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DON LUIS, EL FANTASMA DE GÉNOVA

El día que me hice fantasma. En diferido

El 25 de febrero pasó lo que pasó, a mí me dieron puerta Pero logré que media España se choteara de la bruja

José María Izquierdo
Fernando Vicente (EL PAÍS)

Lo mismo se creen ustedes que esto de hacerse fantasma es sencillo. Y no. Es verdad que hay casos y casos. Ahora ya, con algunos meses en la selecta comunidad fantasma-górica, puedo decir que mi caso ha sido de los más complicados, y así me lo reconocen desde Leandro, el fantasma de La Moncloa, que tanto me ha ayudado, a Juan III, un barbián que ustedes ya saben quién es y si no pueden preguntarle a Luis María Anson.

Que lo fácil es morirse primero y hacerse fantasma después. Pero es que yo me hice fantasma mientras el titular vive. Y además, en diferido. Un logro, que si en este mundo de nebulosa hubiera un Premio Nobel de Física lo mismo me lo llevaba. Por cierto, que dan una pasta. Cojo yo ese kilo de euros, los pongo a plazo en unas cuentas que tengo yo… Bueno, que les estaba contando lo de mi transformación. Es que son tantos años arañando euracos...

A ver cómo se lo cuento a ustedes para que lo entiendan, que fue como una película de Tim Burton, que me dijo el fantasma de un tal Luis Buñuel, que es un ogro que anda por aquí, por la fantasmagoría, pero que sabe un montón de cine. La cosa fue la siguiente: estaba yo incrustado en mi despacho de Génova como un señor, pero lo que se dice un señor, señor. Es más, señor, señor, señor. Vamos, como el marajá de Kapurthala, en antiguo, o en más moderno, como un emir de Catar. Champán y rosas. Ya les iré contando, ya…

Pues en esas que estábamos cuando de pronto el día se hace noche y a ese señor que no conozco de nada, un tal Corredor, o Corredera, o Correón, o Correíta, o Correa, yo qué sé, empiezan a buscarle las vueltas con comisiones y vulgaridades similares y mi nombre, no me digan cómo pudo ocurrir, que aparece en unos papeles. Que si, que si Bárcenas, que si Luis el Cabrón, ya ven, cómo iba a ser yo ese, un santo que soy, que me dice mi Rosalía… Así que para hacerles corto el cuento, esta bruja que tenemos por aquí empieza a buscarme las vueltas, y veo que uno me mira raro y el otro me huye cuando me ve en el ascensor, y me digo, tate, van a por ti, Luis. Pero yo me aplasto contra la silla del despacho, le digo a Mariano que lo mío no es nada, que todo es mentira, y va y me dice, oye, Luis, tú tranquilo, que ponerse nervioso acorta la vida, tú a lo tuyo, me dice, que sí, que yo a lo mío, aguanto unos meses como un jabato, todo es mentira, digo, grito, proclamo, pero al final me dieron la patada. O sea, Mariano.

El 25 de febrero pasó lo que pasó, a mí me dieron puerta, pero logré que media España se choteara de la bruja

Y entonces, el 25 de febrero de 2013, pasó lo que pasó, que a mí me dieron puerta, pero logré que media España se choteara de la bruja. Bueno, de una de las brujas, seamos justos, que esto es Zugarramurdi, y me quedo corto. Fue ese horrendo día cuando entendí que Luis Bárcenas Gutiérrez, amo y señor de las cuentas del partido que gobierna España, recaudador mayor y distribuidor privilegiado de sueldos, sobresueldos y sobrecillos, debía emprender una nueva vida más próxima a la del doctor Richard Kimble, el de El fugitivo, que a la del señor de Chamonix, tal cual era hasta el momento.

Pero soy hombre recio y resistí como pude. De mi despacho no me arranca nadie, me dije, y me quedé por aquí convertido en fantasma. Balbuceó la malhadada: “Vamos a ver, eh, la indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido, y como fue una indemnización en defini… en diferido… en forma…”, y un brazo desaparecía; “efectivamente de simulación de… simulación o de lo que hubiera sido el diferido en partes de una p… de lo que antes era una retribución”, y otro brazo y un cacho de pierna, y fue seguir a trompicones con aquello de “Tenía que tener la retención a la Seguridad Social, es que si no hubiera sido… ahora se habla mucho de pagos que no tienen retención en la Seguridad Social, ¿verdad?, pues aquí se se quiso se quiso hacer como hay que hacerlo es decir con la retención a la Seguridad Social y mire usted yo le voy a decir algo bien claro si hubiera habido algo que ocultar, si hubiera habido algo que ocultar”, y notar como esta cabeza de prócer romano, engominado superior y cuidados rizos posteriores pasaba a la nebulosa etérea, a la espera de poder completar el cuerpo que enseguida llegó: “Es más, gobernando en España el Partido Socialista y por lo tanto teniendo acceso absolutamente a toda la documentación oficial… pues no se habría hecho un pago en diferido de una indemnización en forma de retribución o se habría hecho ese pago también dándole la forma en su parte de cotizaciones sociales”. Y zas, fantasma completo en Génova, mientras don Luis se pasea de su domicilio a la Audiencia con ese distinguido estilo que nos caracteriza.

Porque yo seré fantasma, pero un fantasma bien plantado. Lo peor es que me transformé con el abrigo Chesterfield puesto. A ver cómo me las apaño ahora que llega el verano, que tengo que comprobar si un espíritu, aunque sea un Bárcenas, puede cambiarse de ropa…

Quizá un polo Lacoste…

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