en la Casa Blanca. Los nuevos espectadores (o como ya se les llama “audiencia de respuesta instantánea”) han dejado claro en red que los “seguidores de Homeland se sienten estafados. Y como saben los creadores de The Killing, eso son palabras difíciles de superar. Ellos fueron la muestra más clara, una serie venerada en su arranque pero que sufrió una estocada mortal al dejar insatisfecho a su público con el final de su primera temporada. “He malgastado 12 horas de mi vida”, fue el tuit más común que siguió a esta serie y del que no se pudo recuperar a pesar de las buenas críticas que recibieron sus siguientes temporadas. Al menos para cuando Lindelof escuchó este mismo tipo de críticas por su final, Perdidos ya había concluido su andadura. “Por eso quiero rodar todos los episodios antes de que comience la emisión de la serie. Para no sentirme influido por lo que leo o por las presiones de otros”, declaró a este medio Aaron Sorkin en referencia a su serie The Newsroom.

Existen otros peligros asociados al fervor televisivo en las redes sociales. Porque lo que en la mayor parte de los casos se siente como un fanatismo genuino puede tornarse fácilmente en manipulación por parte de las cadenas haciendo pasar publicistas por fans. Este fue el caso de Scandal411 cuando quedó en evidencia que el foro más guerrero de la serie Scandal, con 26.000 seguidores, lo dirigía alguien conectado aunque de forma indirecta con la ABC. Además, como recordó a la prensa David Poltrack de la cadena rival CBS, no hay que pensar que porque una serie como NCSI, la de mayor audiencia en la actualidad, no tenga el mismo número de tuits la gente no hable de ella. “Si eso fuera así Pretty Little Liars sería la serie más vista de la televisión cuando en realidad su audiencia es un grupo reducido de mujeres obsesionadas con el show y con Twitter”, añadió recientemente a la prensa.

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