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LAS COLECCIONES DE EL PAÍS

La gran gloria del cine francés

'Intocable’ superó cualquier expectativa en las taquillas mundiales al recaudar más de 250 millones de euros

G. B.
Omar Sy (izquierda) y François Cluzet, en el filme.
Omar Sy (izquierda) y François Cluzet, en el filme.

Los directores Olivier Nakache y Eric Toledano habían cruzado sus caminos con Omar Sy en la televisión. Se conocían, trabajan juntos felices en la comedia. Así que el trío se consideraba algo así como los tres mosqueteros. Y a la hora de buscar un D’Artagnan buscaron a François Cluzet. “Es un monstruo”, contaban los directores. “Digamos que en el rodaje la relación entre Cluzet y Omar Sy recordaba muchísimo a la de sus personajes”. Así nació Intocable, la película de habla no inglesa más taquillera de la historia por todo el mundo, más de 250 millones de euros recaudados (y sin sumar los DVD, las descargas legales, posteriores proyecciones...). Una historia sin grandes aspavientos, ni complicaciones morales: rico tetrapléjico aletargado renace a la vida gracias a la compañía de un chaval negro de banlieue, los suburbios franceses. ¿Mito de Pigmalion? Sí. ¿Jugueteo con el cine social? Claro, si el aristócrata distante y cuadriculado y el tipo de barrio son comparables a las dos Francias.

Toledano y Nakache hablaban de un rodaje complejo, que les acabó encajando como un puzle, y que finalmente les llevó a que Intocable no solo lograra ese récord mundial, sino que fuera la película más vista de la historia en Francia, superando a Titanic y Bienvenidos al Norte. “El mérito de mi papel es nimio. El truco está en no moverse. Por eso intuí que debía supeditarme a Omar, y le avisé de que él debía actuar por los dos. Yo solo podía usar los ojos para que el espectador se asomara por allí a mi personaje”, explica Cluzet sobre su Philippe, un personaje que eligió por el guion: “En toda película me gusta que se esconda una historia de amistad, aquí escrita de forma primorosa. Y en esta, mejor aún, se unía ese amor con la abnegación. Hoy, en la vida, la mejor actuación es la contraactuación, el hacer cosas que quizás no vayan a verse. Dar aunque no recibas, lo que te enriquece como persona”. ¿Y por qué el éxito de la película? ¿Tal vez porque se basa en hechos reales? “A veces la vida tiene más imaginación que una novela. Y eso que vengo del teatro y creo mucho en la inventiva. En cualquier caso, la película está bien escrita, mejor montada, y en medio estamos los dos actores, como el relleno de un sándwich”.

Omar Sy, por su parte, contaba: “Nunca podré renegar de ella. Sería una blasfemia. Todo lo que tengo bueno hoy es culpa en mayor parte de Intocable. Y ya estaba muy orgulloso del filme antes de su estreno. Con lo ocurrido después, aún más”. Obvio: Sy vive ahora en Los Ángeles, forma parte del nuevo elenco de X-men. “Tengo la sensación de cada día de mi vida hay y habrá algo nuevo relacionado con Intocable. No me importa en absoluto”.

Por si no ha quedado claro: Intocable tiene algo, un fino hilo narrativo, que atrapó al público, que enganchó a gente de cualquier condición y que, por tanto, reventó las taquillas. Y sin efectos especiales.

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Sobre la firma

G. B.
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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