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Un Hitchcock de ópera

El director Eugenio Mira disfruta en 'Grand piano' de un increíble juguete visual que protagoniza Elijah Wood

Gregorio Belinchón
Eugenio Mira (izquierda) y Elijah Wood, en el preestreno de 'Grand piano'.
Eugenio Mira (izquierda) y Elijah Wood, en el preestreno de 'Grand piano'.

A Eugenio Mira (Alicante, 1977) le han regalado Rodrigo Cortés y Adrián Guerra, los productores de Grand piano, un juguete repleto de trampas y vericuetos visuales, de cortapisas para un director y a la vez de perlas de disfrute. "Sí, creo que la palabra es regalo", cuenta Mira. Responsable de The birthday y Agnosia, al alicantino le llamaron Cortés y Guerra (la pareja creadora de Buried) con un guion estadounidense, obra de Damien Chazelle. "Los conozco desde hace años, desde que iniciaron su productora, pero aun así me sorprendió la llamada. Me proponían algo que se da muy poco en el cine español, como es que un director produzca a otro. Solo se me ocurre como referente a Pedro Almdóvar, cuando se puso detrás de las películas de otros creadores como Alex de la Iglesia. A nosotros nos mueve una admiración mutua y desde luego, a ellos les respalda una solvencia en el mercado".

Para quien no sepa aún de qué va Grand piano, Elijah Wood encarna en ella a Tom, el mejor pianista del mundo, un tipo tímido que vuelve a tocar en Chicago ante el público tras cinco años de retiro provocado por una mala experiencia en su último concierto. Pero un melómano -y algo más- amenaza de muerte a su esposa y Tom, con un auricular en el oído impuesto por el criminal (John Cusack), debe ceder al chantaje y tocar cada nota de forma perfecta, mientras intenta salvar la vida de su mujer antes de que acabe la actuación. La película transcurre casi íntegramente en el auditorio cubierto, así que los movimientos de cámara están muy acotados... ¿lo que no es frustrante para un director? "No, desde el guion ya pulimos y decidimos muchas cosas. Yo como director creo en que el actor actúe, es decir, en dejarle plena libertad para dibujar su personaje. Al final, tantos limites te dan mucha libertad. Sí, fíjate, cuando escribes ya vas restringiendo los personajes y las acciones. Realizas un proceso sustractivo. En Grand piano, yo sigo el camino donde lo dejó el guionista. Con toda, la frescura, si desafía un plan previo, es maravillosa, aun siguiendo la hoja de ruta".

Curiosamente, fue Mira y no los productores, quien trajo a Elijah Wood al proyecto. "Yo le conocí junto a Nacho Vigalondo, en el Fantastic Film de Austin [Texas]. Ellos ya tenían fichado a John Cusack y a mí se me ocurrió Elijah no porque sea gran actor -que lo es- sino por su comportamiento como persona. Además, tiene muchos puntos en común con el personaje: también fue un niño prodigio -en su caso como actor y no como músico- que trabajó con los más exigentes directores. Yo preví que su confianza como actor crecería de manera geométrica en el rodaje, y por eso empezamos con las partes más sencillas. Me equivoqué, porque no fue geométrico, sino exponencial. Como persona, Elijah, que pudo corromperse delante de cualquier tentación de las que se le han cruzado por el camino, ha seguido siendo un tipo de una humildad increíble".

Hay un aroma a artefacto inverosímil y a homenaje a Hitchcock que Mira efectivamente cree coherentes y encadenados: "Claro porque debemos ir más allá de la mera semántica. La película de Hitchcock que posee los personajes más verosímiles es Frenesí, y ya estaba en el final de su carrera. Yo creo que junto a Elijah viajamos al origen del maestro británico, al más operístico, al pasado de rosca. Me gusta esa idea de que parezca un libreto de ópera con el reto psicológico que emana de la obra de Arthur Conan Doyle". Aunque reconoce que su hitchcock favorito es Vértigo (De entre los muertos), de la que elabora un largo discurso sobre mentiras, falsas realidades e ilusiones creadas en el espectador o en alguien, que como él, la vio a los 14 años. Y el director remata: "La película está diseñada para seguir a un ser humano en una situación irreal. Yo mismo arqueé la cejas varias veces leyendo el guion". Pero si quitaba algunas partes, descubrió que el castillo se venía abajo: mejor disfrutar del divertimento.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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