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Hemos creado un monstruo

Guillermo del Toro reclutó a la leyenda del cómic Guy Davis para engendrar las espeluznantes criaturas de ‘Pacific rim’ que invadirán hoy los cines españoles

Toni García
Uno de los monstruos extraterrestres de 'Pacific rim'.
Uno de los monstruos extraterrestres de 'Pacific rim'.

Una grieta interdimensional se abre en las entrañas del océano Pacífico y de ella emergen gigantescos monstruos con la intención de arrasar la Tierra. Tan improbable argumento es el punto de partida de la que seguramente será una de las películas de este verano, un tiempo aparentemente más necesitado de evasiones que lo habitual; se llama Pacific rim y llega hoy a los cines con el aroma de las viejas pelis de monstruos. Claro que luego la cosa se complica lo suyo. Cuando la humanidad cae en la cuenta de que los métodos tradicionales de destrucción no funcionan, deciden confiar su suerte a unos robots de cincuenta metros de altura, los jaegers,concebidos por científicos y militares como la última línea de defensa.

Un proyecto así tenía que ser cosa de Guillermo del Toro. Y cuando el director mexicano recibió el encargo, solo pudo pensar en una persona: Guy Davis (Nueva York, 1966). “Nadie podía amar mis monstruos tanto como él”. Davis, leyenda del mundo del cómic, un tipo muy apreciado por los aficionados que se ha paseado por Marvel, Dark Horse o DC y al que debemos obras como Baker street o Sandman mistery theatre, atiende a EL PAÍS por teléfono desde su casa en Michigan: “¿De verdad Guillermo te ha dicho eso? Es muy generoso viniendo de alguien como él, que sabe más de cómic que cualquier otro director de cine”.

El encargo no era sencillo: diseñar las criaturas que poblarían la película del director mexicano (después de que este se hubiera pasado un lustro en barbecho), dándoles un aspecto familiar pero sin que resultaran copias de copias. “La gente habla mucho del kaiju [las películas japonesas de monstruos] pero para mí no fueron un referente. Me planteé dibujar criaturas que me gustaría ver en pantalla y mi máxima inspiración fue la naturaleza. Me pasé horas estudiando animales, viendo cómo se movían, tratando de entender qué trazos podrían convertirles en otra cosa. Tampoco se trataba de que la gente viera un monstruo y dijera: ‘¡Un pez martillo!’ o ‘¡Mira, un tiburón!’, aunque me gustaba la idea de que, de algún modo, la criatura les recordara a algo que ya habían visto antes, añadiéndole un ingrediente algo inquietante”.

Antes de dedicarse al noble arte de crear monstruos, Davis arrancó su carrera con un pie en las influencias asiáticas (“Katsuhiro Otomo es uno de mis grandes referentes”) y trabajó con artistas de la talla de Matt Wagner y Steven T. Seagle para después colaborar con Mike Mignola o John Arcudi, con los que ayudó a crear parte de la mitología de Hellboy. El comiquero también ha colaborado con la que es posiblemente la mejor compañía dedicada a la producción de carteles de cine, Mondo Posters, y su trabajo en el cómic The Marquis le convirtió a finales de los noventa en uno de los nombres más reverenciados por los fans del género: “Definitivamente The Marquises uno de esos trabajos en los que volqué todo lo que quería hacer en el mundo del cómic. Es uno de los tebeos de los que me siento más orgulloso: el hecho de que lo hiciera en solitario también tiene mucho que ver con ello. Fue una auténtica locura”.

Para Pacific rim, Davis no solo diseñó los monstruos (y esta vez no trabajó en solitario; en la película colaboraron otros artistas, como el escultor David Meng), sino que se implicó en varios aspectos de la producción: “Es bastante increíble cuando ves lo que has dibujado en una hoja de papel trasladado a la pantalla grande. Sin embargo, más allá de los monstruos me encandiló crear algo tan pequeño como las mochilas que lucen los soldados o algunos elementos de los robots. Al final metí la nariz en todo. Guillermo es de esos hombres que te pregunta y te implica y al final te dejas llevar por esa inercia y te animas a sugerir más y más”.

La película no ha obtenido el resultado esperado en Estados Unidos (especialmente porque su presupuesto ha superado los 200 millones de euros) aunque las excelentes taquillas en el resto del mundo, y especialmente en China, han compensado el esfuerzo y se habla incluso de una secuela. “Yo lo veo como un filme de aventuras que puede gustarle a todo el mundo y no necesariamente ser reducida a los aficionados más duros. Hablamos mucho con Guillermo de este asunto y creo que cualquier amante del cine puede disfrutar de la película, aunque no haya oído en su vida la palabra kaiju, ni conozca la fructífera tradición japonesa del género. Creo que a veces perdemos un poco la cabeza con las etiquetas, todo debe ser catalogado de algún modo: no me parece que Pacific rim sea solo para fans. En todo caso es una película hecha por un fan… pero ya se sabe, el marketing es complicado”.

En una imagen de 'Pacific rim', un monstruo atraviesa el muro que defiende a Sidney de los ataques extraterrestres.
En una imagen de 'Pacific rim', un monstruo atraviesa el muro que defiende a Sidney de los ataques extraterrestres.

Después de Pacific rim y su cruenta lucha entre monstruos y robots por el dominio de la Tierra, Davis ya está metido de cabeza en otro proyecto, de nuevo con Del Toro: “Estamos ya trabajando en Pinocho.Cuando Guillermo me lo ofreció no tuve que pensármelo demasiado. Me encanta trabajar con él, me encanta su capacidad de trabajo y su entusiasmo. Es algo que entendí cuando colaboramos enLas montañas de la locura [adaptación fracasada de la novela de Lovecraft, una de sus obras maestras, con Tom Cruise como protagonista]: es como una locomotora. ¿Qué pasó con ella? No lo sé, para mí no es un proyecto muerto pero tengo entendido que Guillermo lo ve muy complicado. De todas maneras, estoy muy orgulloso del trabajo que hicimos: algunos de los diseños eran alucinantes. Quizás un día hagamos un libro con ello, aunque la idea de rodarla me parecería mucho mejor”.

Llueve sobre mojado. Del Toro ha adquirido la fama de ser un cineasta conocido por manejar mil proyectos a la vez (de Crimson peak a Frankenstein), y apadrinar otros mil como productor (El origen de los guardianes, Mamá, Los ojos de Julia, El orfanato). Y llevaba cinco años sin rodar tras abandonar El hobbit y Las montañas de la locura.

En contraposición con Del Toro, un hombre que forma parte de un negocio en el que la rentabilidad es fundamental y el trabajo en equipo inevitable, Davis, nómada del cómic, puede permitirse ejercer la crítica del noveno arte: “Los grandes estudios no paran de producir películas de superhéroes y los tipos que dirigen las grandes editoriales quieren que sus artistas produzcan el mismo material. Sin embargo, son dos medios distintos. El problema es que a nadie le gusta enfrentarse a la gallina de los huevos de oro. Yo hace tiempo que me alejé del mainstream y me dedico a proyectos personales, pero entiendo la frustración de colegas que no han podido aguantar más: el cómic se ha convertido en un mundo muy distinto en la última década”.

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