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Rebobine, por favor

La cita mundial Cassette Store Day celebra su primera edición Villatruño es el único evento español que se suma a los festejos

X. SANCHO
El logotipo del Cassette Store Day.
El logotipo del Cassette Store Day.

(Mensaje enviado: ¿Tenéis imágenes del evento? ¿Alguien sacó fotos que nos podáis pasar?

Mensaje recibido: La verdad es que no tengo ninguna foto, puedo preguntar, pero por la informalidad de algunos compañeros (y no te lo digo como algo necesariamente malo) te diría que dudo mucho poder conseguirlas hoy. Ya pregunto.)

Teodoro Hernández es artista, cassettero y principal responsable de Alta Intensidaz, un fanzine alrededor del punk y el hardcore menos susceptibles de aparecer en un anuncio de zapatillas. Vive en Logroño y el sábado organizó una fiesta que terminó “a las siete y cuarto de la mañana con un grupo de gente hablando de cassettes”, informa a través del teléfono 24 horas después de que Villatruño –cita de la que, como ya habrán adivinado, no tiene fotos-, el nombre con el que bautizó a la celebración del que fuera el único evento que tuvo lugar en nuestras tierras durante la celebración del primer Cassette Store Day, una cita mundial que vivió su primera edición el pasado sábado.

Se trata de una iniciativa promovida por tres británicos: Matt Flag, capo del sello Suplex Cassettes y miembro de Flair Ohs; Jen Long, jefe del sello Kissability y dj de Radio 1; y Steve Rose, que posee el sello especializado en siete pulgadas Sexbeat y también trabaja en el indie Transgressive records. “La ida fue de Steve, que se dio cuenta de que durante la última celebración del Record Store day, en vez de tomar parte en los festejos, se quedó en casa poniendo las carátulas en las cajas de las cintas de cassette que editaban Bad Sports, la banda de unos colegas suyos. Entonces decidió que era el momento de que las cintas finalmente se independizaran”.

Mientras el resurgir del vinilo es ya oficialmente un negocio rentable y una tesis sobre la que asirse en alguna que otra discusión sobre el futuro de la industria musical, el revival del cassette sigue siendo algo mucho más minoritario. Además de las naturales incomodidades que muchos le puedan encontrar al formato, el romanticismo que provocan será siempre más complicado de rentabilizar, pues la cinta ha sido y sigue siendo algo mucho más barato de producir. Así, mientras el día de las tiendas de discos, con sus fastos en grandes monstruos de la comercialización vinilera como las tiendas Amoeba y una colección de actuaciones en vivo y vinilos en serie limitada, se cuela en las primeras páginas de la sección de cultura de medio mundo, esta primera edición de la celebración mundial del cassette ha sido un asunto mucho menos ruidoso. Como casi todo lo que tiene que ver con el revivir de este formato ha sido tratado prácticamente con más ironía que otra cosa. Hay que ser o demasiado nostálgico o demasiado moderno para ponerse a escuchar cintas en 2013 parece ser el mensaje.

“Muchos nos han tratado con escepticismo, pero eso no me preocupa en absoluto”, apunta vía correo electrónico Jen Long, uno de los organizadores del evento. “Del cassette nos gusta que sea barato, que dure, que produzca un sonido tan cálido y que invite a los que graban música en este formato a ser creativos con sus portadas y su empaquetado”. En similares términos se manifiesta Teodoro Hernández, quien edita cintas con regularidad y que en su evento logroñés incluyó conciertos de bandas como los barceloneses Atonement o los brasileños Armagedon, la presentación de un par de nuevas referencias en su sello cassetero y una caja mágica en la entrada. En ella se invitaba a los asistentes a dejar una cinta y recoger otra. Una suerte de cassette crossing que resultó un éxito. “No esperaba que viniera tanta gente con cintas y, la verdad, es que me sorprendió. Me enteré del Cassette Store Day a través de algunos fabricantes de cintas con los que trabajo. Es curioso, porque he colaborado también con fabricantes de vinilo y la relación no es tan familiar como con el cassette. Es un mundo más amable”.

A Teodoro le sorprende haber sido el único organizador de un evento dentro de esta jornada en España, pues son varios los sellos en este país que llevan tiendo lanzando música en este formato. Solo unos días antes se sumaban a la iniciativa los del sello barcelonés El Genio Equivocado, quienes anunciaban el lanzamiento en cinta de una edición limitada de la banda Las Ruinas que puede adquirirse a partir del pasado sábado a través de su web.

Aunque el evento en España haya pasado desapercibido más allá de cierta escéptica curiosidad en algunos medios, lo cierto es que, a pesar de estar montado con cuatro duros y a ratos libres, el asunto ha contado con la participación del algunas tiendas de renombre, como los dos Rough Trade Records londinenses, el Burger Records de Fullerton, California –sede también del sello del mismo nombre al que se le achaca casi toda la visibilidad mediática del revival cassetero actual- o la gran Mercurio Disquería de la bonaerense Avenida Santa Fe. En algunas tiendas se han organizado mercadillos, ha habido estrellas indies firmando cintas y en Milán se han llevado a cabo incluso lecturas de cassettes.

“Desde que anunciamos el evento nos han invadido con ofertas para realizar eventos, o lanzar ediciones limitadas. Trabajamos todos en la industria del disco y tenemos aquí mucho amigos, pero, la verdad, no pensábamos que teníamos tantos”, bromea Long, especialmente orgulloso, más allá de que su evento haya llegado a Praga, Turín o Logroño, de la cantidad y calidad de las bandas que se han sumado a lanzar cintas en edición limitada para este primer Cassette Store Day. Desde bandas indies de clase media como Los Campesinos! hasta clásicos como At the Drive-In o Flaming Lips, pasando por underground de primera división como Deerhunter o The Pastels o incluso promesas ya fichadas por multinacionales, como las inefables Haim. “Mira, si eres fan de una banda, compras lo que sea que editen. Todo vale, o al menos todo debería valer. No creo que el cassette sea solo una tendencia nostálgica. A ver, está claro que no es algo masivo, pero existen enormes razones de económicas detrás de su resurgimiento. Las cintas son baratas y divertidas de editar”, recuerda Long. Al final, estamos en esto para divertirnos, y no hay nada más divertido que coger un bolígrafo para desenrollar una cinta de cassette. Y ese es un placer que no podrán quitarnos. Al menos, mientras existan bolígrafos.

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X. SANCHO
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

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