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Una escena muy rentable

Programadores, gestores y distribuidores reivindican en la Feria de Ciudad Rodrigo la cultura como inversión y denuncian las carencias del sector

Espectáculo de la compañía The funamviolistas.
Espectáculo de la compañía The funamviolistas.MONDRIÁN

“La cultura no es un gasto, es una inversión, y cuanto más se gasta en cultura, mucho mejor”. Esta frase que las gentes de la cultura la llevan impresa en el ADN y que se ha oído de nuevo en la Feria de Teatro de Ciudad Rodrigo, esta vez en boca del distribuidor y productor Jesús Cimarro, no es sólo una declaración de intenciones. Lo dejan todos claro en este certamen en el que los protagonistas no son los creativos de espectáculos, como suele ocurrir, si no los programadores, gestores, promotores, distribuidores… En el contexto de este mercado escénico que se celebra hace 16 años, se han reunido más de 200 profesionales y ellos son los que saben más que nadie de los números resultantes de una buena programación y del caos que ha supuesto para la profesión escénica la brutal subida del IVA al 21 %. Que además se ha demostrado innecesaria y contraproducente para todos los sectores, ya que como se vio en Holanda y algún otro país, esa medida provoca que la entrada de ingresos en las arcas públicas se vea cuantiosamente reducida. Vamos que lo que se ha hecho tan sólo es un pan como unas hostias, que se ha estrellado en la cara del ministro Wert, y que ha hecho estrellarse a más de una compañía teatral.

El caso es que voces autorizadas que se encuentran estas fechas en Ciudad Rodrigo, donde se han reunido los profesionales que pertenecen al tejido sobre el que se sustenta el teatro español, ponen de relieve que cuanto más se apoya a las redes y circuitos de teatros y salas, los ingresos son mayores y se llega antes a los objetivos deseados.

Para Manuel González, director de la Feria de Ciudad Rodrigo (en realidad es la Feria de Teatro de Castilla y León) el problema más importante con que se encuentra el teatro actualmente en España es la formación de públicos, desarrollando afectos desde las emociones, y la distribución pensando en los distintos tipos de espacios y de espectadores, porque no es lo mismo programar para unas fiestas del pueblo que para un teatro estable. De ahí que toda la energía de esta muestra se centre precisamente en esos dos aspectos, lo que hace que los mirobrigenses se encuentren múltiples actividades escénicas para los pequeños y los profesionales diferentes fórmulas para discernir, ya que no es lo mismo programar para los circuitos de una provincia, que para el centro de Madrid o para una barriada de gran capital.

“No se programa pensando en los contextos, y tampoco se ponen las compañías se ponen los cachés teniendo en cuenta cuál es la realidad; como es lógico los emergentes quieren llegar a todo y las muestras no podemos permitirnos traer a muchas compañías que sabemos que gustan", concluye González, que siempre ofrece la representación de casi medio centenar de espectáculos que se pueden ver de manera concentrada en en cuatro días, como ahora en la feria mirobrigense del 20 al 24 de agosto.

Alianza estratégica

Una de las fórmulas encontradas ha sido la hacer una alianza estratégica entre la Feria de Teatro de Castilla y León, el FITEI de Oporto, una conocida y prestigiada muestra y el Festival Don Quijote de París, que desde hace más de dos décadas es la única muestra fuera de España que programa y promociona autores en lengua castellana y cuya labor está muy reconocida, incluso con el Premio Max de la Crítica. Los tres certámenes se han enmarcado y embarcado en el proyecto europeo de cooperación Red ESMARK, impulsado desde la Consejería de Cultura y Turismo y apoyado por la Unión Europea, que supone la primera red de mercados de teatro y creación de públicos en el viejo continente.

El programa, que se extenderá hasta 2015, pretende establecer sinergias entre diferentes agentes vinculados a las artes escénicas en base a varias líneas de actuación: la contratación de las propuestas de las compañías de las artes escénicas y la música de forma no presencial a través de un mercado virtual; la intensificación de la demanda de productos escénicos a partir de la formación y captación de nuevos públicos; y la circulación e intercambio de profesionales de las artes escénicas.

El director del Festival Don Quijote, Luis Jiménez, confiesa que él se ha podido apoyar mucho en la “magnífica educación del sistema francés, los alumnos acuden primero con sus profesores, luego con las parejas y amigos, pero el problema es el presupuesto, la negociación es constante y esa no es forma de trabajar, aunque ahora es imprescindible hacerlo así y vivir con la amenaza permanente del cierre”, señala este profesional que antes contaba con una mínima ayuda fija del Ministerio de Cultura. Ahora para optar a alguna ayuda tiene que competir y demostrar méritos y para ello tiene que presentar una programación que luego tiene que someter a rebajas porque no dan la ayuda solicitada y además la comunican tarde. “Eso te obliga a esperar, a forzar planos, a acreditar una programación que no puedes asegurar,… está siendo todo un disparate

El caso de la Feria de Ciudad Rodrigo cuenta con la ayuda de la Junta de Castilla y León, pero González tiene claro que si no fuera por la ayuda de los empresarios de la ciudad (ponen 100 euros muchas empresas mirobrigenses) y las ventas de entradas no se mantendría la feria.

“La mayoría de las administraciones han vetado la salida de programadores a ferias como esta y por tanto la inseguridad a la hora de programar es grande, yo soy un privilegiado, pero ya no me encuentro con muchos que no pueden basar su trabajo en la continuidad, que es lo fundamental”, apunta Gerardo Ayo, gerente del Social Antzokia de Basauri (País Vasco), quien recuerda que el año pasado su programación tuvo superávit, pero que en otros casos no dejan trabajar a grandes profesionales o incluso llegan a poner al frente de la programación de teatros y circuitos a funcionarios que no tienen ni idea de teatro, recurren a famosos de la tele: “Nosotros bebemos de otras experiencias que además son muchos más rentables cultural y económicamente, pero todo se está yendo al traste con la programación y unos recortes erróneos, se programa sin pensar en el público y sin pensar en las inversiones”.

Es un tema de voluntades

Todos coinciden e insisten. “Es un tema de voluntades, no cuesta dinero hacerlo bien y lo que hay que valorar es el retorno social, esto no es un gasto, es una inversión”, señalan estos profesionales que no ignorar que otro problema es el mantenimiento de los teatros: “Hay horarios para los funcionarios de los teatros de 9.00 a 14.00 horas. Incomprensiblemente no entienden que aquí el horario hay que ponerlo a partir de las seis de la tarde; los concejales deberían estar informados de cómo funciona esto y contar con el profesional”.

Por otra parte muchos profesionales, como Cimarro, que además dirige el Festival de Mérida desde hace dos años, sostienen que la reconversión del sector no la pueden hacer los políticos sino la propia industria, al tiempo que señala que hay que buscar fórmulas mixtas de gestión: “Hay que subir un peldaño en la creatividad de la gestión. El soporte público carece de suficientes herramientas para sustentar el tejido teatral, ¿por qué no unir la gestión público y privada?; muchos pensamos que es hora de demostrar que podemos llegar a las metas fijadas en común. Preservar aquello que no es nuestro, sino que es de todos. La cultura es de todos, de los que la hacemos y los que la reciben.”

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