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Viaje a la fotografía contemporánea

Fundación Telefónica muestra 50 obras de una colección con todas las grandes escuelas internacionales

Fotografía de Sam Taylor Wood.
Fotografía de Sam Taylor Wood.

Un hombre joven y guapo dormita sobre un sofá. La cabeza se le escurre hacia el suelo. La imagen está calzada por cuatro retratos tomados en escenarios palaciegos con protagonistas no menos bellos. El retablo fotográfico, Soliloquy I (1998), es una de las obras más famosas de la no menos célebre fotógrafa británica Sam Taylor-Wood (Londres1967). La pieza es el prototipo de lo que desde los 70 se ha entendido como fotografía artística. Aquí, la autora recrea una composición tradicional renacentista en la que se solían narrar diferentes episodios de la vida de los santos.

La obra de Taylor-Wood ocupa el espacio central de la exposición Fotografía contemporánea en la Colección Telefónica que hasta el 2 de marzo se puede ver en la planta cuarta de sede de la Fundación (Gran Vía, 28). Expuesta al público por primera vez hace una década, ahora se revisan las obras escogidas por María Corral a través de 50 obras con las que se pretende dar una nueva mirada a unos fondos de 101 obras realizadas entre 1973 y 2006. Y en los que están presentes las tendencias más significativas de la fotografía internacional durante las tres últimas décadas: Marina Abramović, Helena Almeida, John Coplans, Miriam Bäckström, James Casebre, Willie Doherty, Stan Douglas, Paul Graham, Zhang Huan, Jürgen Klauke, Perejaume, Miguel Rio Branco o Salla Tykkä, son algunos de los nombres escogidos por Ramón Esparza para esta revisión de la colección.

Expuesta al público por primera vez hace una década, ahora se revisan las obras escogidas por María Corral a través de 50 obras

 Esparza ha montado un recorrido en torno a la Escuela de Düsseldorf, representada por los Becher, Thomas Strüth o Andreas Gursky; las propuestas del posmodernismo americano de Cindy Sherman, Jeff Wall o Richard Prince, y las posiciones más eclécticas derivadas de estas dos corrientes predominantes. Los espacios entrecruzados permiten al visitante comparar las obras expuestas con un claro predominio entre autores alemanes y estadounidenses. Son obras ajenas al mundo de la fotografía documental. Están concebidas para ocupar los mismos lugares que la pintura o escultura disfruta en los museos. Por ello, lo que buscan estos fotógrafos-artistas es la recreación de la belleza tanto real como interpretada. No hay mensajes encriptados en ninguna de las obras. En una de las paredes se recuerda una de las máximas de la Escuela de Düsseldorf, acuñada sobre una frase de Frank Stella: Lo que ves es lo que ves.

Aunque son numerosos los fotógrafos españoles incluidos en la colección, no son muchos los que están presentes en esta revisión. Uno de los elegidos es el canario Miguel Rio Branco (Las Palmas de Gran Canaria, 1946), del que se muestra la serie Perseverancia (1994) , realizada en La Habana. Muestra una Habana anclada en el tiempo, cuarenta años después de la Revolución. Son seis fotografías en las que un hombre, casi siempre de espaldas, es retratado junto a los viejos cadillac fabricados por la General Motors que parecen ser los únicos supervivientes en un presente en el que parece que nada ocurre.

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