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El proyecto de Chillida para Tindaya busca inversores entre tropiezos judiciales

El TSJC para el plan hasta que el Gobierno canario regule la protección de sus grabados prehispánicos El arquitecto quiso convertir la montaña en una monumental escultura

Eduardo Chillida frente a la montaña de Tindaya en una imagen de 1996.
Eduardo Chillida frente a la montaña de Tindaya en una imagen de 1996. Jesús Uriarte

El monumental proyecto que Eduardo Chillida programó para la montaña de Tindaya en La Oliva, Fuerteventura, parece moverse en medio de la apatía y de tropiezos judiciales. El Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) emitió un sentencia que paralizaba el proyecto en base a la condición de Bien Interés Cultural de la que gozan los restos aborígenes en forma de podomorfos que coronan la mística cima del pueblo canario prehispánico. Tras una reunión entre el Cabildo de Fuerteventura y el Gobierno de Canarias, ambos tomaron la decisión de no recurrir la sentencia. La acatarán, pero modificarán la delimitación del Bien de Interés Cultural.

La sentencia no entra en el fondo del proyecto ni cuestiona la obra de Eduardo Chillida, sino que entiende que la herramienta de entorno de conservación utilizada por el Gobierno de Canarias era ilegal y por tanto no válida para salvar el proyecto de Chillida, que no interfiere en los podomorfos, pero sí en su entorno. El ejecutivo regional entendía que estableciendo ese perímetro lo salvaría, pero erró, según el TSJC.

Aún no hay inversores para llevar a cabo este megaproyecto que se ejecutará con dinero privado, aunque los derechos artísticos queden en manos de una Fundación participada por el Ayuntamiento de La Oliva, Gobierno de Canarias, Cabildo de Fuerteventura y la familia del fallecido artista. Luis Chillida, hijo del reconocido artista vasco, comentaba tras conocer la sentencia que “es el único proyecto que mi padre nos encomendó y si se hace se tiene que hacer bien”, aunque reconoce que la evolución del mismo está en manos de sus servicios jurídicos. Claudina Morales, alcaldesa de La Oliva, al norte de Fuerteventura, ha pedido a la institución insular que sea expeditiva en la resolución del perímetro del Bien de Interés Cultural para que cuanto antes se pueda avanzar en la ejecución del proyecto, que aún se encuentra en un estado bastante inmaduro.

El Cabildo estima que “en dos o tres meses” podría estar listo el nuevo perímetro del Bien de Interés Cultural, que a su entender daría rienda suelta a avanzar con el proyecto monumental de Tindaya. El Gobierno de Canarias también busca inversores sin suerte por ahora. Fuentes de las distintas instituciones implicadas han confirmado reuniones con algunos capitalistas internacionales sin llegar a acuerdos, “no es un momento sencillo, pero es un proyecto, que por su ubicación y trascendencia internacional se rentabilizaría en un periodo de plazo no extenso”, según indican técnicos que siguen estas negociaciones. El valor de la inversión podría estar algo por encima de los 75 millones de euros, según las cantidades estimadas en el proyecto que tiene la institución insulare en su poder.

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Ben Magec, la organización ecologista que ha puesto resistencia social y judicial a la ejecución del proyecto de Tindaya, calcula que un tercio de los 75 millones de euros, 25 millones, “es lo que ha gastado el Gobierno de Canarias en el trámite hasta ahora sin mover una sola piedra”.

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