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Del comadreo a la literatura: la crónica brasileña

El género más característico de la literatura brasileña es más periodístico que literario Los principales escritores de todos los tiempos han cultivado la crónica

De la expisición sobre Rubem Braga.
De la expisición sobre Rubem Braga.

Nos encontramos ante una aparente paradoja: el género más característico de la literatura brasileña es más periodístico que literario. Nos referimos a la crónica, un texto breve que trata en tono ligero temas cotidianos, en general de modo irónico e irreverente, y que se publica en los periódicos y revistas. El ensayo tal como lo conocemos, se limita en Brasil al mundo académico, está por tanto, alejado del gran público tanto en sus temas como en sus formas. Por su parte, la crónica puede parecer a primera vista un texto poco serio, pues al hacerse serio deja de ser crónica. Casi es una broma literaria. Pero no, hay mucho más en los entresijos de este género que han cultivado todos los grandes novelistas brasileños: Machado de Assis, que escribió más de un centenar, Clarice Lispector, Raquel de Queiroz, Moacyr Scliar... También los grandes poetas brasileños escribieron crónicas regularmente, desde el parnasiano Olavo Bilac, denominado “el príncipe de los poetas brasileños”, hasta los modernistas Manuel Bandeira y Carlos Drummond de Andrade. Actualmente, las escriben con regularidad, algunos cada semana, Milton Hatoum, el celebrado autor de Dos hermanos, João Ubaldo Ribeiro, autor de Sargento Getúlio y Marcelo Rubens Paiva, autor de Feliz año viejo. La entrada más reciente en el mundo de la crónica es la de Michel Laub, uno de los finalistas, con su novela Diario de la caída (Mondadori), del último premio Portugal Telecom.

La crónica ha sido, sin duda, la forma que han encontrado los escritores brasileños para asegurarse el pan de cada día. Muchos de ellos han sido periodistas al mismo tiempo que escritores. De todo ello ha resultado la crónica como género. Una forma original de mecenazgo, en este sentido también típicamente brasileña, pactada entre los lectores, los periódicos y la creación literaria. Pero ha ganado estatuto literario propio, hasta el punto de que el mayor de todos los cronistas, Rubem Braga, escribió solamente crónicas. “Escribo para el día siguiente”, decía. También el principal cronista de hoy, Luiz Fernando Verissimo, escribe únicamente crónicas.

La crónica ha sido, sin duda, la forma que han encontrado los escritores brasileños para asegurarse el pan de cada día. Muchos de ellos han sido periodistas al mismo tiempo que escritores

Las crónicas tienen dos vidas: una efímera, como la concebía Rubem Braga, en el periódico del día siguiente; la otra, eterna, en las antologías que después se publican, algunas de ellas situadas entre los libros más vendidos. Las de Rubem Braga se siguen reeditando, años después de su muerte. Lo mismo sucede con la selección de crónicas de Clarice Lispector, Revelación de un mundo.

Quizás la popularidad de la crónica se deba a una característica más profunda, aunque sutil, detectada por el principal crítico literario brasileño, Antônio Cândido. Dice que la crónica “intenta establecer con el lector una intimidad afectuosa que le lleva a identificarse con la materia propuesta”.

Otro crítico, Afrânio Coutinho, la definió como una forma de arte de la palabra con un fuerte contenido de lirismo, una reacción altamente personal e íntima del escritor ante el espectáculo de la vida, de las cosas y los seres. En la crónica, dice, el asunto importa menos que las cualidades del estilo, la finura y la habilidad del escritor en la apreciación y análisis de hechos aparentemente insignificantes y sin importancia.

¿Cómo nació la crónica brasileña? Machado de Assis lo explica de la manera siguiente: no puedo decir en qué año nació la crónica, pero nació de un comadreo entre dos vecinas sentadas en la puerta de su casa, en el intervalo entre el almuerzo y la cena, empezando tal vez con un comentario sobre la canícula, luego sobre una hierba que planta el vecino de enfrente, y luego sobre las vida del vecino y de otros, y la vida en general… Ese es el origen de la crónica.

* Bernardo Kucinski es periodista y escritor brasileño.

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