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cámara oculta
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tarifa plana

Los barceloneses cines Girona han dado la campanada al ofrecer abonos para todo el año por solo 30 euros

Los barceloneses cines Girona han dado la campanada al ofrecer abonos para todo el año por sólo 30 euros, la llamada tarifa plana. Treinta euros por ver películas durante todo el año. Lógicamente no solo se han vendido como churros (3.500 abonos en 5 días) sino que en las redes sociales se ha levantado de nuevo un clamor pidiendo que el cine baje sus precios, clamor al que se ha sumado hasta el expresidente de los productores españoles, Pedro Pérez. Cierto es que esta campaña de los cines Girona se ha debido a su necesidad de recaudar fondos para digitalizar los proyectores. Sus propietarios son conscientes de que un precio semejante no puede mantenerse de por vida y convertir sus salas en negocio aunque estas programen fundamentalmente películas independientes, es decir, no los grandes títulos comerciales de Hollywood. Pero el estallido en la red ha sido rotundo. Y continúa.

Por otro lado también existe la tarjeta Puntás con su tarifa plana de 22,50 euros que da derecho a ver cuantas películas se quiera durante un mes en los catalanes cines El Punt. En estas salas sí se programan películas de distribuidoras multinacionales aunque estas sean paradójicamente el tradicional enemigo de la bajada de precios. Por su parte un videoclub de León ha anunciado estos días que por 54 euros al año pueden alquilarse todas sus películas.

En el teatro, donde la crisis también es evidente, comienza a florecer el criterio de la tarifa plana. Así lo ha decidido el Lara de Madrid, que hasta finales de este año permite ver todos los espectáculos teatrales que programe por el precio de una única entrada. Y aún habrá más propuestas en otros sectores con fórmulas de tarifa plana ya existentes en otros países. Es decir, puede haber soluciones para atraer al público, aunque no esté del todo claro que la gente que antes iba haya ido dejando de ir al cine sólo porque las entradas sean caras. No cabe duda de que es asunto de mayor calado. Pero sí, algo parece estar poniéndose en movimiento frente al inmovilismo del Gobierno y su IVA enriquecido, la pasividad ante la piratería y la parsimonia de bastantes distribuidores y exhibidores dispuestos a no mover una ceja aunque el negocio se esté viniendo abajo.

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