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El Tomás Moro de Shakespeare llega con siglos de retraso

García May y Tamzin Townsend estrenan en Almagro esta obra desconocida en España sobre el fascinante humanista

Un ensayo de la obra de Shakespeare 'Tomás Moro, una utopía'.
Un ensayo de la obra de Shakespeare 'Tomás Moro, una utopía'.

Es uno de esos grandes acontecimientos teatrales que quizá emocionan más a expertos y especialistas que al público medio. Pero lo cierto es que en España hay una obra de Shakespeare por estrenar: Tomás Moro, basada en el humanista y escritor británico. Obra también muy desconocida en Inglaterra, aunque allí sir Thomas More, sí es un personaje histórico popular y conocido.

Tomás Moro, una utopía, nombre de esta versión del dramaturgo Ignacio García May con dirección de Tamzin Townsend, es un drama con prólogo y tres partes que transcurre durante el reinado de Enrique VIII en Inglaterra. Esta pieza, cuyo título recoge el nombre de la obra más conocida de Moro, que también fue poeta y juez, Utopía, se desarrolla de manera circular; comienza y termina en el mismo y trágico momento: las horas previas a la ejecución de Tomás Moro en La Torre el 6 de julio de 1535, y mientras se realiza un recorrido retrospectivo por los instantes más importantes de la vida de este pensador, teólogo, político y profesor de leyes.

El montaje es una coproducción llevada a cabo entre la Fundación Unir (Universidad Internacional de La Rioja) y el festival de Almagro, donde inicia su andadura del 5 al 7 de julio, para después viajar a Navarra, Cáceres, Valladolid, Sevilla, Soria, Logroño y Madrid, entre otras ciudades.

El texto de Shakespeare, en el que también intervinieron otros autores isabelinos, como Anthony Munday, Herny Chettle, Thomas Dekker y Tomas Heywood, se localizó en Inglaterra en 1844 y sólo se consideró oficialmente del bardo inglés, cuando la Royal Shakespeare Company aceptó ‘oficialmente’ esta pieza y la puso en pie en 2004, ya que antes se veía en ámbitos universitarios, con algún montaje más destacado en la década de los años cincuenta y otro en Nottingham, en los sesenta, protagonizado por Ian McKellen.

García May, autor de numerosas obras de teatro representadas no sólo en España, deja claro que el motivo de que no se hubiera montado antes Tomás Moro se debe a que en su momento lo prohibió el Master of the Revels, el equivalente a lo que en España conocemos como el censor, y posteriormente la obra quedó arrinconada en virtud de que su autoría no estaba del todo clara: “Temo que a los expertos les ponen un poco nerviosos esos textos que no pueden atribuirse con claridad a alguien...” dice García May piensa que este texto formaría parte de lo que entonces se llamaban Historias: “Un poco en la línea del Ricardo III o el Enrique VIII. Ahora, si es cierto, como defienden hoy muchos historiadores, que Shakespeare era criptocatólico, la obra cobraría un interés especial porque sería el testimonio de sus creencias”.

El montaje cuenta con un reparto de once actores, encabezado por José Luis Patiño, en el papel de Tomás Moro y por Richard Collins Moore, una suerte de narrador o historiador inglés, que a modo de coro shakespeariano reflexiona sobre lo que acontece en el escenario y sitúa momentos históricos o ficticios. Un personaje que incluso asume fragmentos de textos de algunos de los 60 personajes con los que cuenta esta obra.

“En la pieza hay momentos abiertamente cómicos y otros muy dramáticos y era preciso pasar de unos a otros de forma fluida, sin sobresaltos de manera que se han eliminado algunas escenas y cambiado otras de sitio”, comenta el autor de la versión que tiene claro que esta obra no pretende ser un retrato del Moro histórico, sino del Moro mítico: “Del hombre dispuesto a morir por sus ideas, una disposición que nos resulta particularmente conmovedora en una época como la actual en que las conciencias se compran y se venden con tanta facilidad”.

Townsend, conocida en el teatro español por dirigir algunos de los éxitos teatrales de los últimos años, como El método Grönholm, de Jordi Galcerán o Un Dios Salvaje, de Yasmina Reza, sostiene que la obra retrata un momento tremendo y crítico, cuando de repente, todo lo que creía y veneraba un país, se ve en peligro. “El poder de un Rey contra el poder de la Iglesia. Inglaterra, la isla, contra Roma”.

Tanto la directora como Patiño destacan el gran sentido del humor de Moro, que se ha reflejado en esta propuesta en la que Tomás Moro se cruzará con una serie de personajes históricos como Erasmo de Rotterdam, o el Obispo de Rochester, John Fisher, que fue sentenciado antes que él por su firmeza ante las imposiciones de su rey. Estos encuentros pondrán de manifiesto su elevada categoría intelectual y moral, cualidades que le llevaron a ser ejecutado acusado de traición se negaba a aceptar el cisma religioso que proponía Enrique VIII, lo que le valió que la iglesia católica le beatificara en 1886 y le canonizara en 1935.

Directora y dramaturgo dejan claro que nunca han querido hacer un montaje arqueológico ni intelectual, dirigido a especialistas, sino conseguir que esta obra, tan lejana a nosotros, ya que Tomás Moro es un personaje relativamente popular en la cultura inglesa, pero no aquí, resultara emocionante y significativa para los espectadores de hoy y que el público, supiera o no quién fue Moro, salga hablando de lo que la obra significa.

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