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Efímera capital mundial del arte

Basilea se convierte en epicentro del mercado con el arranque de la feria Art Basel La ciudad acoge además exposiciones de Picasso, Cattelan y McQueen

Un visitante contempla un obra en la feria de arte Art Basel, en Basilea (Suiza).
Un visitante contempla un obra en la feria de arte Art Basel, en Basilea (Suiza).F. Coffrini

Cuando Sergio Ermiotti, CEO del todopoderoso banco suizo UBS, se digna presentar un acto de cariz cultural, uno tiene meridianamente claro que se encuentra en Art Basel. Y es que solo la feria de arte que concita en torno suyo todos los superlativos imaginables puede atraer al rey de los banqueros, convocar todo un circo en forma de conferencia de prensa ante más de 250 periodistas llegados de los cinco continentes y presentar su nueva piel: un edificio concebido por los arquitectos-estrella locales, Herzog & De Meuron.

 La nueva obra de los hijos predilectos de la ciudad renana es lo primero que llama la atención al visitante en esta nueva edición de la cita fundada por el legendario coleccionista Ernest Beyeler hace 44 años. La estructura que atraviesa la Messeplatz dejando lugar un gran tragaluz es uno de los grandes temas de conversación en el arranque de la feria. Aunque no precisamente por la unanimidad del veredicto: hay juicios al respecto para todos los gustos.

“Esta construcción es parte de la máquina corporativa de Art Basel. Es una estructura algo exagerada para lo que es esta ciudad; pero visualmente funciona”, valora un diseñador británico que no desea dar su nombre. Poca gente en Basilea está dispuesta a criticar algo del evento que lleva el nombre de la ciudad suiza a los cuatro puntos cardinales.

Tan es así que hace apenas tres semanas Art Basel daba por terminada su flamante cita de Hong Kong, cerrando el círculo que convierte la feria suiza en una franquicia transcontinental con sedes en América (Miami Beach), Asia y Europa. “Aunque a ojos de muchos amantes del arte la auténtica gran cita del arte internacional sigue estando aquí, en Basilea”, comentó Marc Spiegler, codirector de la feria.

El nuevo edificio de Herzog & De Meuron es la estrella de la feria

Desde el lunes, Basilea presenta una oferta de creación moderna y contemporánea que la convierte en el mejor museo efímero del planeta. A ello se suman ferias paralelas como Miami Design, Liste o el Volta Show, que presentan propuestas más arriesgadas. Si a toda esta oferta le agregamos el ya tradicional Art Parcours, que este año presenta 17 obras de gran formato en el espacio público del barrio de Klingental; la antología de Steve McQueen en el grandioso Schaulager, la retrospectiva Maurizio Cattelan en la Fundación Beyeler o la apabullante muestra de picassos propiedad de colecciones privadas de Basilea presentada en el Kunstmuseum, hay elementos suficientes para sufrir una indigestión creativa en toda regla.

Basilea parece ser también estos días la capital mundial del dinero o, al menos, la mayor concentración de millonarios por metro cuadrado. Entre todas las calebridades destaca un escurridizo Leonardo Di Caprio, cuya visita fue ayer la comidilla en los salones VIP. Y es que el martes, en Art Basel, se llama First Choice, un día solo accesible a coleccionistas e invitados en el que —aseguran los expertos— se vende la mayoría de las obras presentadas por las galerías. Los mortales tendrán acceso a Art Basel a partir de este jueves y hasta el domingo.

Pero como es habitual cada año, la sección que se lleva el gato al agua es Art Unlimited, la inmensa nave que presenta las obras de gran formato, imposibles de exhibir en espacios convencionales. En esta edición, curada por Gianni Jetzer, se proponen al visitante 79 piezas. “Un récord histórico”, en palabras de Marc Spiegler, quien recordó que Art Basel se da el lujo de rechazar cada año a “unas 700 galerías internacionales”, lo que da la medida de la dificultad de participar en la gran cita del mercado planetario del arte.

Los organizadores dicen “no” cada año a 700 galerías de todo el mundo

El visitante que llega al inmenso espacio de Art Unlimited es recibido por un sudado corredor que da vueltas a la nave. Es una de las performances marca de la casa, a la que se suma Strangers: dos mujeres que sostienen una guirnalda, obra de la argentina Amalia Pica. “Son dos personas que nunca se han hablado y que deben mantener esta posición durante cuatro horas”, explica Gianni Jetzer, director del Swiss Institute de Nueva York. El comisario de Art Unlimited propone su propia selección de obras, entre las que destaca mucho arte asiático. De hecho, la presencia de chinos, japoneses, indios y coreanos es abrumadora en los pasillos de la fecha, síntoma claro para quien quiera comprender dónde está el dinero en nuestros días.

Jetzer destaca una obra del chino He An llamada Shuttle (2013), en la que una especie de cohete espacial envía una luz cegadora al visitante. “Es una obra que recuerda la brutalidad de la luz en las ciudades chinas”, comenta. Otras piezas incluyen Fairytale, ladies dormitory, de Ai Wei Wei; una fantasmagórica habitación en barro propuesta por Chen Zhen (Purification Room), la inmensa instalación textil que recuerda una garganta de Piotr Uklanski (Untitled Open Wide) o el inmenso mural negro y amarillo de Matt Mullian Two into three become three. “Mi concepto es el de proponer al visitante un palimpsesto del arte contemporáneo”, analiza Jetzer, quien afirma no buscar relaciones entre las obras, sino contrastes. “No me interesa la coherencia, pues nos debilita”, afirma categórico.

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