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Los guionistas también tienen rostro

Los autores revindican su trabajo fuera de los focos para construir las principales series españolas en un encuentro en la sede de la SGAE

Antes de ellos, no hay nada. Solo un papel en blanco. Aunque son los padres de la ficción, los guionistas permanecen, en la mayoría de los casos, en la sombra. Pocos espectadores se detendrán a observar sus nombres en los créditos de las series españolas; sin embargo, quieren estar presentes. “Hola, somos guionistas, queremos que nos miréis, que nos hagáis caso”. De esta forma iniciaba Carlos Molinero, presidente del sindicato de guionistas Alma, el encuentro con los medios que el colectivo planteó el pasado martes en la sede de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). El objetivo era que los propios guionistas hablasen de su trabajo en las series españolas de esta temporada: la ficción contada por sus creadores.

Los conflictos y desvelos de los guionistas no terminan al acabar su trabajo ante el ordenador. Falta que los espectadores lo conozcan y para eso es necesario que las series se emitan, lo que supone una de las quejas del gremio: “La principal novedad de la nueva temporada de Los misterios de Laura sería que la estrenasen en TVE”, asegura uno de sus autores, Javier Holgado; “ha tenido éxito, incluso la NBC ha comprado los derechos para Estados Unidos”. Jon de la Cuesta, guionista de Águila Roja, afina aún más: “Aún peor que no saber cuándo te estrenan, es no saber si te van a parar la temporada en el capítulo cuatro o en el siete... Tú tienes pensado un gran final, y el parón no se corresponde con ello”. Un problema que también ha vivido Tierra de lobos, que acaba de regresar a Telecinco. “La temporada se cortó en un momento que no era un final, sino una mitad; ahora arrancamos con un capítulo de media temporada y un año y medio después, con lo que cuesta recuperar a los espectadores”, asegura unos de sus guionistas, Pablo Tébar.

'Águila Roja' (TVE)
'Águila Roja' (TVE)

El número de integrantes de los equipos de guionistas cambia según las producciones. Águila Roja, de TVE, cuenta con cinco personas, como relata Ana Muñiz: “Somos dos equipos de dos personas y un coordinador. Aproximadamente empleamos tres semanas para escribir cada capítulo”. La serie Isabel emplea a tres guionistas y un coordinador. “Tardamos un mes en escribir cada entrega, aunque de ese mes una semana se la come la documentación, de la que también nos encargamos nosotros; no tenemos ningún equipo de historiadores, así que empleamos todo tipo de manuales para asegurarnos el hecho de no seguir ninguna directriz ideológica”, asegura Laura Sarmiento.

Pablo Tébar: “Las cadenas no entran en los entresijos de las tramas”

Por otro lado, los guionistas aguantan como una losa la siempre peligrosa comparación con las series americanas. Como afirma Pablo Tébar, “tampoco se hacen series americanas en Francia, en Italia o en Rumanía... No sé por qué tendríamos que hacerlas nosotros. En Estados Unidos el espectador paga por ver esas series, son productos para un público específico, y nosotros atendemos a todos los espectadores”. Alberto Manzano, también de Tierra de lobos, alza la voz: “Nos creemos que allí solo hacen maravillas, pero ruedan muchísimas series malas que no nos llegan”. Nando Abad, coordinador de guión de la serie de Telecinco Aída, zanja la cuestión: “Nosotros no estamos acomplejados, todo lo contrario... Breaking bad se renovó después de una primera temporada con un millón de espectadores; aquí eso significa cancelación. En Estados Unidos la financiación no es la publicidad, sino el pago de los abonados. Nuestro talento se adapta a las circunstancias y las nuestras son que lo que hacemos le guste a la mayor cantidad de gente posible y, así, poder escribir más”.

'Tierra de lobos' (Telecinco)
'Tierra de lobos' (Telecinco)

Los guionistas también desmitifican un tanto el asunto de las presiones sobre su trabajo. “En los guiones de Aída, Telecinco jamás ha metido mano, jamás nos ha dado una directriz”, defiende Abad. Pablo Tébar reafirma: “Las cadenas en general solo sugieren retoques; tienen derecho a veto, desde luego, pero no se meten en los entresijos de las tramas”.

Las temidas audiencias también están presentes. “No se pueden comparar las medias de hace años con las que se valoran ahora; han cambiado los espectadores, han cambiado las maneras de acercarse a las series... Ahora, tener dos millones y medio es mantenerse”, afirma Nando Abad. “Yo veo los capítulos con el móvil y pendiente de Twitter, y eso te anima mucho, aunque tienes que ser consciente de que ese es solo un segmento de los espectadores”, comenta Raúl Díaz, también guionista de Aída.

“Los espectadores reciben muy bien la ficción nacional”, dice Jaime Campos

Las novedades más importantes en cuanto a series españolas en la programación televisiva llegarán pronto de la mano de Antena 3, que estrenará El tiempo entre costuras, una producción de Boomerang, y Galerías Velvet, de Bambú. La primera de ellas ha permanecido un par de años en el cajón. “Ahora se verá si la espera perjudica o no”, augura el guionista Carlos Montero. “La tardanza en el estreno afecta más a las series que tienen continuidad, porque dejas de lado a los personajes, pero en un estreno se nota menos”, defiende Jaime Vaca, de Galerías Velvet. Se trata de dos series de alto presupuesto, que apuestan fuerte: “El tiempo entre costuras es una producción grande y muy fiel al libro original; María Dueñas ha estado involucrada y eso tranquiliza a sus lectores. La serie cuenta con 11 capítulos, pero son más bien 11 películas”, defiende Montero. Por su parte, Galerías Velvet cuenta con el gancho de su pareja protagonista, Miguel Ángel Silvestre y Paula Echevarría. “Es una serie con el estilo Bambú, tanto en la dirección artística, como en el vestuario y la dirección”, promete Ramón Campos, cocreador y dialoguista de la producción. “Hemos querido hacer una serie grande; si Galerías Velvet hace un 30% de share, las cadenas van a apostar por las superproducciones; si no, pues volveremos a las series baratas, pero ahora los espectadores reciben muy bien la ficción nacional, solo hace falta ver cómo se consume”, añade.

Y entre reflexiones, frustraciones y deseos, un deseo corre en boca de todos los guionistas: quieren estar presentes, quieren que se reconozca su trabajo, quieren ser tenidos en cuenta.

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