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Vestidos para ‘beber’ con los ojos

La Madrid Fashion Week tiene su ‘gastropasarela’ con la colección de María Barros ‘Coupage’, inspirada en la elaboración de vino, y tapas de Ramón Freixa para cuatro diseñadores

Rosa Rivas
Boceto de 'Coupage', la colección primavera-verano inspirada en el mundo del vino realizada por la diseñadora María Barros.
Boceto de 'Coupage', la colección primavera-verano inspirada en el mundo del vino realizada por la diseñadora María Barros.

Hay una gastropasarela en esta edición de la Mercedes-Benz Fashion Week. La seducción de la moda implica más sentidos y los vestidos se pueden beber con los ojos.  “El manejo de color, textura, volumen, en un diseño es similar a lo que busca el enólogo cuando Afirma la diseñadora gallega de moda María Barros (La Coruña, 1980). Ella ha elaborado Coupage, una colección de vestidos inspirados en la elaboración del vino surgida en el trabajo de investigación realizado junto a la enóloga y sumiller Cristina Alcalá. Coupage, que evoca el momento creativo de los alquimistas de las uvas y de los modeladores de ropajes, saldrá a la mesa-desfile el domingo.

A lo largo de un año, lleno de charlas, lecturas, copas, visitas a viñedos y bodegas, estudio de uvas, barricas… Con el sabor y el conocimiento de toda la amplitud de la vendimia, la elaboración y la cata, ambas descubrieron la similitud de lenguaje creativo en su terreno profesional. Comprobaron las sensaciones, las armonías, la conjunción de elementos que existen tanto a la hora de crear un vino como un vestido. “Si lo piensas, un vino es como una pieza de diseño, detrás de ella hay mucho trabajo, intención y reflexión. Un buen vino es inspirador y evocador, provoca emociones, al igual que lo hace la belleza de un vestido”, dice Alcalá. Para la enóloga, la moda tiene un “interés sociológico”. Para la diseñadora, el mundo del vino (de la uva a la copa) tiene un atractivo “intelectual y poético”

“Lo que me sugiere el vino es una historia, un concepto”, explica María Barros. Y ese concepto es “un mundo femenino versátil, complejo y sutil. Una mujer frágil y fuerte a la vez, con mucha personalidad”. El carácter lo ha encontrado en los tintos, expresados en líneas y tonalidades para “una mujer romántica”. Los blancos transparentan “siluetas menos complejas, un corte más masculino, pero no andrógino”. La seda, la gasa y el algodón son, para la diseñadora, los tejidos que mejor expresan lo natural, un vino sin artificios, y una atmósfera envolvente e intimista. Los colores de los vestidos están apegados a lo vegetal (tonalidades florales y cítricas) y a la apariencia del terruño. Los complementos también siguen una “forma orgánica”, como la de las viñas. En cuanto al desfile, Barros advierte que “no habrá una imaginería obvia”. Así que nada de uvas colgando ni diademas con uvas a lo Baco.

Coupage no es una colección de encargo, ni está patrocinada por una bodega. Es una reflexión que parte de la intuición y de la curiosidad por mundos desconocidos”, coinciden la diseñadora y la enóloga, que llevarán su colección enológica por diferentes espacios. La distante pasarela se les queda corta para su intención de provocar sensaciones y experimentar con percepciones. “Hay elementos que escapan, como la sensación de tocar un tejido y probar la ropa”, dice María Barros. Coupage se integrará en el proyecto Vinhoy, que pretende unir el vino con distintas manifestaciones artísticas.

Las ideólogas del proyecto 'Coupage?, la diseñadora de moda María Barros y la enóloga Cristina Alcalá.
Las ideólogas del proyecto 'Coupage?, la diseñadora de moda María Barros y la enóloga Cristina Alcalá.ANA GUIJARRO

En el maridaje de moda y vino (u otras bebidas como champán, ginebra o vodka) son habituales las colaboraciones para etiquetas o botellas (Ion Fiz, Devota y Lomba, Juan Duyos, David Delfín, Ángel Schlesser, Roberto Torretta, Ágatha Ruiz de la Prada, Miguel Palacio…) y también hay conocidos diseñadores ellos mismos bodegueros por amor a las uvas (Roberto Verino) o por tradición familiar (Amaya Arzuaga). Y también tiene su marca de vino, con uvas de sus viñedos de la Toscana, el italiano Roberto Cavalli, uno de los maestros de María Barros, quien con 21 años obtuvo el premio Moët&Chandon Young Fashion Award a la mejor diseñadora joven europea y creó su propia firma en 2003.

Para intensificar el maridaje moda y gastronomía, esta edición de la Madrid Fashion Week incluye otra actividad al margen de los desfiles. Por iniciativa de Solán de Cabras, que cada año presenta una botella de su agua vestida por distintos diseñadores, el cocinero catalán afincado en Madrid Ramón Freixa (dos estrellas Michelin) hará “tapas de moda”. Él será el jefe de cocina de un miniequipo de estilistas y periodistas de moda que deberán mostrar sus dotes culinarias. El objetivo de esta pasarela de bocados, denominada Master Dress, es “traducir en el plato los vestidos que se han visto en la pasarela firmados por Ana Locking, Teresa Helbig, Juan Vidal y Martín Lamothe. Además, en el Kissing Room (sala de encuentro de los diseñadores con invitados y periodistas) se podrán saborear bombones de chocolate pulverizados con fruta de la pasión y Bisolán: unos Labios de Freixa que ya fueron probados por las bocas asistentes a la anterior edición de la Madrid Fashion Week.

 

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Sobre la firma

Rosa Rivas
Periodista vinculada a EL PAÍS desde 1981. Premio Nacional de Gastronomía 2010. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Master en Periodismo Audiovisual por Boston University gracias a una Beca Fulbright. Autora del libro 'Felicidad. Carme Ruscalleda'. Ha colaborado con RTVE, Canal +, CBS Boston y FoolMagazine.

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