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ESTRENO

“¡Yo solo esto no lo hago ni loco!”

Andreu Buenafuente y Berto Romero estrenan hoy en la SER 'Nadie sabe nada', un programa de improvisación pura para los domingos de verano

Andreu Buenafuente y Berto Romero en el estudio de grabación de 'Nadie sabe nada'
Andreu Buenafuente y Berto Romero en el estudio de grabación de 'Nadie sabe nada'Gianluca Battista

A partir de hoy (20.00) y cada domingo de verano (19.00), Andreu Buenafuente (Reus, 1965) y Berto Romero (Cardona, 1974) se enfrentan sin red a los micrófonos de la SER: su nuevo programa, Nadie sabe nada, es una hora de improvisación pura, con las preguntas de los oyentes como único sostén. Antes del estreno, EL PAÍS propone un juego a Buenafuente y Berto: una entrevista en la que la mayoría de preguntas han sido realizadas a otros entrevistados de diversa índole. Que sea lo que Buenafuente y Berto quieran.

Pregunta. ¿En qué se diferencia su plan del que llevaron a cabo entre 2008 y 2012?

Buenafuente. Cada día íbamos a la TV y ahora nos vemos muy poco. Ahora no hay plan.

Berto. Mi plan era hacer un programa en solitario ,y fracasó estrepitosamente. Este es mucho mejor.

Buenafuente. Para fracasar en radio lo tienes que hacer muy mal

P. ¿Temen aún los resultados de audiencia?

Buenafuente. Aunque digas que no cuentes con ellos, es la espada que sale por las mañanas.

Berto. Es la típica cosa que si no te preocupa antes te preocupa después.

P. ¿En radio es lo mismo?

Buenafuente. Tienes más tranquilidad. Bueno, se ponen nerviosos por el EGM

Berto. Es como si todas las hostias vinieran una vez al año.

Buenafuente: “Articular tu tonteria es un ejercicio de libertad”

Buenafuente. Cuando yo empecé en Barcelona hacía un programa de 12 a 2, después de Iñaki [Gabilondo]. El primer resultado del EGM fue de cero oyentes

P. ¿Qué queda de aquel chaval que llegó a Barcelona?

Buenafuente. El chaval enamorado de contar tonterías sigue aquí dentro. Ahora sale todo mucho más fácil…también el colega aquí me lo pone fácil

Berto. Lo mío fue una flor muy tardía. Del chaval que vino a Barcelona, durante diez años, no se podía aprovechar para nada.

Buenafuente. Luego saliste bien, se maceró bien.

Berto. Me tomo las cosas con la misma ilusión.

P. ¿Os sentís lo suficientemente independientes?

Buenafuente. La independencia profesional nunca existe, estás a las órdenes de un grupo. Al final solo hay una independencia artística, pero también ese está amenazado, forma parte del juego.

Berto. El arte está en poder llevarte ese pago a tu terreno.

Berto: “La vida va en serio, pero hay que tomársela en broma”

P. ¿En un programa de improvisación os sentís más libres?

Buenafuente. Es un sueño. Articular tu propia tontería es un ejercicio de libertad brutal.

Berto. Aquí tienes sensación de vértigo. Es un ejercicio de riesgo, por eso lo hago con él. Yo solo esto no lo hago ni loco.

P. ¿Complicidad, capacidad profesional?

Buenafuente. La complicidad es básica. Si dices tus tonterías en seco pareces un cretino. Pero cuando se juntan dos cretinos puede ser divertido. Es muy difícil. Hay gente que quiere un guión.

Berto. ¡Yo soy de esa gente!

Buenafuente. He arrastrado a Berto al lado oscuro de la improvisación. Los primeros programas me salía de guión y le veía la mirada de pánico.

Berto. Me dio una semana de cortesía, a la segunda ya me dejó en pelotas.

Buenafuente. Hasta que descubrió que saliendo de madre podríamos ir a territorios muy divertidos. Y ahí está la semilla del programa de ahora.

P. ¿Cómo podéis usar el humor en esta especie de depresión colectiva que inunda el país?

Buenafuente. Supervivencia y oficio. Es algo mágico, levantarte por la mañana, poner la radio, escuchar el ruido de fondo y venir aquí y reirnos...sorprende.

Berto. Yo empecé a hacer televisión con la entrada de la crisis. No conozco otro momento

Buenafuente. ¡Úsalo! Pon: Berto Romero, artista de la gran depresión

Berto. Para mí sigue siendo la normalidad hacer humor en una situación de despelote total.

Buenafuente. Vives en una dinámica de fabricación de felicidad, es muy agradable. Es como los cocineros, que siempre están contentos,

Berto. Estamos programados para hacer humor.

P. ¿Lo usaréis como arma contra la política?

Buenafuente. No vamos pegados a la actualidad, nos quitamos esta obligación. Quizás hacia falta reírnos de otras cosas. Estamos notando un feedback muy bonito, que es la gasolina del artista.

P. Decía Jaime Gil de Biedma "que la vida iba en serio".

Buenafuente. Te diré otra que me dijo una mujer el otro día: 'La vida sin humor no tiene gracia'. Es sencilla, pero tiene carga

Berto. La vida va en serio, pero hay que tomársela en broma. Es la única manera de soportarla

Buenafuente. ¿Cómo puede ser que Esperanza Aguirre sea pariente de Gil de Biedma? Pero no lo vamos a desarrollar aquí...

P. A Pepe Reina se le ningunea por simpático. ¿Se os toma en serio a vosotros?

Buenafuente. Nunca lo sabes. Decía Buster Keaton que el problema de Charles Chaplin, que era el mejor, vino cuando creyó que era un intelectual. Al final somos cómicos, tampoco tenemos grandes tesis de la vida, las deberían tener otros.

Berto. A mí me interpretan siempre con el tono cambiado. Tiendo a pensar que el problema es de los demás, pero eso es la manera de funcionar de todo un psicópata

P. Habéis respondido a preguntas hechas para, entre otros, el presidente del Instituto de Obras Religiosas del Vaticano, a Miguel Poveda, a Sergio Ramos…¿a quién invitaríais a improvisar?

Buenafuente. Siento una gran inquietud por saber cosas del Vaticano que nunca sabremos

Berto. En general no es un colectivo que destaque por su sentido del humor, pero entre ellos debe haber alguno con mucho sentido del humor y mucha ironía. Con ese quiero tomarme yo un día una copa

Buenafuente. Claro, y no te desengañes, al final el Vaticano son unos amigotes encerrados en un sitio muy grande.

Berto. ¿Sabes lo más bonito de lo que has dicho? 'No te desengañes'. Porque no es que no te engañes. Es: 'No te desengañes'. Le da una dimensión a la frase que ni sueñas con haberlo pensado.

Buenafuente. (Ríe) Es un consejo que te doy, cógelo par siempre: tu no te desengañes nunca.

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